3.4 En la antesala del peronismo
Desde mediados de 1937 la posición de La Protesta respecto al especifismo se fue modificando, aunque no lo aceptara explícitamente. Este viraje discursivo y práctico se denota al momento en que el viejo impreso ácrata se mostró proclive a la unidad entre los anarquistas sin que ello implicará fundir las distintas modalidades libertarias en una sola. Advirtió, no obstante, que dichas sugerencias no debían ser consideradas atrevidas ni tildadas de heréticas. Se debía reflexionar, en todo caso, en la necesidad del anarquismo de reconquistar su beligerancia y su ascendiente entre el pueblo trabajador, con esa finalidad invocó a la unidad moral, no a la unidad orgánica, la cual era percibida como una unidad ficticia y autoritaria.520
Bajo ese hilo argumentativo La Protesta procedió a conceptualizar qué entendía tanto por unidad moral como por unidad orgánica. Partiendo del hecho reiterativo de la necesidad de la cohesión ácrata en aras de no desaparecer como movimiento de orientación social ni quedar inhabilitado para responder a los retos presentados por la hecatombe mundial, ante la debacle del socialismo de Estado y frente a la gran crisis de valores existente, La Protesta apeló a reafirmar la necesidad de una comprensión y unidad entre los anarquistas, esta no radicaba, para ellos, en la creación de más organismos o en refundir en un mismo crisol los diferentes matices o modalidades que caracterizan al anarquismo. Consideraban que esas expresiones, como la FACA, no conducían a ninguna parte, depositaban su fe y creencia en lo
Que puede denominarse una verdadera unidad moral, fuerza que tiene la virtud de mantenernos unidos por lazos de amistad que derivan de una perfecta y mutua comprensión de mucha tolerancia y respeto, de una mayor inteligencia entre los distintos grupos y camaradas sin que ello, naturalmente, obligue a renunciar a la propia personalidad, individual o colectiva, la unidad que creemos puede ser efectiva con tan sólo un poco de buena voluntad y comprensión, si somos capaces de lograrla, podemos afirmar que habremos dado un buen paso adelante, si por el contrario, no tenemos la suficiente fuerza de voluntad para llegar a ella renunciamos a pensar cuál será la suerte que nos espera.521
520
“Una firme cohesión de las fuerzas…”, La Protesta, núm. 7896, Buenos Aires, septiembre de 1940.
521
“Por qué reclamamos la unidad…”, La Protesta, núm. 7898, Buenos Aires, noviembre de 1940. 258