Alan García Perez se hicieron para obtener favores o por encargo y debían destacar sobremanera las acciones de los conquistadores. Por el momento, limitémonos a decir que la superioridad tecnológica, la conquista bacteriana y los conflictos indígenas fueron para Pizarro tres instrumentos fundamentales, pero los tres con menor trascendencia que su gran habilidad política, la cual buscaremos explicar a través de las reglas y la estructura de su acción. Al aplicarlas, Pizarro pudo concentrar en él toda la dirección y la decisión ante la Corona y la élite militar española, sobre los cacicazgos aliados e inclusive sobre sus adversarios indígenas.
Carácter y personalidad de Pizarro Antes de estudiar cada una de las normas y reglas políticas de Pizarro, debemos analizar los elementos de su personalidad para comprender cómo estos lo predispusieron a la búsqueda y el ejercicio del poder por sí mismo, independientemente de la acumulación de riqueza, algo que aun no entienden los fracasados en la política o el poder y que compensan usandola política para medrar recursos y frivolidad. Pizarro era un hombre político con una gran vocación de poder, que ejerció de manera estratégica y calculada. Para comprenderlo seguimos a los cronistas y sus documentos, pero especialmente los de sus secretarios, a través de los cuales habla y escribe el político analfabeto. El más importante para ello es Francisco de Jerez, quien fue escogido desde 1524, como menciona Porras Barrenechea, para «hacer la relación verdadera acerca de lo que pasare». Luego, Pedro Sancho de la Hoz, que sustituyó al anterior en 1533 y 1534. También Pedro Pizarro, el primo adolescente que reclutó en Extremadura en 1529, y el inmenso testimonio de Pedro Cieza de León, detallado y latinista, quien, tal vez, fue el que más lo comprendió como político por sus propias ambiciones, las que lo llevarían, después, a proponer el bloqueo del Estrecho de Magallanes y guardar India y China, o el comercio con ellas, en beneficio de España. Si hay una característica en la que, sin precisarlo, coinciden casi todos los escritos, crónicas y estudios sobre Pizarro es la de su austeridad personal. Pizarro que, según el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo era «lento y espacioso e al parecer de buena intención