y obtuvieron el permiso para cargar guano de los depósitos del Perú, pagando a la aduana de Valparíso treinta mil pesos chilenos. Llegaron, junto con la Peruvian Guano, a pactar con prescindencia del Perú. La Peruvian Guano se negó a aceptar y pagar letras de cambio del Gobierno de este país giradas a su cargo y con garantía del producto del guano que guardaba en Europa. Otra parte de los tenedores de bonos actuó, sin embargo, como se ha visto, en las negociaciones para evitar la cesión de Tarapacá y pretendió hacerse el pago de esta deuda con la explotación del territorio en disputa. Fueron, sobre todo, franceses que se atrajeron el apoyo de algunos intereses norteamericanos. Cuando se firmó el Tratado de Ancón, movieron estos tenedores de bonos, a través de diversos medios, a los Gobiernos contra varias de las cláusulas de dicho documento. Eran las que disponían que el producto del guano fuera distribuido por mitad entre los tenedores y Chile (que la cedía más adelante al Perú) con garantía hipotecaria del guano; y las que limitaban los gravámenes que pesaban sobre Tarapacá al reconocimiento de los bonos y certificados salitreros en los términos indicados por el decreto de 28 de marzo de 1882. Según el presidente chileno Santa María, la protesta "era hija de la intriga de Dreyfus". Francia y los demás reclamantes pidieron en su nota conjunta que la cuestión de la deuda del Perú se reservara hasta llegar a un acuerdo amistoso entre los dos Gobiernos que habían combatido en la guerra por una parte, y los interesados como la otra parte en el arreglo; o que se propusiera al Poder Legislativo una solución más satisfactoria basada en el respeto a los contratos. No se solidarizaron con esta actitud Alemania y los Estados Unidos. Bismarck, que a lo largo de toda la guerra dio pruebas inequívocas de su simpatía por Chile, dejó constancia de su oposición a la nota conjunta antedicha. El Perú y Chile contestaron negativamente esta comunicación de los países europeos. La respuesta chilena tuvo fecha 5 de junio de 1884. La peruana firmada por el canciller Eugenio Larrabure y Unanue, fue el 26 de febrero de 1884. Invocó la condición del Perú como Estado soberano. Afirmó que las deudas derivadas de empréstitos levantados entre particulares no tenían carácter internacional; los tenedores podían cambiar de nacionalidad y como no había obligación de Estado a Estado no existía materia para intervención diplomática. El precedente que se trataba de establecer de exponer las relaciones entre los países a juegos de bolsas tendría funestas consecuencias. Terminó Larrabure recordando que el Perú no conservaba en su poder los bienes hipotecados y que en vano había pedido el embargo de los cargamentos de guano y salitre desde hacía cuatro años, para, por otra parte, cómo, sin protesta de ningún otro Estado, se vendía en pública subasta un millón de toneladas de guano afecto a la hipoteca. Hubo pronto discordia entre los propios Gobiernos reclamantes, pues Francia exigió el cumplimiento del decreto de Piérola sobre preferencia a Dreyfus, mientras otros países limitaron su interés a los tenedores de certificados salitreros. Al final, quedaron sin efecto las protestas contra el Tratado de Ancón.
[ IV ]
LOS ChILENOS ENTREGARON AL COMISIONADO DE IGLESIAS TRUJILLO y SALAvERRy EL 28 DE JULIO. EL 26 DE JULIO DESOCUPARON ChICLAyO, ETéN, PACASMAyO y DEMáS PUNTOS DEL DEPARTAMENTO DE LAMBAyEQUE. ESTAS OPERACIONES, SEGÚN ExPRESÓ LyNCh, SE hABRíAN EfECTUADO MUChO ANTES SIN LAS DILACIONES PUESTAS POR LA AUTORIDAD POR CARECER DE LA TROPA SUfICIENTE.
la DESocupacIÓN DEl NoRtE Y DE otRoS luGaRES.- Los chilenos entregaron al comisionado de Iglesias Trujillo y Salaverry el 28 de julio. El 26 de julio desocuparon Chiclayo, Etén, Pacasmayo y demás puntos del departamento de Lambayeque. Estas operaciones, según expresó Lynch, se habrían efectuado mucho antes sin las dilaciones puestas por la autoridad peruana por carecer de la tropa suficiente. El 31 de agosto fue entregada al prefecto Aguirre la ciudad de Ica; el 28 de setiembre, Chincha; el 4 de octubre, Pisco y el 22 Cañete y Cerro Azul. Las fuerzas del comandante Leoncio Tagle, que había sido jefe político y militar en el departamento de Ica, se embarcaron el mismo día para Mollendo.
[ CAPÍTULO 13 ] PERÍODO 4
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