NUEVA LEY ELECTORAL
Desde el primero de julio de 1918, las elecciones de Poderes Federales han debido regirse por una Ley Electoral compleja, ignorante de la técnica electoral moderna, culpable en buena parte de la pavorosa corrupción municipal, y propicia por su desorganización, la ineficacia de sus instituciones, el pobre y mal concebido sistema de sus sanciones, no sólo al fraude del Poder Público, cino a los abusos y violentas de cualquier grupo de pistoleros. La experiencia, una amarga experiencia que desde hace tantos años ha bastardeado las instituciones básicas de nuestro régimen constitucional con daño incalculable para México, comprobó reiteradamente la ineficacia de la Ley de 1918; pero el régimen aprovechado de esa ineficacia y siempre empavorecido ante la posibilidad de una verdadera intervención ciudadana decisiva en la vida pública, obstinadamente, durante casi veintisiete años, se negó a modificar la Ley o sólo introdujo en ella modificaciones que, como las hechas precipitadamente en 1943, no hicieron más que agravar las deficiencias legales y abrir la puerta más anchamente a la violencia y al fraude electoral. * Revista La Nación. Año V No. 218, 15 de diciembre de 1945. Págs. 6-7. Firmado por Manuel Castillo.
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