UN PUEBLO DEL INTERIOR, MISERIA, ¿POR QUÉ?, TRIUNFO EN EL TEPEYAC, FRENTE POPULISMO, LA VERDAD
Un pueblo del interior Es como tantos otros, como casi todos los pueblos del interior, especialmente del Bajío. La parroquia –cal y canto– con su atrio prolongado en la placita con kiosko central. En torno de la parroquia, las casas bajas y modestas. Los servicios públicos reducidos al mínimo; la vida increíblemente lenta y ahora, por fortuna, apacible; libre, después de años, del terror y de la vergüenza de un pistolerismo degradado impuesto por las autoridades. Un pueblo mejor dotado, quizá, que la gran mayoría de los pueblos del interior, porque además del río con aguas permanentes, tiene un inmenso caudal de aguas subterráneas que brotan en numerosísimos manantiales. Sabinos, sauces, doran y enrojecen su hermoso paisaje de invierno. Ricas tierras de acarreo colman el valle a los lados del río. Dos presas, construidas hace cuarenta años, almacenan y regulan las aguas de éste para alimentar la caída que mueve las turbinas de una planta hidroeléctrica. A una hora de Querétaro por carreta, y a cuatro de México a pesar de la larga desviación que hay que seguir para entroncar en Ixmiquilpan con la carrera a Laredo. Aguas termales deliciosas para un balneario. Próxima a la sierra * Revista La Nación. Año III No. 117, 8 de enero de 1944. Págs. 12, 27. Firmado como Manuel Castillo.
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