NIÑOS FUMADORES La carátula del libro es suficientemente expresiva como para abundar en detalles pero, cuesta creer que alguien pueda utilizar a una criatura para incitar al vicio y al erotismo. Sabemos de pasiones lindantes con la pedofilia (al autor de Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll, se le atribuyeron inclinaciones perversas en su trabajo y en sus fotografías), la mayoría de los amantes de la literatura y el cine han tenido oportunidad de leer o ver la película basada en la novela del autor ruso Nabokov: Lolita. La historia de abusos sexuales o directamente, pornografía infantil distribuida generosamente en folletos, libros e incluso Internet, son una clara muestra del grado de perversión y decadencia de un importante sector de la sociedad. La impunidad con que se manejan estos siniestros personajes que se enriquecen a costa del empobrecimiento moral de seres inocentes, sorprende. Se ha intentado impedir la difusión de este enfermizo material, pero no se ha tenido éxito hasta la fecha. A esto debemos sumar la estimulación al vicio de fumar que las tabacaleras publicitaron a fines del siglo XIX y principios del XX. El afán expansivo de las empresas productoras de tabaco, para mostrar imágenes de niños disfrutando del acto de fumar, es sencillamente aberrante. Para completar este cuadro deprimente, los
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