EFECTOS DEL TABAQUISMO DE ACUERDO CON LAS MÁS RECIENTES INVESTIGACIONES En la medida en que la tecnología posibilitó el estudio de las estructuras más ignotas –hasta ese momento– de las células, la actividad genética y el intrincado juego de enzimas y proteínas que alberga el organismo, los efectos del tabaco, con toda una gama de alteraciones inadvertidas aunque muchas veces sospechadas, fueron puestas en evidencia. Los cambios que produce en el aparato vascular estaban caracterizados desde hacía muchos años por un ligero aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca. Las arterias coronarias estaban expuestas a ver comprometida su vasodilatación, dependiente del endotelio y, por ende, a la reducción del diámetro luminal. Ahora se sabe que el tabaquismo aumenta el nivel del fibrinógeno circulante con efectos protrombóticos, activa a las plaquetas sanguíneas y altera la secreción de ATP y su inhibidor, que se combinan para reducir la actividad fibrinolítica. De este modo, el fumador está provocando sobre su organismo, un efecto contrario al buscado cuando el individuo ingiere bajas dosis de aspirina: inhibir ligeramente la actividad plaquetaria. Debido a que el aumento del fibrinógeno circulante es un proceso general en la senectud, los senescentes fumadores están más expuestos.
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