en el acuerdo de Múnich. Por ello, los anarquistas sentenciaron que las democracias prefirieron vergonzosamente entregarse atadas al fascismo.487
El sofocamiento de la Revolución española no debía achacarse a una conjuración maquiavélica elaborada traidoramente por la política de la burguesía española o por los políticos aburguesados de la izquierda. La causa de la caída radicó en la enorme ofensiva internacional, militar y diplomática, del fascismo. Tan visible como el apoyo de Alemania e Italia aportando dinero, material y hombres a los facciosos, pero también el menos visible como la diplomacia inglesa y francesa, tolerantes de esa aventura conquistadora.
Solidaridad
El estallido social en España, iniciado en respuesta a la sublevación fascista, fue patrocinado en gran medida por los elementos anarquistas nucleados en torno al sector confederal. El pueblo en armas colmó de bríos y esperanzas al proletariado de izquierdas del orbe e hizo creer en la pronta concreción de la tan ansiada acracia. A la par de loar y desear lo mejor a los españoles, los anarquistas se dieron a la tarea de criticar severamente a las democracias como Francia e Inglaterra, en particular a la primera, encabezada por Léon Blum socialista padre del comité de no intervención y arribado al poder gracias al tan mentido frente popular; cuando las potencias fascistas preparaban, ya pactado con las derechas españolas desde 1934, el golpe a la España republicana.
Las arengas anarquistas contra las democracias se hicieron extensivas a la patria del proletariado por no actuar de inmediato en defensa de un gobierno afín, además de proporcionar su ayuda a condición de obtener beneficios para sus testaferros españoles, a pesar de ello en ciertos momentos los libertarios aplaudieron y agradecieron la solidaridad soviética. Mas, sólo una nación les valió siempre su agradecimiento: México. Continuos halagos recibieron de México y su presidente, Lázaro Cárdenas. Gracias a que las instituciones mexicanas repudiaron el levantamiento militar y abogaron por la república ante la sociedad de naciones, dieron su ayuda al gobierno legal y democráticamente constituido. 487
“Las democracias en su papel”, La Obra, núm. 24, Buenos Aires, diciembre de 1938. 242