pero ayudaban con noticias, avisos, propaganda y labores de hostigamiento, y cuando el caso llegaba, combatían fieramente.
coNtRaMaRcHa Y coNtRaoFENSIVa DE cÁcERES.- Cáceres marchó de Ayacucho a Huanta, Acobamba y Huancavelica, donde tuvo que demorar tres días con el objeto de procurarse recursos pecuniarios y demás elementos indispensables para movilidad de la tropa. Salió de Huancavelica el 19 de junio con dirección a Izcuchaca que ocupó el 20. Allí encontró más de dos mil guerrilleros y una columna de tropa en estado regular de organización al mando del coronel Miguel Gálvez, dispuestos a seguirle. Acompañado por sus ayudantes siguió la marcha sobre Ascotambo, Hahuinpuquio, Tongos y Pasos, lugares inmediatos al enemigo, con el objeto de hacer reconocimiento de todas las poblaciones que rodean a Marcavalle y Pucará, pueblos donde estaban situadas las primeras guarniciones chilenas; y, además, para organizar convenientemente otras masas de guerrilleros que asediaban al invasor aunque con mucha desventaja. Su plan era hacer uso de su capacidad de maniobra y del buen aprovechamiento del terreno para encerrar a la división Canto en el valle del Mantaro y cortarle la retirada hacia el norte y hacia Lima. De regreso a Izcuchaca, ordenó la inmediata movilidad de las diferentes divisiones de línea. A la vez dispuso que el coronel Juan Gastó con dos columnas ligeras de infantería marchase sobre Comas por la derecha de Huancayo a organizar las guerrillas por ese lado y a situarse convenientemente entre Jauja y Concepción hasta recibir nuevas órdenes. A este momento precedió la heroica acción de los ciudadanos de Comas bajo el comando de Gerónimo Huaylinos, Manuel Concepción Arroyo, Venancio Martínez y otros; sin disponer de armas de fuego, arrojaron galgas a 32 jinetes chilenos que acarreaban en Sierralumi, un grueso botín de 600 reses, muchas arrobas de mantequilla y otras subsistencias hasta que huyeron los que quedaban vivos (2 de marzo). Se discute la importancia que tuvo en esta jornada el comando de Ambrosio Salazar Márquez; de todos modos, ella fue de mucha significación. Con el objeto de desconcertar al enemigo y hacerle que distribuyera sus fuerzas y fijase su defensa por varios lados, ordenó Cáceres que las guerrillas de la izquierda del río Jauja, compuesta de las columnas mandadas por los tenientes coroneles, Toledo, Arauco y Mesa, a las órdenes del comandante general Mariano Tafur, asaltasen la guarnición de La Oroya y cortasen el puente; los guerrilleros de Huarochirí debían dar en masa un golpe sobre la guarnición de Chicla. Estos objetivos no llegaron a conseguirse porque faltó el ensamble necesario, no hubo suficiente número de refuerzos para los combates y, en el caso del ataque a La Oroya, los guerrilleros se precipitaron sin esperar la llegada del destacamento de Tafur, a quien Cáceres censura en sus memorias hasta el extremo de atribuirle negligencia y debilidad. En Marcavalle, el 28 de junio, una compañía del batallón chileno Santiago, que ya había combatido el 3 de ese mismo mes, retrocedió ante las indiadas en una lucha feroz dirigiéndose a Pucará. Al día siguiente, al llegar con sus tropas a Ascotambo, tuvo conocimiento Cáceres de que los montoneros de Pasos se batían duramente con poderosas fuerzas chilenas. De Ascotambo se dirigió a Pasos, campamento general, tanto del ejército como de las divisiones de guerrilleros. Dio entonces la orden del ataque general: en un mismo día y hora (dice en su parte fechado en Tarma el 22 de julio de 1882) se debía asaltar a la guarnición chilena de Concepción que era la retaguardia del enemigo, a la vez que, con el grueso del ejército ir sobre Pucará, Marcavalle, Zapallanga y Huancayo. Así se le comunicó al coronel Juan Gastó. Todas las luchas que entonces tuvieron lugar se caracterizaron por su crueldad. Como represalias de violencias y muertes, los indios al recibir a Cáceres en diversos lugares, exhibían en la punta de sus lanzas las cabezas y los miembros mutilados de soldados chilenos y en las paredes de las casas se divisaban también los mismos trofeos sangrientos.
MaNuEl taFuR (1816-1883)
El militar limeño, nombrado jefe del Estado Mayor General por andrés avelino cáceres, comandaba las tropas apostadas en la margen izquierda del río Jauja. Desde esa posición, asaltó la guarnición de la oroya y cortó el puente de dicha localidad. tafur siguió al mando de las fuerzas caceristas hasta su muerte, ocurrida en la batalla de Huamachuco, el 10 de julio de 1883.
[ CAPÍTULO 10 ] PERÍODO 4
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