Alan García Perez cinco días desde Cajamarca hasta el Cusco y que si fuera el mismo grupo o la misma persona los que hicieran ese camino, les bastarían quince jomadas. Técnicamente esto significa que én quince días apenas los pobladores del valle del Cusco y del sur hubieran podido marchar sobre Cajamarca. La pregunta sigue entonces vigente: ¿Qué permitió a Pizarro el dominio total del territorio y en tan poco tiem- ✓ po? El caballo como instrumento de guerra, y como animal desconocido y asombroso fue muy importante, Chocano dixit, pero aquí pudo ser contrarrestado en las zonas de la cordillera, en las que, por no existir llanuras, no era posible desplegar su enorme fuerza de tanque militar de la época. El cronista Alonso Enríquez de Guzmán dice en su «Libro de la vida y costumbres de don Alonso Enríquez de Guzmán»: «Tienen gran temor a los caballos pero tienen una gran defensa en la sierra», en la que «las galgas o «derrumbes provocados» impiden su acción. Y eso fue comprobado por las tropas de Titu Yupanqui, que, cuatro años más tarde, exterminaron mediante las galgas, en los pasos de la cordillera, cuatro expediciones enviadas desde Lima con más de doscientos cincuenta españoles, en ocasión del sitio del Cusco. En las montañas, cabe agregar, la eficacia de la pólvora y del cañón también se ve disminuida. Y como menciona el mismo Enríquez, la honda «es poco menos que un arcabuz», siendo «capaz de partir una espada a treinta pasos de distancia». Francisco López de Gomara explica además que «Rumiñahui hacia huecos en la tierra contra los caballos» y Pedro Pizarro describe cómo los canales del río Patacancha, afluente del Yucay en el Cusco, fueron abiertos para inundar el campo y hacer imposible el movimiento de los caballos durante el asedio de Ollantaytambo en 1536. Entonces, si la sierra, la sorpresa y las piedras tenían tal eficacia, ¿Cómo ascendió la cordillera sin contratiempos el grupo de Pizarro? Lo hizo, como veremos, gracias a las informaciones o «publicidad» que emitía Pizarro hacia Atahualpa y también a la ayuda de los grupos indígenas aliados, que le impidieron caer en tales emboscadas. Después de la acción decisiva de Cajamarca fue más simple el avance de Pizarro sobre todo el territorio del actual Perú, pues había tomado lo que Karl Deutch denomina «los nervios del Poder» o lo que en su «Técnica de! golpe de estado» Curzio Malaparte destace