BANDERA, CUENTAS, DEMOCRACIA
Hace apenas tres años, el culto a la bandera nacional, oficialmente fue considerado delictuoso. Nadie olvidará la circular aquella por la que uno de los más divertidos ministros de todos los ramos del sexenalismo, ordenó perseguir y castigar a quienes, frente a la mafia internacionalista adueñada del poder, alzaban los valores nacionales –tradiciones, estilo de vida y deducciones sociales, cultura, religión– y su símbolo, la bandera de la Patria. El movimiento de opinión fue tan vigoroso, que los directores de la mafia quisieron apaciguarlos mezclando a sus propias insignias nuestra bandera. Luego como el sacrilegio fuera notorio, se lanzaron al extremo contrario se instituyeron un “día de la bandera”, declarándolo feriado para acentuar la manifestación de su recién nacido amor por el lábaro nacional. Muy bien, en cuanto significa muestra del poder de la opinión pública. Pero no es posible dejar de pensar que la creación de estos días especiales, tiene mucho de táctica para conducir a la misma opinión pública a un estado de ánimo en cierto modo equivalente al que no pudo crearse con la torpe persecución ni con la sustitución, * Revista La Nación. Año I, No. 20. 28 de febrero de 1942. Pág. 2. Firmado como Manuel Castillo.
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