CON UN TIZÓN EN LA MANO Las barreras geográficas, en este caso, los grandes océanos, aislaron a los continentes y dieron motivo a que la fauna y la flora tuvieran características particulares en cada uno de ellos. Un sólido ejemplo, que tuvo enorme influencia en la alimentación primigenia del hombre, fueron los tipos de cereales que se desarrollaron en cada región: trigo, centeno y cebada en Europa y Medio Oriente; maíz y quina en América; arroz en Asia y mijo en la India, así como sorgo en África. La civilización occidental basó su alimentación en el cultivo del trigo; mucho antes, cuando las tribus eran del tipo de cazadores recolectores, el hombre saciaba su hambre en el invierno con harina de bellotas; mucho después, las hambrunas del siglo XVII se paliaban con la papa, el tubérculo de una planta originaria de América. Del continente americano es el tabaco, tal vez el vegetal cuyo particular uso fue más dañino para el hombre y el que más rápidamente se extendió por el mundo entero. Recordemos que, en un principio, se consideró tóxica a la papa debido a que en sus brotes contiene papaína, un glucósido que, efectivamente, es tóxico. Con el tabaco, aparentemente, no sucedió nada similar. A una larga historia americana, el tabaco contrapone una breve historia euroasiática que se inicia con el descubrimiento de América, a fines del siglo XV. Cristóbal Colón y los tripulantes que lo acompañaban 21