LA CIUDAD, DEMOCRACIA PERMANENTE, D.F., EXCEPCIÓN, ROJO
La Ciudad Los revolucionarios de 1910, y el pueblo de México realmente con ellos, lucharon por el Municipio. Ellos, los revolucionarios de entonces y el pueblo de entonces y de ahora, tu vieron una visión limpia y completa de México. Limpia de ideología facciosa y mezquina; completa en cuanto se refirió a lo esencial, a lo que determina o condiciona todos los demás aspectos económicos, políticos o sociales de la vida colectiva: a la auténtica participación del pueblo en los asuntos de la comunidad. Por eso pensaron, con plena razón, que en la forma política primaria, el Municipio, es donde debe ante todo buscarse el más constante y fecundo contacto entre la ciudadanía y el gobierno; por eso insistieron, tanto o más que en el sufragio mismo, en la importancia de concebir la Ciudad, el municipio, no como instrumento del Poder sobre el pueblo, sino como reducto del pueblo contra la abusiva actuación centralista del Poder; por eso quisieron el Municipio autónomo, confiándole no sólo la misión técnica de atender los más * Revista La Nación. Año IV No. 201, 18 de agosto de 1945. Pág. 25. Firmado como Manuel Castillo.
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