El hundimiento de La Covadonga Tras la obtención de la superioridad naval por la armada chilena, los peruanos encontraron ingeniosos medios para defender su costa. Ello queda patente en el episodio del hundimiento de la Covadonga, como se ve a continuación.
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[La Covadonga] era un buque de especial significado histórico para Chile pues había sido capturada ingeniosamente el 26 de noviembre de 1865 por el entonces capitán de fragata Juan Williams Rebolledo en el combate naval de Papudo [durante la guerra contra España]. [L]aCovadonga bloqueaba el puerto de Coquimbo y Williams Rebolledo, que estaba al mando de la corbeta chilena Esmeral da, decidió atacar al buque español. Cuando Williams encontró a la Cova donga cambió su pabellón por el de un país neutral, estratagema que engañó a los españoles que confun dieron a la Esmeralda con un buque de guerra británico y permitió a los chile nos acercarse a tiro de rifle. Al estar cerca, Williams izó el pabellón de Chile y rompió inmediatamente sus fuegos sobre los españoles que rápidamente fueron reducidos y la Covadonga capturada [...]. di mien to de la Covadonga [E]l hun causó consternación en Chile y se exi gió al gobierno tomar durísimas repre salias contra el Perú. Se pidió arrasar con los puertos peruanos, la prensa abogó por incendiar todo lo que esta ba al al can ce de la ar ti lle ría de su Escuadra y se pronunciaron sendos discursos respaldando estas acciones. El ataque torpedista fue considerado alevoso por los chilenos y sigue sien do considerado como tal. […] Es evi dente que nosotros [...] reivindicamos
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[ capítulo 7 ]
la operación como un acto de guerra totalmente lícito. Es pertinente mencionar que el uso de torpedos no era considerado en ese entonces como un arma alevosa, muestra de ello son los conceptos ya citados una década antes por el inge niero confederado Von Scheliha en su obra A Treatise on Coast-Defense (Lon dres, 1868) o en la obra del comandan te de la marina norteamericana J. Bar nes titulada Submarine Warfare (Nue va York, 1869), que fue la versión nor teamericana del uso de torpedos en la guerra naval, donde justificó al torpe do como una "…legítima máquina de guerra…". Además, cuando el contral mirante Riveros manifestó su inten ción de bombardear los puertos til dando de alevoso el ataque a la Cova donga, todo el cuerpo diplomático acreditado en el Perú protestó pues consideraban que era contrario a los usos de la guerra de los países civiliza dos el atacar poblaciones indefensas, mo lo eran Chan cay, Cho rri llos y co Ancón, agregando sobre el ataque con torpedos que "…este motivo no podría ser invocado aquí, puesto que la pér dida de la Covadonga es el resultado de operaciones regularmente practi cadas en las guerras…". De: Francisco Yábar. Las fuerzas sutiles y la defensa de costa durante la Guerra del Pacífico. Lima: Dirección de intere ses marítimos, 2001; pp. 462, 471.