CONSIGNA, CONSIGNADOS, CONTRADICCIÓN, CAMINO
Consigna Reiteradamente, sobre todo a partir del pasado mes de diciembre, el gobierno ha insistido en que la consigna nacional de ahora debe ser: producir. El Jefe del Gobierno no ha temido repetirse insistiendo en todos sus últimos discursos en esa consigna. En avisos desplegados de origen oficial, se ha expresado el mismo tema sino con grande fortuna, sí con notoria insistencia. Todo ello es ciertamente laudable. Producir, producir, debió haber sido siempre el punto primer y capital de una orden del día para la Nación. Debe serlo por supuesto, con urgencia especial, en ocasión tan grave como ésta. Pero –hay un pero que de ninguna manera es oposición– ¿Era necesario la consigna?¿Para quién es? No seguramente para la Nación, para la inmensa mayoría de quienes la forman y han estado y están no sólo dispuestos sino ansiosos de poder trabajar. no seguramente para esa mayoría inmensa que por fortuna sabe y práctica los viejos principios que hacen del trabajo el primer elemento de salvación. La consigna gubernamental pues, por lo que a la Nación se refiere, resulta por lo menos innecesaria. * Revista La Nación. Año I No. 29, 2 de mayo de 1942. Pág. 3. Firmado como Manuel Castillo.
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