INTRODUCCIÓN ¡Bendito seas tabaco, que llegas, en una vida cada día más vertiginosa, a traernos un poco de aflojamiento de perezoso goce! (Leoplán Nº 126 - 8/11/1939) “Vicio, placer o entretenimiento, el acto de fumar ofrece al hombre elegante la ocasión de definir su personalidad [...] En esta época, el caballero debería estar siempre pronto para ofrecer a su dama un cigarrillo en una elegante cigarrera y darle fuego con un encendedor” (De la publicación citada en el epígrafe). El Dr. Pablo Saves, en una nota calificada de “científica” y titulada: “Podemos fumar sin peligro”, dijo lo siguiente: “Algunos experimentadores, en particular el Profesor Sampry, han demostrado que fumando un promedio de diez cigarrillos por día, el efecto de la nicotina sería el de favorecer la circulación de la sangre del corazón”. Agregando: “Se necesita un organismo especial, predispuesto, para resentirse al fumar cinco o diez cigarrillos por día [...] A las personas normales, que experimentan un verdadero placer fumando una pipa o un habano, ¡sería bien cruel prohibirles que lo hicieran en nombre de la higiene! A mi me agrada meditar como si soñase un poco, fumando, después de la comida”. Finalizó este artículo seudo científico, citando al gran fisiólogo Carlos Richet, quien “en su bello libro L’homme impuissant (El hombre impotente), confiesa que el no puede dejar de fumar. Yo no creo 17