Ciertamente la selva con todos sus bosques constituye una sorprendente fábrica hídrica de 20 millones de toneladas de agua al día, o sea mucho más que el mismo río Amazonas. No obstante existe una gran variabilidad espacio-temporal de las lluvias en la Amazonía14. Las precipitaciones oscilan entre 700 y 7 000 mm promedio por año. Es así que Jaén tiene 734 mm/año de precipitaciones; San Ignacio 1 183 mm/año; Tarapoto 1 157 mm/año; Iquitos 2 616 mm/año; Pucallpa 1 570 mm/año, Puerto Maldonado 2 345 mm/año y Quincemil 6 957 mm/año. La zona noroeste de la cuenca amazónica (yungas fluviales de Jaén) es particularmente árida mientras que el sureste del Perú es particularmente lluvioso. Por ejemplo, “la estación de San Gabán (820 msnm) arroja un promedio de 6 000 mm/año, y valores máximos pueden alcanzar los 9 000 mm/año (como en 1967)”15. Los regímenes de los diferentes ríos van a reflejar estas condiciones.
Una ext r aor di nar i a hi dr odi ver si dad Estamos ante un mundo misterioso donde muchas plantas absorben más agua del aire que del suelo, donde el suelo de los bosques se transforma en una gigantesca esponja hídrica a menudo saturada y donde el agua no cesa de correr cuesta abajo. Ahí, en época de fuertes lluvias las aguas van a beneficiarse del extenso recorrido de sus ríos desde los Andes a través de la planicie de inundación, enriqueciéndose de todos los procesos físicos, químicos, biológicos e hidrológicos que ocurren en la cuenca de drenaje y en los mismos ríos. Se da una estrecha simbiosis de los mundos mineral, vegetal y animal pues no solamente los Andes constituyen enormes reservas de agua para los bosques y sus comunidades vivas, sino también de nutrientes. Los estudiosos coinciden en que los tipos de aguas en la Amazonía están directamente relacionados con las características fisicoquímicas, encontrándose fundamentalmente tres categorías de aguas16: •
Las aguas blancas se originan en los Andes; son turbias y barrosas con una baja permeabilidad lumínica (propiedad de permitir pasar la luz) entre 4 y 50 cm, un pH básico entre 6.2 y 7.2. Son aguas ricas en sales minerales y nutrientes lo cual incide en una fertilidad alta a muy alta y una enorme productividad de macrofitas acuáticas (plantas flotantes y algas), permitiendo la presencia de herbívoros importantes entre los peces (Leporinus y Myleus), las tortugas (Podocnemis spp.) y los mamíferos como el manatí (Trichecus ininguis). Los bosques inundados por aguas blancas se conocen como várzea. Los principales ríos de aguas blancas son el Amazonas, Pastaza, Ucayali, Marañón, Huallaga, Purús, Iñambari, Tambopata, entre otros.
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Las aguas negras se originan en las zonas bajas y boscosas. Nacen y discurren sobre suelos arenosos y pantanos pobres en nutrientes, donde la materia orgánica no consigue descomponerse totalmente. Tienen una buena permeabilidad lumínica (entre 0.30 a 2.00 m), un pH muy ácido a ácido (3.8 a 4.9) y una fertilidad muy baja. Las poblaciones de peces son bajas y por eso se los llama “ríos de hambre”. Durante las crecidas de ríos de agua negra, se conoce a los bosques inundables como igapó. Típicos ríos negros son el Nanay y el Itaya, cerca de Iquitos, el Pacaya y el Samiria, afluentes del Ucayali.
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Los ríos de aguas claras y de origen pluvial nacen en suelos arenosos y discurren sobre suelos pardos que les da su color amarillento a olivo, claro y transparen-
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