SEMANA SANTA OSUNA 2019
Jesús Nazareno de Osuna en la pintura de Juan Rodríguez Jaldón
C
on motivo del cincuentenario del fallecimiento del pintor ursaonés Juan Rodríguez Jaldón, el Museo de Osuna organizó, durante el mes de noviembre de 2018, una exposición con pinturas inéditas pertenecientes a colecciones privadas. Junto a diversos retratos y a sus reconocibles alegres campesinas de raigambre costumbrista, llamaba la atención una poderosa obra, de gran formato, de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Se hallaba Osuna en 1940, como el resto de España, iniciando una década penosa por la miseria y la represión tras el fin de la guerra civil. El 22 de julio de 1936, las fuerzas militares sublevadas contra la II República lograron el control de Sevilla. Una columna mandada por el teniente coronel Castejón salió en dirección al este y, en una serie de incursiones, sus fuerzas lograron conquistar Alcalá de Guadaira, La Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera, Écija, Osuna, Estepa y La Roda de Andalucía. Eugenia Borrego Rodríguez, telefonista de Aguadulce, avisó
El pintor Juan Rodríguez Jaldón
del paso de un tren con fuerzas republicanas, procedente de La Roda de Andalucía, lo que permitió a los sublevados preparar la defensa volando las vías férreas. La circunstancia de que Osuna fuera rápidamente controlada y consolidada por los militares sublevados contribuyó a su adecuación, antes del final de la contienda, al régimen dictatorial que se acabó imponiendo.
La celebración de la Semana Santa en nuestro pueblo dependió de la evolución de la guerra, lo que determinó la mayor o menor brillantez de la misma. En marzo de 1937, con el frente a menos de cien kilómetros y el temor a los ataques aéreos, las actas capitulares del Ayuntamiento dejaron constancia de que hubo algún acto litúrgico, pero se deduce que no salieron las procesiones. En la primavera de 1938, el Ayuntamiento acuerda “subvencionar el culto propio de la Semana Mayor en la antigua Colegiata”. La Semana Santa de 1939, que coincide con el final de la guerra, sí hay constancia de que las hermandades realizaron su estación de penitencia: “los Señores que componen la Comisión Gestora (…) concurran a las funciones religiosas de ritual y se distribuya entre ellos la concurrencia a las Cofradías que deben acompañar”1. Afortunadamente, en Osuna no se hubo de lamentar la destrucción y pérdida de su patrimonio religioso, por lo que sus hermandades no se vieron obligadas a reponer sus esculturas ni sus enseres. Sin embargo, en estos “años del hambre” que fue la década de los cuarenta del siglo XX, la ruina económica dificultaría el hacer frente a los gastos de nuestras hermandades. A la vez, el entierro de los hermanos seguía siendo una función social importante, a lo que se destinarían una buena partida de las cuentas. En este contexto, se encontraría la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuándo en 1939 comienza a gestar la rifa de un cuadro. No era la primera vez que los hermanos de Jesús la realizaban, ya que era una manera de financiación que completaba a las cuotas, la mesa petitoria en los cultos internos o al pedidor durante la estación de penitencia. Desde la segunda mitad del siglo XIX existe diversa documentación sobre dichas rifas, por ejemplo, en 1878 se rifó un macho cabrío, donado por don Francisco J. Tamayo, para continuar con el pago a don Luis García por el trono estrenado dos años antes2.
1.- ESPUNY RODRÍGUEZ, Víctor: “Semana Santa en la Historia”, en Semana Santa Osuna 2005. Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Osuna, 2005, pp. 24-27. 2.- MORÓN CARMONA, Antonio: “La renovación estética de la Hermandad de Jesús Nazareno de Osuna en el último tercio del siglo XIX”, en Actas del XVI Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su provincia, Sevilla, 2015, pp.175-192.
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