Paula Valeria Ortiz Bolaños
Martín Eduardo Hernández Jiménez
Alberto Pérez Sánchez
David Ulises Coss González
ANDARES Caminantes de historia
© Andares. Caminantes de historia Primera edición 2020 Copyright © Aburto López, Jorge Luis; Álvarez Hernández, Noora Karina; Andrade Peña, Kendy Aline; Corona Ramírez, María del Rosario; Castro Vicente, Roberto Darío Alfonso; Coss González, Ulises David; Cruzaley Ríos, Thania Angélica; Fabela Marín, Héctor Allán; Frías Jiménez, Tania; González Martínez, Magnolia; Hernández González, José Antonio; Hernández Castañeda, Gustavo; Hernández Jiménez, Martín Eduardo; Lomeli Duarte, Claudia Margarita; López Barrios, Adriana; Lopez Guerra, Silvia Alejandra; Lugo Valencia, Marcela Viviana; Martínez Manoatl, Guillermina; Martinez Ortega, Carlos David; Mendoza Gomez, Mariela Grisel; Mera Ceron, Andrea Fernanda; Molina Sánchez, María Andrea; Molina Zea, Ilse Alejandra; Ortiz Bolaños, Paula Valeria; Patiño Martínez, Janet; Patricio Hernández, Sinahit; Peralta Huerta, Luisa María; Pérez Sánchez, José Alberto; Pérez Soriano, Lizbeth; Pineda Villanueva, Mariel; Regalado Ramirez, Carolina; Salazar Rodriguez, Guadalupe; Sánchez Rodríguez, Esmeralda; Sánchez Trujillo, Iván Israel; Santos Alonso, Diana Maria; Vazquez Montes, Miriam Alejandra. EDITORES: Paula Valeria Ortiz Bolaños Martín Eduardo Hernández Jiménez Alberto Pérez Sánchez David Ulises Coss González Diseño de portada: Martín Eduardo Hernández Jiménez Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) Plantel San Lorenzo Tezonco Comunicación y Cultura Producción Editorial. Profr. Benito López Hecho en México, junio 2020 Todos los derechos reservados. Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio, sin el consentimiento por escrito legítimo titular de los derechos.
ANDARES Caminantes de historia
Editores: Paula Valeria Ortiz Bolaños Alberto Pérez Sánchez David Ulises Coss González Martín Eduardo Hernández Jiménez
Índice Andantes ................................................................................ 11
Coxcatlan; la cuna del maíz y la cuna familiar ........................ 13 Sinahit Patricio Hernández Lazos que nos unen y recuerdos que no se olvidan ............... 19 Guillermina Martínez Manoatl Para el mejor abuelo que pude tener ..................................... 25 Andrea Fernanda Mera Cerón Para mi segunda primera madre ............................................. 29 Héctor Allán Fabela Marín Anidar ..................................................................................... 37
Los padres ............................................................................... 39 José Antonio Hernández González A mi querido padre ................................................................. 45 Carolina Regalado Ramírez Cosas difíciles de hablar .......................................................... 51 Mariela Grisel Mendoza Gómez Sobre un Roberto Castro (padre) ........................................... 59 Darío Castro Marzo ....................................................................................... 65 Esmeralda Sánchez Rodríguez Un diamante en el cielo........................................................... 69 Thania Angélica Cruzaley Ríos
No se necesita mucho para ser el mejor ................................ 75 Marcela Viviana Lugo Valencia Carta a mi padre ...................................................................... 81 Ulises David Coss González Los hombres de mi vida .......................................................... 85 Claudia Margarita Lomeli Duarte Raíces ...................................................................................... 91 José Alberto Pérez Sánchez Permanecer............................................................................. 97
Las mujeres de mi vida ............................................................ 99 Noraa Karina Álvarez Hernández Para ti excelente madre, esposa y abuela ............................ 105 Gustavo Hernández Castañeda Carta mi querida madre ........................................................ 111 Carlos David Martínez Ortega Un amor sin límites ................................................................ 115 Tania Frías Jiménez Empezando a aprender ......................................................... 121 S.Alejandra López Guerra Madre, amiga y guerrera ....................................................... 125 Jorge Luis Aburto López El pasado fortalece el futuro ................................................. 131 Martín Eduardo Hernández Jiménez
Gracias a la vida .................................................................... 135 Janet Patiño Martinez A tu lado siempre .................................................................. 139 Miriam Alejandra Vázquez Montes Por ellos doy la vida .............................................................. 145 Adriana López Barrios Con una persona especial ..................................................... 149 María del Rosario Corona Ramírez Una mirada inesperada dentro de mí .................................... 153 Mariel Pineda Villanueva Destellos del corazón ............................................................ 159 Diana María Santos Alonso Para mi súper mujer ............................................................... 165 Luisa María Peralta Huerta Agradecimiento (a mi madre) ............................................... 169 Israel Sánchez Trujillo Más que una típica carta de gratitud .................................... 173 Magnolia González Martínez Compartiendo senderos ....................................................... 178
Agradecimiento a mi familia.................................................. 179 Guadalupe Salazar Rodríguez Cuando no estoy ................................................................... 183 María Andrea Molina Sánchez
El hermano de en medio ....................................................... 189 Paula Valeria Ortiz Bolaños Un viaje sin fin ....................................................................... 193 Ilse Alejandra Molina Zea El sosiego del amor ............................................................... 197 Kendy Aline Andrade Peña Siempre quiero recordarnos así ............................................ 203 Lizbeth Pérez Soriano Para ti..................................................................................... 209 Claudia Pamela Arriola Cruz
Andantes
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Coxcatlan; la cuna del maíz y la cuna familiar SINAHIT PATRICIO HERNÁNDEZ
Era 14 de noviembre de 2009, apenas comenzaba el día cuando mi padre recibió la llamada que ningún hijo quiere escuchar, mi abuelo Dolores Patricio Nieva con 66 años había fallecido en su pueblo natal a sólo un año de haber regresado a él. Toda la familia estaba en shock la cara de mi padre se encontraba desencajada eso no nos ayudaba a saber de qué forma podríamos ayudar o si estábamos reaccionando como se debía, ya que la debilidad jamás formó parte de la vida de mi abuelo o de mi padre, así que de lo único que estábamos seguros era de que teníamos que ser fuertes y eso hicimos, o al menos lo intentamos a ratos. Coxcatlán, Puebla era el pueblo donde mi abuelo había nacido, situado a tres o cuatro horas de la Ciudad de México, era uno de los lugares a donde viajamos cada que mi padre podía tomarse un fin de semana para visitar a mis bisabuelos acompañados siempre por mi abuelo Dolores, cada que los visitábamos me hacían recordar a los viejitos que veía en los libros de texto de primaria, llenos de arruguitas con sus cabellos blancos .Celia Nieva mi bisabuela siempre traía su faldas con flores y sus cabellos plateados bien peinados con dos trencitas a los lados, mientras que mi bisabuelo Teodulo Patricio con su camisa y pantalón de vestir acompañado de su sombrero o gorra a diario; ellos eran serios al principio, pero jamás podían ocultar la felicidad que tenían al vernos, felicidad que ellos demostraban llevándonos a elegir al chivo que quisiéramos, que yo siempre creía que nos íbamos a llevar a la ciudad, pero era más bien para hacerlo en barbacoa.
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Ya era noche cuando llegamos a despedir a mi abuelo Dolores, por alguna extraña razón, que hasta la fecha no logramos comprender, el camino de la Ciudad a Coxcatlan fue eterno todos recordamos haber salido desde muy temprano a carretera y haber llegado ya entrada la noche al pueblo. Sentada frente el féretro de mi abuelo rodeado de flores y muchas veladoras no podía evitar dejar de pensar en lo poco que lo conocía, lo poco que sabía de él a pesar de haber convivido a diario con él toda mi vida y eso me dolía aún más. Los siguientes días, aunque eran tristes también eran interesantes, toda la familia tuvo que aprender y conocer nuevos usos y costumbres, desde tener todo el tiempo el altar de mi abuelo con flores, abastecer a diario café y cigarros para todos los rezos hasta hacer tamales de frijol ya que era tradición regar cada que podía a los asistentes. Conocer todos los rituales que teníamos que llevar casi a diario durante los nueve días de los rosarios, lograba hacerme sentir ajena a toda la familia de mi abuelo, así que hablar con mis bisabuelos se convirtió en uno de mis pasatiempos favoritos durante nuestra estadía en Coxcatlán aunque a decir verdad, ellos por primera vez no estaban contentos, pero hacían todo lo posible por no mostrar sus tristeza frente a nosotros. La historia desde mis bisabuelos hasta mi padre había sido toda una odisea de aventuras, jamás tuvieron miedo en alcanzar sus sueños aunque todo eso equivaliera a desafiar a la muerte, dormir en la calle o hasta apostar por un negocio que tal vez estaba destinado a fracasar. La vida de mi bisabuelo Teodulo Patricio había estado siempre en el campo, gracias a las tierras heredadas de parte de su Tío Fabián, que había sido uno de los fundadores del pueblo de Coxcatlán, el cual había velado por él, luego de haber quedado huérfano. A su cargo tenía las milpas de maíz, caña y sembradíos de plátano que se daban gracias a que dentro de esas tierras se encontraba un ojo de agua, por ello dichos lugares eran envidiados y que en algún momento uno de sus compadres durante la visita al campo lo “anduvo venadeando” para lanzar disparos y poder quedarse con las
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tierras, no logró su objetivo, gracias a que lamentable o felizmente, como lo quieran ver, mi bisabuelo fue más rápido para defenderse, logrando poder ver crecer a sus cuatro hijos, Manuela, Dolores, Silvestre e Ignacio. Mi abuelo Dolores a pesar de haber nacido en el campo y aprender el oficio heredado por su padre, decidió emigrar al Distrito Federal sin tener quien lo recibiera o si quiera tener dinero para rentar una habitación, así que su primera noche en la gran ciudad, como muchos de provincia le llaman, fue en una banca en la Alameda Central. Al otro día conoció a personas que lo llevarían a su primer empleo en la capital, La Merced lugar donde trabajó de diablero y le ayudó a tener dinero para poder rentar un cuarto en una vecindad en la colonia Guerrero, donde tiempo después, conocería a su esposa y madre de sus cuatro hijos, entre ellos mi padre Oscar Franklin Patricio Daniel. Para sacar adelante a sus hijos trabajó en diferentes rubros como vendedor de relojes, enciclopedias y repartidor de periódicos, a su vez de la mano de mi abuela atendían un puesto de jugos, puesto que también era atendido por la mayoría de mis tíos y mi padre. Durante la infancia y adolescencia de mi padre el trabajo siempre fue su prioridad en su entorno familiar, mi padre con apenas siete años, ayudaba a mi abuelo a repartir periódico cuando aún no amanecía o en otras ocasiones le tocaba abrir el puesto de jugos, lugar que se abarrotaba todos los días ya que era de los pocos puestos de jugos que había. A los 8 años comenzó a irse de albañil cada que podía, ahí aprendió un poco de esa profesión, electricidad y plomería, pero su mayor incentivo para volver a ese trabajo era saber que le esperaba un rico plato de comida con excelente sabor. La primaria y secundaria nunca fueron del agrado de mi padre ya que no le gustaba que los maestros le dijeran que era lo que tenía que hacer, como hablar o cómo comportarse, la escuela se le hacía aburrida. En la secundaria conoció a la mujer con la que años después se iba a casar, muy hermosa, por cierto, a pesar de ser polos opuestos, en muchos aspectos, principalmente en temas académicos, a los 18 años comenzaron
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una vida juntos y al mismo tiempo por esos años mi padre encontró la profesión que más le apasionaría en el mundo sin darse cuenta: La mecánica. Jamás se imaginó que los intentos de niño por arreglar el carro o la moto de mi abuelo eran una señal de su destino, a los 14 años comenzó a trabajar en un taller mecánico donde aprendió muy poco, pero ayudó tener los conocimientos básicos para que lo aceptaran en otros trabajos de mecánica, eso nuevos trabajos le dieron la posibilidad de aprender a arreglar carros de carreras y conocer a Adrían Fernández, ahí agarro el gusto por las carreras de autos desde los Go Karts hasta las carreras de la Fórmula 1. En 1987 con la ayuda de mi abuelo, mi madre y mi hermano de tres años, mi padre decide independizarse y el lugar donde alguna vez fue su casa, se convirtió en el Taller Automotriz Oscar, en una colonia que comenzó siendo un pueblito La Isidro Fabela, muy a pesar de algunos de los maestros de mi padre que se burlaban y le decían que no iba a dar frutos ese lugar. Y en el principio fue así, en ocasiones por semana solo tenía un cliente ya que cuando llegaban a pedir informes los clientes se iban cuando lo veían, porque era muy joven para saber del oficio. Tuvieron que pasar meses para que el negocio comenzará a tomar vuelo, pero mi abuelo jamás dudo de mi padre y siempre le brindó su ayuda, a su forma, ya que mi abuelo nunca fue muy emotivo, su forma de ayudar era más en el tipo laboral puesto que en ese periodo siguió llevando a mi padre a repartir periódico y a surtir el puesto de jugos. Con los años el taller fue tomando forma, tanto física como laboralmente, mi padre como jefe del taller, mi mamá como encargada administrativa y mi abuelo como el proveedor de todo tipo de refacciones se volvieron los pilares más importantes de ese lugar. Y hoy luego de once años de la partida de mi abuelo Dolores Patricio Nieva seguimos sintiendo la ausencia del pilar más importante en nuestras vidas.
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Lazos que nos unen y recuerdos que no se olvidan GUILLERMINA MARTÍNEZ MANOATL
Cuando veo las fotos y apareces en ellas pienso en ti mamita y me llenó de distintos sentimientos. No sé como comenzar, lo primero que tienen que saber es: ¿quién es Mamita? “Mamita” fue la mejor persona que conocí, la mejor abuelita; es la mamá de mi mamá, nació en Tlaxcala un 20 de julio de 1920. Claro está que no me olvido de mis demás abuelos, pero ellos fallecieron y no se mucho de ellos, mis abuelos paternos se llamaban Constancia Toribio y Celestino Martínez, su nacionalidad era de Hidalgo, mi abuelo falleció cuando mi papá tenía 13 años y mi abuelita falleció en 1987 un año antes de mi nacimiento, por eso no tengo recuerdos de ellos, pero mi abuelo Vidal Manoatl de Sales era el papá de mi mamá igual nació en Tlaxcala, pero, al separarse de mi abuelita cuando yo estaba muy pequeña no conviví con él, por eso en mis recuerdos está “Mamita” mi abuelita, ella era mi todo, mi segunda mamá. Empezaré por contarles que el nombre de “Mamita” es Margarita, una bella flor, es la persona a la que le estoy agradecida de la vida que ahora tengo. Les platico que cuando yo tenía días de nacida mi mamá me estaba alimentando con la leche materna y comencé a ahogarme, mi madre se asustó tanto, que no supo qué hacer y mi abuelita que ya había pasado por algo similar me dio respiración de boca a boca y rápido me llevo al doctor, es así como ella salvó mi vida. Ahora, ¿cómo comencé a llamarla “Mamita”? En primer lugar desde muy pequeña escuchaba a mi mamá llamar a mi abuelita, “Mamita” y yo igual empecé a decirle así,
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también como ella me cuidó de pequeña ya que mi mamá tenía que ir a trabajar de limpieza en casas por las zonas de Polanco, esto fue solo por un tiempo y después me cuido mi mamá, yo escuchaba que muchos de mis familiares le llamaban Maguitos decían que era de cariño o como diminutivo del nombre de Margarita, pero a mi no me gustaba Maguitos, yo la quería mucho tanto como a mi mamá y me gustaba decirle “Mamita”. Acostumbrábamos los domingos, ir al tianguis a comprar el mandado, siempre fui teniendo bolsas de mandado de acuerdo con mi tamaño, cuando tenía cinco años, recuerdo que un día ella echó en mi bolsa un kilo de jitomates y me la puso como si fuera una mochila y me empujaba diciendo "camina, ándale, enséñate a cargar, para que no seas floja”. Un bello recuerdo es que en tiempos de calor “Mamita” me enseñó a calentar el agua con el mismo calor del sol para darnos un rico baño, a veces me bañaba en el patio, otras arriba de un lavadero donde me sentaba y me cuidaba, para que así después fuera a la escuela. Todo esto pasaba cuando “Mamita” venía a visitarnos, como ya saben es que ella era originaria de Tlaxcala, de un pequeño pueblo llamado Jesús Huitznahuac. Por lo regular, cuando nosotros la íbamos a visitar era en vacaciones o en la Fiesta Patronal del pueblo, celebrando al Sagrado Corazón de Jesús, la mayoría de las personas del pueblo en esa fiesta hacían mole, ya que mi abuelo fue parte de los fundadores del pueblo, mi abuelita siempre tenía que hacer mole en su casa cada año esto lo hacía porque siempre esperaban a sus compadres y a todos nosotros como familia, ese mole era muy especial le quedaba muy rico a Mamita. La costumbre es que, si te invitan al mole, les llevas un pan de fiesta de esos de nuez o nata que aún a la fecha son horneados en horno de leña, a la casa que fueras te regalaban un litro de mole o si no tenías invitación podían ir con el mayordomo a comer. Lamentablemente nadie sabe las recetas de “Mamita”, como la de su mole. Otra de las tradiciones que no pueden faltar a nuestro paladar era el Día de Muertos, ya que
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la mayoría de las familias en los pueblos hacia su propio pan de muerto en hornos de leña. El pan de “Mamita” tenía algo que los demás no, no sé si era amor o ese rico aroma y sabor a guayaba, claro que lo recuerdo porque un día fuimos a Tlaxcala y lo estaba haciendo. Después de esa fecha, si nosotros no íbamos ella venía a visitarnos y para mí era pura felicidad, ella como podía venía con sus bolsas de mandado, en una traía su ropa y en la otra pan de muerto y unas deliciosas figuritas en forma de gallinas, lo curioso de esto es que eran de dulce de pepita molida todo era felicidad con ella, aunque como ya estaba más grande decía que se quería ir pronto porque su casa y sus animales estaban solos. Así como yo crecía ella igual aumentaba sus años, su cansancio y sus canas. No sé en qué momento pasó el tiempo, ya no eran tan frecuentes sus visitas y nosotros íbamos a verla por lo regular dos veces por año, aunque si le hablábamos por teléfono, pero no era lo mismo, a veces se ponía a llorar y nos hacía llorar. “Mamita” cada que venía a la casa para cuidarla ya parecía niña, nos hacía bromas y siempre decía, “no aguantas una guasa”, era muy feliz al tenerla conmigo. Ella siempre tenía en su mente una idea, quizá por su edad decía cosas no muy coherentes, que se tenía que ir a su casa a cuidar a sus animales, cuando ya no tenía animales, que le iban a quitar sus cosas, o que mi tío ya no la dejaría entrar e insistía mucho en irse y siempre preguntaba qué día era y la engañábamos en las fechas y los días para que no quisiera irse. Ella me enseñó a nunca depender de nadie, a hacer las cosas para ayudar a los demás, por eso creo que “Mamita” no quería ser una carga para nadie e igual siempre la dejamos lavar su ropa y los trastes, aunque luego decía que le daba sueño y que después lo haría, la dejábamos porque si le ayudábamos ella se enojaba. Un día estando en Tlaxcala sufrió un derrame cerebral a sus 89 años, sentí que el cielo se me derrumbo no quería perder a “Mamita”, le recé mucho a mis santos para que ella estuviera bien y creo que si me escucharon, porque gracias a que la
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llevaron rápido al hospital no la perdí. Solo que le quedaron secuelas de falta de movilidad de la mano derecha y su carita hermosa con sus arrugas de vida tenía una pequeña parálisis, la boca un poco de lado, pero con el medicamento, las terapias que le realizaba mi tía (la hermana de mi mamá), y los cuidados de mis tíos “mamita” se recuperó, el coágulo de sangre que estaba en su cerebro se desapareció. Afortunadamente, en el pueblo viven tres de mis tíos, dos mujeres y un hombre, para cuidarla y aquí en la Ciudad de México viven los otros tres hijos, dos mujeres igual y un hombre, como podían iban a verla, yo pocas veces tuve la oportunidad de ir con mi mamá. Al año no sé si “Mamita” tendría un disgusto que de nuevo le ocasionó otro derrame cerebral, ese día me hablaron a mí para que yo le avisara a mi mamá y tranquilizarla. Esta vez paso lo mismo de la pérdida de movilidad y la boca un poco más de lado, como pude le dije a mi madre y ella como pudo fue a verla, ahora “Mamita” tardó más en reponerse, caminaba menos pero nunca se dejó caer, eso es lo que me gustaba de ella y lo que tengo muy presente en mi mente la recuerdo como una abuelita luchona. Comía papilla, porque casi no podía mover la boca intentaba comer sola y se le caía la comida, pero logró de nuevo vencer las dificultades, pero ya no era la misma “Mamita” esto la agoto mucho. Así pasaron los años de verla en vacaciones hasta que un día cuando cumplió 94 años nos avisan que estaba enferma, mi madre y yo muy tristes recibimos la noticia, fue un miércoles 8 de octubre del 2014, le dije a mi mamá no me importa no ir a la escuela yo quiero verla, nos fuimos el jueves a verla ya estaba muy cansada mi hermosa “Mamita” y a veces nos conocía otras no, mi familia no aceptaba que llegaría el momento de que ella partiera a un bello lugar. El día que llegamos se alegró y comió pero el médico nos dijo que en algún momento se iría que no lloráramos o la hiciéramos sentir incómoda, el momento más lindo y a la vez triste fue que acostada en la cama nos dió su bendición a todos sus hijos, nietos y bisnietos que estaban con ella, mi tía la tomó
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de la mano para que ella partiera tranquila, sentí que se iba una parte de mi corazón con ella. El 10 de octubre de 2014, un ángel más se reunió con sus bebés fallecidos y mis demás abuelitos, la recuerdo como lo mejor que me pasó en el transcurso de mi vida. Si me preguntaran si volvería a querer la misma familia respondería que sí, los mismos abuelos porque ellos me dieron otro tesoro, mis padres a quienes amo también, lo que cambiaría sería el conocer a mis otros abuelitos, aunque han pasado cinco años y aun me duele su muerte, pero sé que ella está mejor. Luego de que le pedí a Dios tanto por ella, me regaló un hermoso sueño, conocí a mi abuelita paterna en mi sueño era igual a la de la foto, pero llegaba a casa de mamita diciendo un saludo en náhuatl que yo no sabía, hasta que lo busque y me sentí tan dichosa que las vi a las dos en mi sueño. Cuando concluí la preparatoria uno de mis agradecimientos se lo dediqué a ellos, en especial a “Mamita” ya que le prometí terminarla. Y es así como recuerdo a “Mamita”, como una persona de carácter fuerte, pero a la vez tierna, cariñosa, que no quería depender de los demás, luchona y la mejor abuela que tuve, espero no se ofendan mis demás abuelos, pero no tengo recuerdos de ellos.
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Para el mejor abuelo que pude tener ANDREA FERNANDA MERA CERÓN
Juan Cerón Hernández, sé que hoy te encuentras en el cielo, disfrutando de la tranquilidad y lejos del dolor que invadía tu cuerpo, antes que nada quiero agradecerle a Dios por poder haber gozado de la vida junto a toda tu familia y vivir momentos bonitos, pero sobre todo, por haberme hecho vivir una infancia muy bonita, regalos de niña, momentos verdaderamente hermosos, el haberme defendido de mamá cuando en algunos momentos me pegaba, cuando al oír tu voz “¡Mónica no le pegues a mí Mimí! vente Mimí”, hoy sé que al escribir, este agradecimiento mis lágrimas no puedo controlar. Sé que tal vez como todos los seres humanos tuviste errores en la vida, pero independientemente de eso, nunca mi cariño hacia ti fue mal visto, recuerdo que siempre te defendía de aquellos que te juzgaban, para mí no fuiste un abuelo, para mi fuiste un segundo padre y siempre le pedí a Dios que te dejara un tiempo más, pero sé que en la vida nadie es eterno, con el tiempo fui creciendo y a lo largo de mi vida viví momentos muy bonitos, cuando algunas veces papá se molestaba, y yo le contestaba que, para mi siempre va hacer mi abuelo, tengo tantos momentos tan bonitos a su lado Juanelo, que quedaron grabados en mi mente y que al recordarlos, no puedo evitar el ponerme triste. Como siempre supiste, los Cerón somos una familia muy fiestera en cuestión de diversión, nos gusta ser muy alegres como usted lo fue en vida, en mi mente siempre vivirán aquellas fiestas, comidas momentos inesperados que usted compartió con todos nosotros aquellas cubas que tomaba con usted, así como palabras que siempre nos decía vivan la vida porque solo
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tenemos una, y tu Mimí siempre serás mi nieta consentida, siempre lo supe pero recuerdo qué una vez, al escuchar decirle eso a sus amigos, lo abrace le di un beso en la frente y lloré porque un cariño de un abuelo es muy bonito. Así como de niña me quisiste mucho, de adolescente aún más, un día antes de mi fiesta de XV años me preguntaste qué regalo quería y recuerdo muy bien le dije lo que usted quiera, al verlo entrar a media tarde, y justo en el momento cuando me dijo en la oreja para mi nieta consentida estos norteños son para ti, gracias abuelo, pero sobre todo gracias a dios por haberme dado la dicha de tenerlo con vida en aquel momento. Esos mariscos que como usted nadie los preparaba, esos ostiones en su concha que me daba cuando llegaba de la secundaria y la gente era muy poca en el puesto, y sí, yo me deshacía por mi abuelo mi cariño hacia usted nunca va a cambiar, siempre supe que un mejor regalo no era algo material, el mejor regalo era tener un abuelo, y si efectivamente todos y cada uno de los momentos que viví con usted, desde pequeña hasta hace tres años antes nunca los cambiaría por nada, de usted nunca tuve un regaño, un ya estate quieto niña, al contrario compartí tardes, noches, visitas al pueblo que aunque no me gustaba no puedo olvidar. El haber compartido un cumpleaños tal vez no el mejor, pero si con todos sus nietos, y aun que usted nos dijo no quiero nada, esa tarde noche del 8 de febrero, nietos e hijos le organizamos una cena y esa foto en familia nunca vamos a olvidar. Navidades muy bonitas, alegres pero una navidad ya no es como usted nos enseñó a vivir y a gozar porque hoy en día ya no está con nosotros, al siguiente año de su muerte las navidades ya no son las mismas, usted era alma de la fiesta, aquella navidad del 2017 fue muy triste pues solo cenar y nuestras caras de hijas, nietos, nietas, yernos y nuera reflejaban su triste ausencia. Una gripe se convirtió en una agonía para usted que sin saber o tal vez si nosotros nos hubiéramos dado cuenta de que algo andaba mal en su organismo, otra cosa sería, usted fue muy valiente y a pesar de que el dolor cada vez aumentaba más, era
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tan valiente en decir no me duele, pero ya no sufran hijos yo voy a estar bien ya verán, era un verdadero dolor escuchar de su mismo doctor el cáncer en los huesos que tenía el dolor, en los huesos que le provocaba los gritos, que escuchábamos en casa. Para mi fue un dolor, muy feo ir a trabajar y pensar a cada momento como estará mi abuelo, ir a la visita después de mi trabajo, no porque me pesara ir, sino porque me dolía verlo ahí acostado en una cama del hospital, platicar con usted, ayudarlo a comer, ese tiempo para mi fue oro porque tuve la oportunidad de entrar a verlo en tiempo de visita y romper las reglas del hospital porque yo quería ver a mi abuelo, recuerdo muy bien las palabras de mi mamá no vayas a llorar, porque tu abuelo se da cuenta, no sabía muy bien por dónde era y recuerdo que pregunté disculpe la cama E406 y escuchar su voz, mi Mimí aquí estoy, corrí y llore a abrazarlo darle un beso en su mano, decirle échale ganas abuelo todos te queremos ver ya en la casa, nunca olvidaré ese momento nunca, el tiempo en la visita se fue muy rápido y aunque no le hice caso al tiempo no me importo y me quedé un poco más. Al saber cuál era su situación y pesa a la edad que tenía, el doctor fue muy sincero y nos orientó de los riesgos que usted podría sufrir si le colocaban esos clavos en la espina dorsal, y el tiempo que era muy poco de efectividad. La casa se sentía triste, una semana muy dolorosa, los cotorros no hablaban, la Lula no ladraba, y el dolor aumentaba más, un 28 de junio mi corazón lo sentía yo muy triste, y decidí junto con mi mamá y mi tía quedarse a cuidarlo por la noche, si yo no me hubiera quedado, créame me hubiera arrepentido toda mi vida, pese al dolor que le impedía hablar me dio las gracias ese 29 de junio del 2017 y su bendición con su mano, hoy en día le doy las gracias, Juan Cerón, por haberme dado la dicha de ser tu nieta consentida. Siento una tristeza enorme ir al panteón y saber que ya no está, pero me quedo con la satisfacción de saber que en vida me dio momentos muy bonitos. Te extraño mucho abuelo, algún día yo estaré en el cielo contigo, de ese lugar nadie nos separará.
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Para mi segunda primera madre HÉCTOR ALLÁN FABELA MARÍN Santa García Rivera: ¿Sabes? cuando empecé a conocer el mundo fue en gran parte gracias a ti. En mis primeros años de vida pude haber vivido ciertos sucesos como otros niños cuyos padres se encuentran trabajando y no pueden disponer del tiempo para criar completamente a sus hijos y, siendo yo el menor de tres hermanas, tuve que lidiar con ello a mi corta edad. Desde los dos meses de vida, pude haber estado en una estancia, guardería o institución, pero tú te ofreciste a cuidarme y darme todas las atenciones que no me darían ahí. La tranquilidad que les brindaste a mis padres fue un gesto que solo alguien tan noble como tú podría dar. Desde que recuerdo, me hace feliz traer al presente y por medio de estas palabras el compartir la dicha que fue tenerte en mi vida, todo tu cariño y paciencia perduró hasta diferentes etapas de mi vida. Esto me permitió poder conocer una de las mejores caras de tener una familia, y a pesar de todo, tener la fuerza y la confianza de salir adelante contando siempre con tu apoyo incondicional, pero me gustaría revivir a través de mis recuerdos, varios momentos que siempre atesoraré. A la edad de cuatro años, apenas comenzaba a comprender las diferentes situaciones que me encontraría en mi camino, pero fue una etapa que me hacía feliz poder vivir, aun recuerdo que ir a la escuela de verdad gustaba, mi maestra Flor fue alguien que se ganó mi cariño y respeto. En aquellos años, era habitual esperarte y poder verte, simplemente saber que podía visitarte o vendrías a mi casa, me impacientaba mucho. Cuando tú venías, recuerdo como llegabas siempre tan bonita, arreglada, elegante, con ese chongo que tan perfectamente arreglabas en tu largo cabello, tus vestidos tan sencillos que
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siempre te daban porte, pero, sobre todo, jamás faltaba una bolsa en tu mano derecha la cual siempre traía algo de despensa para mi mamá, un frasco de su café favorito, además de mi chocolate en polvo; tu siempre pensando en nosotros. Durante mi etapa en el jardín de niños, en las vacaciones, era la ocasión perfecta para visitarte, recibir tus mimos y conocerte cada vez un poco mejor. Recuerdo que la sencillez siempre fue una de tus grandes características, tu tenías el superpoder de hacer que un plato de frijoles, acompañados con un poco de crema y queso, eran deliciosos, ¿acaso el ingrediente secreto era amor?, vaya que tengo muchos motivos para pensar que así era. Recuerdo aquella casita en el Callejón del Sabino, donde las innumerables visitas a la iglesia de San Pedrito, que, de niño, la recuerdo como un templo enorme, digno de perderme en sus ornamentas, pero ahora que la vuelvo a ver, no es ni la mitad de grande que yo recordaba, vaya lo grande que era el mundo para mis pequeños ojos. Algo que nunca abandonará mis pensamientos y recuerdos, son aquellas caminatas que solíamos dar, todo parecía tan seguro e interesante, la calidez de tu mano que nunca me soltaba, me hacía sentir siempre cercano a ti. Cada vez que me llevabas a cualquier lado, me hacías sentir consentido, nunca fuiste una persona ostentosa, pretenciosa, ni materialista, ni siquiera adinerada, pero siempre me comprabas un helado, un dulce o cualquier pequeño antojo que quisiere probar. Cuando cumplí seis años, recuerdo que tuviste que dejar aquella pequeña casa de patio enorme donde era muy divertido pasar mis días, pero a pesar de extrañar aquel lugar, no fue para nada algo que lamentar ya que te mudaste más cerca y el visitarte era más sencillo. Te encontrabas en Ejidos de Huipulco (ahora Jardines del sur) y debo admitir que fue una etapa que jamás olvidaré. En tu nueva casa, era todo más pequeño, ya no había patio para salir a jugar, no había árboles, pero aún así, tu armonía y tu toque hogareño hacía cómodo estar en cualquier lugar. Me gustaba estar contigo, tus platillos eran deliciosos y cada vez
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que iba a la tienda, había un arcade que tenía varios juegos y solo costaba cincuenta centavos, vaya cuantas monedas gasté ahí. Tiempo después, en una de visitas, me encontré con una inesperada sorpresa, de la nada vi a una pequeña cachorra de nombre Pelusa que se emocionaba al verme, de inmediato me encariñé con ella. Recuerdo con mucha gracia como sacaba la tierra de tus macetas que tanto cuidabas y como se metía a tu casa debajo de la cama y tenías que sacar a escobazos; si que era muy traviesa. De momento a otro, las personas las cuales te rentaban tuvieron problemas y decidieron irse, lo más triste fue que abandonaron a Pelusa, pero como era de esperar, te hiciste cargo de ella y se volvió parte de tu familia. Tiempo después por estas situaciones, tuviste que abandonar aquel lugar y la historia tenía que seguir en otro lugar. No muy lejos de ahí, todo continuó relativamente bien, podía seguir visitándote, la Pelusa ahora estaba conmigo, lo que me hacía muy feliz y le hacía pasar muchos corajes a la impaciente de mi madre, pero era feliz con nosotros y le tratábamos de dar el cariño que toda mascota merece. Pasaron alrededor de 10 años, ya me encontraba cursando la secundaria y este cambio fue radical en mi formación. La responsabilidad de la escuela en sus largos tres años no me permitía seguir conviviendo contigo como antes, pero realmente nada cambiaba, tu nunca cambiaste, seguías siendo la misma persona noble y amorosa de siempre. Ahora en aquellos días, siempre trataba de visitarte a menudo, pero mientras transcurría el tiempo, empezaba a notar que yo no era el único que crecía, también tú, pero de distinta forma, mientras yo ganaba altura, tú me parecías cada vez más pequeña, tu figura se encorvaba, pero para mí siempre eras tan grande como cuando era un niño de seis años. Ahora que lo pienso, el tiempo solo pasaba en tu apariencia, pero tu fortaleza, humildad y tu forma de ser tan amorosa no, por ello siempre fuiste digna de admiración. Recuerdo como toda la gente a tu alrededor se beneficiaba de ti, tenías un aura mágica (al menos siempre pensé así), que ahora a mis treinta
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años, no puedo recordar a nadie que tuviera alguna mala imagen de tu persona, tu familia te amaba y adoraba, tus amistades siempre hablaban bien de ti, pero nadie jamás te pudo ver como yo. A medida que el tiempo transcurría y mi vida cambiaba, comencé a interesarme en otras cosas: los amigos, salidas, videojuegos, las niñas. Y de cierta forma, ya no pude dedicarte tiempo como antes, entré en la denominada etapa de rebeldía en la preparatoria donde cualquier adolescente pasa que es buscar su lugar en algún grupo, círculo de amigos para poder creer que está con las personas que a uno lo entienden y puede compartir y aprender, aunque no todo sea tan factible como lo pensaba. Mis ropas cambiaron, mi forma de vestir se oscureció, mis gustos se centraron de forma ridícula e incomprendida por mi demás familia, me juzgaron y, sobre todo, siempre me dijeron que solo sería una etapa y que algún día me reiría de mí mismo por aquellas excentricidades, y vaya que tenían razón, pero también admito que fue divertida mi etapa “oscura”. Pero ¿qué pensabas tú?, a pesar de haberte formado en otras circunstancias, jamás me juzgaste, recuerdo que cuando te mostré una foto con mi nuevo look, esperando cualquier cosa de tu parte entendiendo que tu viviste tu adolescencia en tiempos muy diferentes a los míos, solo me dijiste: “te ves bien, hijo”. Eso me hizo entender aún más el por qué eras tan querida, tu nunca le guardaste malas palabras a nadie, incluso siempre tratabas de comprender tu entorno, a las personas y por ello te ganabas su cariño y respeto. Pero tú siempre me veías como al pequeño niño por el cual preocuparte, cuidar y guiar. Algo que me da vergüenza recordar, fue el cómo me dejé llevar por malos consejos y dejé mis responsabilidades escolares de lado, pensando que mis diecisiete años me abrirían las puertas y que las oportunidades eran fáciles, pero vaya que equivocado estaba. Mi familia al ver que descuidé tanto mis estudios de preparatoria y llegando al borde de perder la oportunidad de continuar estudiando de forma habitual y teniendo que darme de baja en la escuela, perdió la confianza
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hacia mí, pero mi necedad de adolescente no me dejaba ver que debía sortear aquel obstáculo que yo mismo me impuse, ¿pero tu cambiaste hacia mí?, para nada, tu siempre me diste palabras de aliento, sin presiones, siempre creyendo que encontraría de nuevo el camino e incluso a pesar de mis fallas, siempre hablabas bien de mí, y no pude decirte cuánto agradezco ese gesto de tu parte. Después de tantos errores, me volví una persona distante, me volví huraño, la familia pasó a un plano en el cual solo me daba pereza y creía que solo servían para avergonzarte, y aunque jamás te vi a ti de esa forma, el distanciamiento fue casi total. Ya casi no te visitaba, y ahora con la suficiente edad para cuidarme solo, salir a muchos lugares y tener las riendas de mis decisiones, me hice una persona aislada, que prefería estar en casa que salir al mundo, y vaya cuánto me arrepiento de no haber aprovechado tantas oportunidades de visitarte de sorpresa y ver tu cara de alegría y sin importar lo que estuvieses haciendo, nunca faltaba aquel plato de frijoles con queso y crema si no tenías algo más preparado, y casi olvido esa agua de limón preparada al momento que jamás volví a probar una como la que tu hacías, todo tan natural, como tú. El tiempo pasó, y comenzaste a sentirte mal, te tuvieron que hospitalizar, cuando nos dieron la noticia, todos nos preocupamos como nunca; era tu corazón. Tu cuerpo ya no era tan fuerte, y todos los años de haber trabajado tanto por tus hijos, tus hermanos y tus nietos lo resentían. Ahora tenías todas las atenciones, lamentablemente, nos dimos cuenta de que para toda la familia que apoyaste, ese acto no fue retribuido del todo, pero no importaba, me tenías a mí, a mi madre y a demás familia realmente cercana. Ahora que recuerdo, jamás dejaste que te viéramos mal, no importaba que tan mal estuvieses y con tu nuevo marcapasos resultado de la operación por la cual tuviste que pasar para salvar tu vida, siempre parecía menos dado a que solo sabías sonreír y dar amor a tus seres queridos. En el tiempo que yo me encontraba andando en la vida sin rumbo y sin aspiraciones por el simple hecho de tomar en serio mis malas decisiones, tu ya pudiste regresar a tu casa, pero ya
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no podías moverte como antes, pero creo que el verte mal, me llegó a afectar de tal manera que me alejé un poco, tenía una imagen de ti como una persona fuerte y con mucha energía, pero desde ese día, todo comenzó a cambiar. Por mi parte, me encontraba sin encontrar mi camino, la posibilidad de concluir todos mis planes cada vez se veía más relegados a empleos pasajeros, todo el tiempo pasaba a mi alrededor y me volvía más necio, y por dicha situación, no lograba comprender que así pasaba el tiempo, fueron alrededor de tres años donde no valoraba lo bueno que tenía, a mi familia, a mis amigos; a ti. Un día nuevamente enfermaste, todos pensamos que era un malestar habitual por la operación que tuvo lugar a la colocación del marcapasos en tu pecho, y yo, siempre pensando en la fortaleza de tu persona y espíritu, te pondrías bien y podría seguir viéndote en cada reunión familiar, cumpleaños, celebración, vaya, tu siempre estabas disponible para quien te necesitara, pero esa ocasión fue diferente. Yo con mis problemas escolares donde no lograba la forma de concluir la preparatoria, tu enfermabas cada vez más y más. Tuviste que ser hospitalizada, pasaron los días, y jamás pudiste salir de ahí. De emergencia tuve que acudir al hospital a hacer guardia y pasar la noche. Mientras trataba de dormir, me llamaron las enfermeras y se me permitió verte… ahora te veías tan frágil, tan delicada, no eras tú. Los días eran cada vez más difíciles para ti, y nosotros como tu familia sufríamos constantemente al saber tu estado. La última vez que pude verte, te dije que aquella noche que estuve contigo, te dije muchas cosas al oído, y tú, sin poder hablar y con un débil gesto de tu mano me diste a entender que lo escuchaste todo, después, todo se complicó, te vi sufrir, no sabía que hacer, los doctores ya habían agotado sus recursos y nos dijeron que perdiéramos las esperanzas. Lo último que pude darte en vida, fue un beso en la frente, te sostuve la mano mientras tosías fuertemente, te dije que eras la mejor persona que pude conocer y que no era la última vez que te vería y que, de ahora en adelante, te haría sentir
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orgullosa. Y así, el seis de diciembre del año 2007, tú, Santa García Rivera, partiste de este mundo, demostrando la bondad que puede existir una mujer fuerte, pero humilde, amorosa, amada y respetada por todos. Por eso y por muchas cosas más, jamás te olvidaré.
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Anidar
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Los padres JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Una de las faltas más comunes de nosotros los hijos, cuando tenemos la fortuna de disfrutar a nuestros padres por mucho tiempo, es suponer que siempre estarán ahí para nosotros. En verdad es difícil entender y valorar el simple hecho de tenerlos ahí día a día, porque son pocas las veces que nos ponemos a pensar en todo aquello que en realidad nos proporcionan y terminamos siendo tan sólo unos niños malcriados quienes sólo terminan señalando sus muchos defectos, pero que pocas veces entendemos sus tantas virtudes. He llegado a esta reflexión hace poco tiempo y esto no fue hasta que me senté a visualizar mi vida, hacer una retrospectiva y con ello tratar de lograr entender a mis padres, tal ejercicio mental es sumamente complejo y si uno no se da ese tiempo, lamentablemente no podrán entender la dicha de tener padres. Para empezar, debería agradecerles el hecho de haberme tenido y haber aceptado la responsabilidad de proporcionarme una educación, y lo agradezco, porque hoy más que nunca, se ven casos donde padres dejan abandonados a sus hijos. Muchas veces se asume que dicho acto es lo mínimo que los padres deben hacer por sus hijos, no obstante, hoy sabemos que no es así. En segundo lugar, les agradezco por darme las comodidades fundamentales para llevar una vida sin preocupaciones y todo esto sin exigirme nada a cambio. En tercer lugar, por comprarme esas pequeñas cosas que me hicieron pasar tantos ratos tan divertidos en mi infancia. Para ello quisiera compartirles aquí una pequeña anécdota de aquellos tiempos de mi niñez. Por ahí del año 1997, en la época navideña, las
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cosas transcurrían de lo más normal. En aquel entonces, recuerdo, que a mis padres les daban el día, así que 24 y 25 de diciembre, la pasábamos juntos, mis hermanos y yo ya sabíamos toda la verdad detrás de la figura mágica del tal Santa Claus, así que poco esperábamos esas navidades. A pesar de ello, esa tarde cuando mi madre llego de trabajar, de forma misteriosa, nos hizo ir al supermercado y fue ahí, en el pasillo de juguetes, que nos afirmó con una gran sonrisa: “Pueden agarrar lo que sea”, cosa que nos sorprendió mucho y como ya se imaginaran, corrimos a los anaqueles a buscar lo que queríamos, cada uno tomó cinco figuras de acción de la línea GI-JOE, que estaban muy de moda, posteriormente cada uno tomó un vehículo, los cuales estaban empaquetados en grandes cajas decoradas con unas imágenes de la serie GI-JOE exquisitas, eran tan grandes que llegaban a imponer. Aquellos juguetes eran de los más extravagantes y niño que los llevaba, niño que era visto con asombro por otros, y sí, nosotros fuimos de los pocos que llevábamos un ejemplar a casa aquellas navidades. Esa navidad nuestros padres nos habían obsequiado una gran felicidad, pero en aquellos días no comprendía muy bien todo el esfuerzo que implicaba otorgarnos dicho capricho, ese esfuerzo que sólo hoy retoma un valor más simbólico en mi persona, puesto que ahora tengo una conciencia más profunda sobre el valor de las cosas. Recordando este pasaje de mi infancia, entiendo que mis padres siempre se esforzaron por darnos las mejores cosas, gracias a ellos jamás supimos lo que era quedarse con las ganas de algo, ellos siempre veían cómo, pero al final nos iban dando esas cosas que muchas veces los niños piden, por el simple hecho de ser niños. Conforme fuimos creciendo mis padres fueron acumulando años, a pesar de ello su apoyo y cariño, nunca nos a faltado. Ellos siempre trataron de inculcar en mis hermanos y en mi, los valores fundamentales, ya que una de sus máximas de vida decía que “una buena persona en donde quiera tiene lugar”, y fue así como aprendimos a ser honrados, respetuosos, bueno ya saben, aprendimos a ser buenas personas.
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Al contar con ese apoyo de mis padres en nuestras vidas académicas que, por supuesto también agradezco, porque en la universidad a la cual acudo he escuchado tantas historias de personas que tienen que lidiar, no sólo con el estrés de las clases, sino también de sus trabajos y como si fuese poco de los problemas de sus vidas personales, por ello creo que soy bastante afortunado ya que me fue sencillo avanzar en mis estudios. Desde temprana edad entendí que la mejor forma de corresponder a ese apoyo proporcionado por mis padres era mantener un buen comportamiento y cumplir siempre con los deberes de la escuela. Y así fue, no recuerdo haberme metido en tantos problemas, puesto que sabía que sería injusto darles disgustos a mis padres, siendo que ellos trabajaban día a día para que nuestro aprendizaje fuese una realidad. Fue el estudio que al final me trajo ciertas confrontaciones hacia ellos, pues al crecer uno se va dando cuenta que sus padres no son perfectos y al notar eso, muchos de nosotros creemos que estamos con el derecho de reclamar o hasta de discutir esas pequeñas actitudes que nos llegan a molestar de nuestros padres y que de niños nos es difícil ver. Mientras obtenía más conocimiento, me fui alejando de aquellas actividades que ya no toleraba realizar, ya que empezaba a tener una visión más crítica y con ello el distanciamiento entre mis padres y mi persona fue aumentando. Es tan fácil que nos volvamos tan engreídos al adquirir más conocimiento y es aún más caer en la descalificación de aquellos que vemos como inferiores, es tan sencillo empezar a creer en dicha superioridad, que si realmente no haces un ejercicio de consciencia podrías perderte y realmente ocasionar tanto daño a aquellos a los que les debes todo. Es por ello por lo que hoy decidí tomar una pequeña porción de mi tiempo y dedicarles unas palabras a mis padres, porque son esas personas que apenas tienen estudios, que desconocen tanto, las mismas que me lo dieron todo y por ellas hoy estoy donde estoy y siendo sincero, creo que la vida no me alcanzará para agradecerles todo lo que me han dado. Por ello, te pido encarecidamente, deja de enojarte si tu padre o madre te exigen buenas notas, si te mandan por algo o
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si te piden un favor, recuerda que para tus padres siempre estuviste primero tĂş antes que cualquier otra persona y me parece que lo mĂnimo que podemos hacer por los padres que nos han apoyado tanto, es tener siempre la buena disposiciĂłn de ayudarles en lo que necesiten.
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A mi querido padre CAROLINA REGALADO RAMÍREZ
Hace 22 años llegue contigo, recuerdo bien la historia que siempre cuentas, cuando fuiste por mis primeros biberones, antes de ir a conocerme, aunque nunca los utilice, porque debo decir que no me gustaban, ahora lo sabes. No tenía conciencia de quien eras, pero sé que me querías desde el primer día, soy tu segunda hija y siempre dices sentirte agradecido por las tres mujeres que están en tu vida, mi mamá a quien amamos tanto, mi hermana que siempre es la mejor y yo, que los adoro con el corazón. No puedo recordar cuando era un bebé, pero siempre pienso en los excelentes recuerdos que tengo, miro las fotos y veo al padre que tengo, eso me hace feliz. Por un tiempo estuviste lejos, recuerdo que en un principio no fue difícil, era muy pequeña, por lo que no estaba consciente de lo que significaba que no estuvieras cerca de mí, pero sé que todo ese tiempo lejos siempre luchaste para darnos lo mejor que podías, incluso mucho más, porqué realmente te has esforzado, por nosotras. Recuerdo la última vez que estuviste lejos, fue difícil, ya era un poco mayor, por lo que sentí el efecto de la lejanía, así que ese tiempo te extrañé y volví a esperar tu regreso, lloramos mucho, pero solo fue un tiempo y después de este mismo, ahora estás con nosotras. En específico, recuerdo la muñeca de porcelana que me regalaste cuando tenía cinco años aproximadamente, también le diste una a mi hermana Jessica, jugábamos todo el tiempo con ellas, llegábamos de la escuela, nos bañaban y alistaban para llevarnos con ustedes, jugábamos en el local, hasta el día
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que se rompió mi muñeca y en verdad lloré mucho, me encantaba esa muñeca, pero siempre fuiste comprensivo y amoroso, no recibí un regaño, mucho menos un golpe, pero siempre la enseñanza de hacer lo correcto y valorar las cosas que se me dan. Fuimos a recogerte al aeropuerto por última vez hace aproximadamente 11 años y no cambiaría un minuto de nuestra familia por nada en la vida, ese día mi mamá estaba feliz, mi hermana estaba feliz, todos estábamos felices por tu regreso. Tengo excelentes recuerdos de mi infancia conviviendo contigo, nos sacabas a jugar a la calle con las bicicletas y cuando se juntaban todos los primos jugabas con nosotras a las escondidillas, correteadas, fútbol y demás, ahora sé la importancia de tenerte en mi vida, hemos acumulado grandes recuerdos y aunque pasa el tiempo, sigues conservando la alegría y ese espíritu de niño que nos alegra la vida en una simple plática. Hoy en día estas cerca, todo el tiempo me has apoyado y brindado los mejores consejos, siempre preocupado por hacer lo mejor para tú familia y lo estamos logrando, gracias a tu esfuerzo, al de mi madre y al de toda la familia, hemos crecido, avanzado, superado dificultades y seguimos juntos. Ahora bromeamos juntos, vamos de compras juntos, platicamos y reímos juntos, valoro y atesoro cada día y cada momento que comparto contigo papá. Al día de hoy tienes 47 años cumplidos, cuarenta y siete años siendo la mejor persona, veinticuatro siendo el mejor padre, veinticinco siendo el mejor esposo y espero estén siendo los mejores cuarenta y siete años de tu vida, ya que nos has hablado de esta misma, tu infancia, tu juventud, y se bien que no siempre fue fácil, pero saliste adelante, fuiste fuerte y lo sigues siendo, no te rendiste, conseguiste gran parte de lo que quisiste, hoy en día espero que estés feliz con la vida que has construido, pero espero que nunca dejes de construir, porque puedes con más, siempre ha sido así. Gran parte de lo que construiste es el reflejo de tus hijas, mi hermana que al día de hoy es una licenciada en Pedagogía y
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una excelente maestra de primaria, por lo que estamos completamente orgullosos de ella, pero también estoy orgullosa de ti, por todo el esfuerzo que realizaste y los sacrificios que hiciste para seguir mandándonos a la escuela y lograr que nosotras con siguiéramos avanzar más en nuestras vidas, por mi parte aún sigo en la universidad, pero pronto obtendré mi título y se los dedicaré a ti y a mi madre, que tanto han dado por nosotras, nos apoyaron en cada etapa de nuestras vidas, por lo que cada logro obtenido no es solo esfuerzo nuestro, sino también de ustedes. Mantengo los recuerdos de cada graduación, avanzábamos una etapa más y ahí estaban ustedes para aplaudir nuestros logros, eso te hace querer esforzarte cada vez más, la sonrisa en sus caras, las veces que dicen “me siento orgulloso”, me han inspirado a continuar con cada proyecto que me he propuesto en la vida. Sé que me apoyas en cada decisión, como cuándo decidí comenzar a trabajar aun estando en la escuela, sé que me apoyas porque cada noche esperas a que regrese para irme a recoger cerca de casa, se cuánto te preocupas porque llegue con bien, siempre te desvelas hasta que estoy en casa, creo es tu instinto paternal que en la mayoría de ocasiones es más grande que el cansancio o el mismo sueño, porque sin duda sé que para ti jamás dejaremos de ser tus hijas sin importar que tan grandes o pequeñas seamos. Por esto mismo, me has impulsado a crecer, a llevar a cabo mis proyectos, nunca me has detenido, al contrario, me animas cada día para seguir con lo que hago y a donde quiero llegar, siempre cuento con tu apoyo, pero sobre todo con tu amor, eso me vuelve mejor persona y me inspira a continuar, a llegar más allá de donde ahora me encuentro. Hace no tanto tiempo nos enteramos de que enfermaste, pero no te desanimes, al contrario, sigue contagiando al mundo con tu alegría, sé que fue difícil y en principio te sentiste muy triste, ya que era algo que nunca esperamos pasar, pero las cosas mejoran y la vida continúa, porque siempre tendrás a tu
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familia, para cuidarte y apoyarte en cada paso que des, somos tu fuerte ante cualquier situación. Puedes estar contento con lo que has construido, porque puedo asegurarte que lo hiciste tan bien que jamás podrían derribarlo, con el corazón te escribo estas líneas, porque, ¡te amo papá!.
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Cosas difíciles de hablar MARIELA GRISEL MENDOZA GÓMEZ A mi padre Hola papá, lo que estás a punto de leer es un resumen de las cosas que quisiera decirte y que me cuesta mucho expresarlo personalmente porque para empezar siempre se me ha complicado hablar abiertamente de mis sentimientos y porque nuestra comunicación no ha sido la mejor. Los primeros recuerdos que tengo de ti los tengo registrados desde que tenía dos o tres años, no los tengo claros, pero tengo presente algunos momentos cuando me cargabas, fui creciendo y me di cuenta de que no siempre estabas en casa porque trabajabas y cuando llegabas a casa me emocionaba mucho y corría a abrazarte, por ese entonces vivamos en el Estado de México junto con mi madre. Después nos mudamos al estado de Hidalgo cerca de la casa de mis abuelos paternos, de ahí tengo recuerdos más claros en los que jugabas conmigo, haciéndome caballito y me subías a tu espalda mientras yo me sostenía fuerte e intentaba no caerme, o que me tomabas de las manos y me dabas vueltas hasta marearme, también tengo presente que tenía muchos juguetes y bastante ropa, solo que a diferencia de cuando vivíamos en el Estado de México solo te veía los fines de semana y no diario como antes lo era, pues trabajabas en el entonces DF y por eso me emocionaba más cuando te veía llegar porque no te veía en días. Crecí otro poco y comencé a notar los problemas que tenías con mamá, las discusiones en voz elevada que tenían, y las quejas de mi mamá; comúnmente los adultos suelen pensar que los niños no entienden las cosas porque están pequeños y por eso lo hablan sin problema, pero no son tontos y aunque haya cosa que no comprendan al cien, claro que comprenden. Lamentablemente de mi madre no tengo los mejores recuerdos, me tocó ver cosas
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que desearía no haberlo hecho, no sé si fue real o era mi perspectiva de ese entonces, pero con ella no me sentía segura, se iba por largas horas y nos encargaba con la vecina, o a veces nos dejaba solos, para ese tiempo ya tengo recuerdos de mi hermano que tenía casi dos años, tu no estabas entre semana y recuerdo que solía extrañarte mucho, además cuando volvías casi siempre nos traías algo, usualmente eran los kínder sorpresa, esos chocolates en forma de huevo que tienen un juguete adentro, también me gustaba que cuando dormía siempre me llevaras cargando hasta mi cama. Cuando te divorciaste de mamá yo te preguntaba por eso y tú simplemente te limitaste a decirme que era muy chica para entenderlo, sin embargo yo quería saber. Tú te quedaste con nuestra custodia y por tu trabajo en la CDMX te era imposible cuidarnos y nos dejaste a cargo de mis abuelos, y como de costumbre solo te veíamos solo los fines de semana, en esa época entre al kínder que estaba frente a la tienda de los abuelos, ni tú, ni mi madre estuvieron ahí pero me ayudaste con mi tarea, y procurabas que nada nos faltara, para nosotros era un sufrimiento cada lunes en la madrugada porque te ibas a trabajar, por eso casi siempre odiaba los domingos porque para mí era señal de que al siguiente día te volverías a ir y tendrían que pasar muchos días para volver a verte, por un tiempo lloraba cuando eso pasaba, hasta que lo entendí y ahora yo intentaba consolar a mi hermano cuando te veía marcharte, a raíz del divorcio de ustedes me hice más unida a ti, aunque quiero mucho a mis abuelos sentía que no me comprendían y no nos ponían la atención debida, obviamente no era su obligación pero de verdad que te extrañaba y me ponía hacerte cartitas y dibujos, hacía una diario y al fin de semana ya tenía varias que guardaba en el viejo refrigerador descompuesto de los abuelos. Cuando llegabas te las entregaba emocionada y luego nos sacabas a jugar al parque o ahí mismo en el patio de los abuelos, a veces me molestaba que cuando estabas en casa salieras por cualquier compromiso de como cosas de la iglesia y no nos llevaras, yo te veía como el mejor padre, y siempre quería estar contigo, de mi madre ni me acordaba y aunque
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luego nos iba a ver no me sentía cómoda en salir a recibirla. Y así transcurrió mucho tiempo, mi hermano y yo solíamos enfermarnos seguido y recuerdo bien que en las madrugadas te levantabas a darnos medicamento o ponernos algo para bajarnos la fiebre y así un montón de cosas, también recuerdo que en muchas ocasiones dormíamos con música y me relajaba, posiblemente por eso ahora me gusta escuchar música. Cuando te volviste a casar las cosas cambiaron un poco, para bien. Nos fuimos a vivir contigo y mi “nueva mamá”, parecía que los momentos turbios habían quedado atrás, en ella encontramos refugio, protección y estabilidad, que aunque seguías sin estar en casa, tu ausencia ya no pensaba tanto, o al menos no era tan doloroso, pero luego pasaron cosas que arruinaron todo eso y si antes añoraba que volvieras del trabajo, en ese momento por lo sucedido aún más, pero entonces sentí que me decepcionaste, en tus manos estuvo que las cosas se remediaran y parecía que no te importaba, y entre más crecía me daba cuenta de las cosas y yo notaba una seria indiferencia por tu parte ante varias situaciones que pudiste frenar pero te quedaste inmóvil, jamás me faltó ropa, comida, calzado, un techo pero sentí un descuido moral y afectivo muy fuerte y comencé a verte distinto, dejaste de ser mi héroe, mi motivación y sentía que ya no confiaba en ti. Cuando entré a la adolescencia desarrollé cierto resentimiento hacia a ti, porque me di cuenta de muchas cosas, yo no entendía tu proceder, estabas en casa y era como si no existieras, te ibas por un buen rato y nos dejabas en casa, parecía que los problemas que tenías con mi madrastra repercutía en nosotros tus hijos, y por eso también dejé de verte como lo mejor. Por varias razones cambie mi actitud hacia a ti, y como mencioné, nuestra comunicación nunca fue buena, creo que solo lo fue mientras era una niña, vi dificultades en ti para guiarnos, para demostrar que te importamos, por mucho tiempo te vi como un mal padre, me decía que yo en tu lugar lo hubiera hecho diferente, y luego supe cómo fue tu infancia, la relación con mis abuelos y entonces me di cuenta que si yo había tenido ciertas deficiencias, tú aún más, mi abuelo era muy
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borracho y todo el dinero se lo gastaba en alcohol, mi abuela por años estuvo ausente debido a que se encontraba en cama enferma, y que tú junto con mis tíos, prácticamente tuvieron que salir adelante solos, me dijiste en más de una ocasión que mi abuelo nunca les habló de sexo, de las novias, ni fue muy afectivo con ustedes, que nunca les ayudó con las tareas y que tenían que ir a trabajar antes de ir a la escuela, con mucho esfuerzo lograron estudiar al menos el bachillerato, entre muchas otras cosas más, y entonces comprendí que el ambiente de un niño es determinante para su desarrollo, mi abuelo creció con su padrastro, su padre murió cuando él era un niño, y no tuvo una figura que lo orientara, ni mucho menos amor, mi abuela tenía igual una historia trágica y llena de traumas y eso repercutió en lo que son ahora. Entendí que no tenía ni la menor idea de los que habías vivido, no es que te justifique pero ahora las cosas eran más claras, yo no soy nadie para juzgarte, ser padre no es cosa fácil, en medio de las adversidades te aventaste el paquete de cuidarnos, de darnos estudio y todo aquello que te faltó, siempre te esforzaste y privaste de cosas por darnos lo necesario, y que muchas veces no he sido agradecida y valorado lo que has hecho por mí. Después de todo, tú me diste la vida, me enseñaste muchas cosas, me tuviste paciencia, nunca me hablaste mal de mi madre y al contrario me invitabas a saludarle y visitar a mi abuela materna, y que a pesar de que he hecho cosas que te han decepcionado me sigues queriendo, solo puedo pedir tu perdón por tenerte por mucho tiempo rencor, quiero ser mejor de lo que tú has sido y que te sientas orgulloso de mí, sé que a veces te causo dolores de cabeza pero créeme que te quiero mucho y no quiero imaginar ni siquiera qué sería de mí cuando me faltes, muchas gracias. A mi madre Al igual que la relación con mi padre ha sido complicada, contigo es más. Para muchos no eras mi madre biológica y es cierto pero por mucho tiempo te considere como si lo fueras. Es curioso que antes del divorcio de mis padres, ya te
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conociéramos y fueras una de las personas que nos cuidara, y que tiempo más tarde fueras nuestra madre. Antes de que tú y mi papá se aventuraran a su relación, yo veía como otras muchachas pretendían a mi papá y le daban regalos, y aunque era una niña, entendía la situación y luego me iba a pegar con mi papá para no dejarlo solo con esas personas, pero por alguna razón tú me caíste mejor y es que a diferencia de las otras, tú trataste de ganarte nuestra amistad y lo lograste, además de que ya nos habías cuidado, al principio me resistí pero termine accediendo a que ustedes tuvieras un noviazgo, según mi padre nos preguntó qué pensábamos de ti y de alguna manera pidió nuestra aprobación cosa que no recuerdo. Jamás imaginé que llegaríamos a vivir contigo, como familia, pero las cosas funcionaron bien, y era como empezar de cero si mi padre era joven, tú lo eras más. Desafortunadamente pasaron cosas que rompieron la buena relación que se había creado entre nosotros, anteriormente a eso, sentía la estabilidad que me hacía falta y confiaba plenamente en ti, entiendo que esas cosas que nos alejaron fueron ajenas a nosotros y que la mayor responsabilidad la tenía mi padre, pero en aquel momento te vi a ti y a él como los únicos culpables y olvidé todas las cosas buenas que habías hecho por nosotros. Veníamos de estar con los abuelos y ellos por sus ocupaciones y posiblemente por su edad, no nos brindaban la atención debida en todos los sentidos, desde lo emocional, lo académico, y material, pero cuando llegamos contigo, nos enseñaste a ser ordenados, a realizar quehaceres, nuestras calificaciones mejoraron drásticamente que incluso recuerdo en alguna ocasión una de nuestras maestras te comentó que desde que te habías hecho cargo de nosotros había visto una mejoría, la disciplina que habías inculcado en nosotros dio resultados y gracias a ello en la primaria salí seleccionada en la escolta oficial y en varias ocasiones los profesores resaltaban mis trabajos etcétera. Al igual que papen varias ocasiones nos cuidaste mientras estábamos enfermos y nos llevabas al doctor, porque él, por su trabajo, casi nunca estaba y tú, sola, a tu corta edad, te hacías cargo de nosotros, de la casa y de todo, y cuando
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esperabas a tu primer bebé, (mi hermano), redoblaste esfuerzos, ibas sola al tianguis y te las ingeniabas para traer el mandado, nos criaste a los tres en la ausencia de mi padre, y luego cuando nació mi hermana ya éramos cuatro a tu cuidado y aun así podías con todo. Siempre me ha sorprendido la habilidad que tienes para manejar las cosas aun cuando tienes el estrés o tiempo encima, siempre lo resuelves, y haces más de una cosa a la vez, cuando tienes que movilizarte no lo dudas y aunque estés cansada intentas hasta que esté listo, también tienes capacidad de ahorrar y hacer maravillas con ello, lo opuesto de mi padre. Uno de los mejores momentos, fue cuando nos contaste que íbamos a tener un hermanito, y aprendimos a cuidarlo y hacer muchas cosas con él y para cuando nació mi hermana también. A lo largo de estos casi 18 años en ocasiones me he desesperado y frustrado por las razones que ya sabes, sin embargo, te aprecio, aunque a veces siento que has sido injusta conmigo. Entiendo que cuando te hiciste cargo de mi hermano y de mi eras muy joven, no sabías ni cocinar, como ya muchas veces has contado. Aguantaste nuestro carácter, a veces la crítica de la gente, enfrentaste a la familia de mi padre que a veces era muy chismosa y hostil, y trataste de educarnos de la mejor manera, por todo eso mil gracias.
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Sobre un Roberto Castro (padre) DARÍO CASTRO
Es cierto que ese hombre gordo enflaquecido, víctima de la diabetes es reconocido en lo que hace y hasta la fecha lo siguen contratando en las editoriales gringas. También es cierto que Roberto Castro es peruano, y que Roberto es un nombre de sucesión de todos los primogénitos de nuestra familia por lo cual, yo, Roberto Darío Alfonso Castro Vicente, seria Roberto X si esto se tratara de una familia real. También puedo decir que su carrera por Bellas Artes en algún momento lo frustro, pero salió adelante después de que entendió de que su falta de resolución a los colores que los maestros siempre le reclamaban en sus pinturas, se debía a una enfermedad que se llama Daltonismo, la cual curiosamente es muy común en Latinoamérica, tanto que cinco de mis siete primos la sufre, sin contar a un tío que según los estudios de unos doctores alemanes que investigaban el caso en 1976; veía en blanco y negro. Gracias a eso ideó un sistema para identificar colores el cual consistía en una tabla de comparaciones de los colores que él pensaba eran piel, y con los que realmente eran. Por ende, si él veía al hombre de color verde, en la otra dimensión (la cromática normalizada sería de color piel). Y aunque no es el mejor en cuanto a la disciplina, la investigación y la teoría, este método le ha servido a otros pintores para no terminar dándole un tono verdoso a cristos o adanes, los cuales en sus años de academia, eran los temas favoritos de los profesores. Roberto Castro después de esta gran aventura se lanza a trabajar a periódicos nacionales tratando de convertirse en
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caricaturista. La tarea es muy difícil al tratar con los viejos dinosaurios que cuidan su trabajo como oro. Es la razón por la que la política de la terquedad es adoptada y decide que debe insistir en sus oficinas de lunes a viernes hasta que le den una oportunidad. Esta estrategia falla contundentemente lo cual lo hace regresar a su casa sin mucho ánimo y esperanza. Podría ser que en este punto este Roberto Castro hubiera optado por la vida de mecánico como mi abuelo le había aconsejado desde que tuvo 15 años. O ser un vendedor de coches como mi tío con vista monocromática (sobre cómo sabía el color de los coches es un misterio) le insistió desde que se enteró que sería artista. En fin, la historia continua cuando de camino a casa ve en un periódico que se anuncia un concurso sobre dibujo organizado por uno de los periódicos que le había dado una patada en el culo, El Ojo. Según la historia, este Roberto joven y de gran autoestima, dibujó una escena donde marchaba un héroe nacional del Perú, Túpac Amaru II, junto con un grupo de indígenas durante el levantamiento post colonial más grande de Latinoamérica. Esta imagen impactó tanto a los organizadores que de repente le hablaron. Dice que uno de los editores del periódico el cual solo recuerda que se llama Juan, se sorprendió al verlo, pues pensó que era una broma que él hubiera ganado. Aunque cuestiono esto al principio, después tuvo que disculparse porque tenía a uno de los talentos más jóvenes del Perú tocando a su puerta, y si no hubiera sido por este concurso, posiblemente lo hubiera perdido. Este Roberto Castro dibujo muchas cosas, ilustró muchas cosas, creo muchas cosas. Entre estas hay un registro de un Tarzan de otro planeta llamado Tarkan, el cual es vez de monos, es criado por criaturas espaciales. Esta historia llega a ser un éxito sin precedentes, al igual que una paga muy precedente, porque como todo artista novel, los editores terminaron pagándole con la efímera moneda de la promoción y la fama. Después de esto haría una historia de piratas contra alienígenas llamada Mendoza, la cual no llega a tener el mismo éxito y la critican de rara e irreal.
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Su siguiente camino fue buscar nuevas oportunidades, ya que Perú sufriría un golpe de estado, y por ende las editoriales serían las primeras en una agenda de censura contra el nuevo gobierno militar. Roberto Castro no recuerda si fue en 68 por un general de nombre Juan Velazco Alvarado u otro de nombre Francisco Morales Bermúdez, pues no era la primera vez que sucedía esto, y desgraciadamente vendrían casos tan desdeñables en la política peruana como el Tacnazo, un autogolpe y un fallido autogolpe, aunado a esto, la rebelión y ataque del ejército Senderista de Abimael Guzmán y otras desgracias Fujimoristas las cuales “afortunadamente” no tuvo que vivir por estar en México. Este Roberto Castro ha visto las mejores épocas de la historieta mexicana cuando editoriales como Novedades y Ejea fueron parte de este boom en 1980. Ambas compitiendo aguerridamente y hasta a veces (y aunque no lo crea) secuestrando dibujantes para cumplir los tiempos de entrega y con la calidad necesaria para cada publicación. También resintió cuando poco a poco la editorial bajaba la calidad de sus historias, orillándose a hacer soft porno y después como una medida desesperada el porno explícito. Agregando a esto, la baja de precios que estaban en un principio a 400 pesos por página (siendo el máximo ochenta páginas dibujadas) a 50 por página, lo cual, por mucho que trabajaras, era una miseria. Por otro lado, Roberto Castro no se rendía y seguía en el medio. Dándose cuenta de que apreciaban el talento artístico en otros países. Es por eso por lo que decidió intentar en Europa y en Estados Unidos, siendo una tarea ardua adaptar un estilo creado bajo los estándares de mujeres de grandes pechos y caderas grandes, a otro menos sexista, pero que optaba por los cuerpos con cuadros abdominales, brazos y piernas marcadas como si se trataran de atletas olímpicos. Y aunque su lucha fue muy difícil, consiguió que una editorial se interesara en él. Aunque esto también fue el principio de novatadas laborales que todos los autores sufren al terminar un trabajo que más adelante no es remunerado. Es la razón por la que contactó con un gringo que podía representarlo, el cual le consiguió dos
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trabajos en Martel y en DC, claro, también lo conecto con otro editor y director de cine de nombre Kevin Grevioux, el cual es el creador de la serie de películas Underworld. Creo que fue en ese momento que Roberto vio que este mercado tiene reglas diferentes y a la vez similares. Pues su agente terminó quedándose con su trabajo original y pagándole a destiempo y con descuento de representación de u 60%. Fue por eso por lo que optó por despedirlo, no sin antes tener una pelea agitada, donde a Roberto nunca se le bajo de malagradecido. Eso no importaba mucho, ya que, aunque sus trabajos en estas dos editoriales icono fueron breves, el rumor de que lo hacía rápido y con detalle llegó a otros editores. Fue por eso por lo que el mismo Grevioux le solicito hacer storyboards y adaptaciones al comic de sus personajes. Después IDW lo contactará para una adaptación de un videojuego de nombre Borderlands, la cual no se pudo concluir el proyecto por la tardanza del guión, pero que, a pesar de eso, pudo colaborar con las portadas. De ahí conoció a Nick Barucci, hombre que fundó la distribuidora de juguetes y comics de nombre Dynamite, y que más adelante haría una editorial donde lo solicitaría como su exclusivo. Hasta la fecha Nick y Roberto tienen una relación estrecha y cordial. Tanto que se le encargó las portadas para un proyecto de Kiss/Vampirella el cual fue halagado por Gene Simmons (el monstruo), quien más adelante compraría las ilustraciones originales. A pesar de tener una edad avanzada y un estilo que podríamos decir poco moderno. El camino de Roberto Castro en esta industria ha sido interesante y aunque muchos no lo crean, sigue esperando su momento.
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Marzo ESMERALDA SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
Estoy tratando de hacer una carta con las notas que he escrito desde que no te veo, pero no sé cómo hacerlo… paciencia, paciencia… Algo está sucediendo con el mes de Marzo, papá. ¿Lo notas? Sí, hace calor, pero no es cualquier calor, éste que se siente es un calor que aclara, apapacha, y, finalmente sana. Ahora mismo, afuera, uno puede estar sin suéter y sin temor a enfermar. ¿Recuerdas que antes de salir a la calle nos recomendabas llevar uno en la mochila?, ¿te digo un secreto? Yo ya no salgo a la calle sin suéter. Pero no es por el clima que el mes de Marzo es diferente. Se están gestando muchos cambios unos visibles, otros no tanto. Próximamente será la marcha en contra de la violencia hacia las mujeres. Marcharé, marchará Dulce, mamá marchará con nosotras. Esta tarde mamá me trajo tu sombrero. Recuerdo que siempre nos recomendaste que no saliéramos sin cubrirnos del sol por aquello del cáncer de piel. No iré a la marcha sin él. Elian está afuera, juega con el carro que le trajeron Los reyes. Ahora mismo se escucha el crujir de la tierra con el peso de las llantas. Quizá puedas oírlo. Ya se detuvo, ¿lo escuchas? Seguramente se ha puesto a jugar con los perros. Tu nieto se parece tanto a ti. Los vecinos y la familia, cuando lo ven, dicen que volviste a nacer. A veces también lo creo. Veo a Elian y es todo tú, con la única diferencia, como decías, de que a él no le duele la cara de ser tan guapo.
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¿Recuerdas el rompecabezas que comenzamos a armar juntos?, ¡adivina! He tenido paciencia como dijiste y ya estoy por terminarlo. Tú me inspiras mucho, no sé si lo sabías. Seguramente sí. Espero que sí lo supieras. Acabo de ponerme tu sombrero. Me queda a la perfección. Elian está aquí, quiere medírselo. Mamá tiene miedo de que lo arrastre o lo abolle, yo igual que tú lo hacías con nosotros, confío en él. Dejo que lo traiga puesto así como dejo que trepe al lavadero, intente lavar los platos, abrace y juegue con los perros u observe arañas, lagartijas, pájaros o cochinillas. Y lo permito porque descubrí, no hace mucho, tu plan. El plan de permitirle a un hijo descubrir el mundo de manera autónoma sin perderlo de vista. Tú bien sabes que Elian no es mi hijo, pero lo amo como si lo fuera. Hoy estuve recordando el pavor que le tenía a las serpientes de patio, tu astucia para atraparlas y la técnica que utilizaste para mostrarme que eran inofensivas. Lo recordé porque tu nieto encontró el ventilador encendido cerca de la puerta y huyó hacia su madre mientras lloraba. ーNo te va a pasar nada ーle decía ellaー sal. Luego de un rato de insistencia, mamá hizo lo mismo que tú conmigo, solo que ella, en vez de meter el ventilador a su boca, se paró frente a él y le mostró que no era peligroso, luego tomó de la mano al niño y lo acercó. Él frente al ventilador con los ojos casi cerrados por el aire, comenzó a reírLuz está escribiendo algo al reverso de una de las notas que ya transcribí. Ahora te digo lo que ha escrito: “El olivo que plantaste no deja de crecer, le están naciendo cada vez más flores. Te sabe más cerca de él por eso está tan vivo. Mi hijo y yo te amamos.” Anoche tuve un desacuerdo con Dulce, seguro lo habrás oído. En realidad, no fue con ella directamente, sino con algo que dijo mamá. Pasé toda tarde encerrada en mi cuarto pensando en ello hasta que me di cuenta de que quien se equivocó fui yo. Me disculpé con ella, como cuando fuimos niñas y después de una riña provocada por mí, nos pediste que
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nos pidiéramos disculpas, nos diéramos la mano y luego un abrazo. Desde entonces sé de la importancia de pedir perdón. Está tarde, durante la comida, hablabamos de ti. Todos te extrañamos. Mamá miraba sus pies, trae puestas las chanclitas que le obsequiaste. Ya sabes como es, hay que leer el subtexto de sus palabras, pero esta vez no fue así. Observó sus chanclitas, inclinó ligeramente su cabeza hacia la derecha, sonrió y dijo “Su papá me compró estas chanclas con mucho amor porque mira, ya me duraron.” Leonardo no lo dice, pero le hubiera gustado que lo acompañaras en su recorrido por la edad adulta. Lo que sí dijo es que él ama su trabajo tanto como tú amaste el tuyo. Dulce habló de amor, de no rencor. Dice que tu partida nos ha unido como familia. Luz lloraba y Elian la veía desconcertado. Seguramente nos escuchaste, deseo que haya sido así, decido que fue así. Sé que es así. Estoy en la cocina haciendo las últimas correcciones a tu carta. Luz le dice a Elian 一Dale beso a papá. Él baja de su silla, está a punto de llegar a ti. Frente a la pequeña mesa que sostiene la cajita que guarda tu cuerpo, Elian toma tu fotografía y la besa, te besa. Algo nos está sucediendo con el mes de Marzo, papá, ¿lo notas?
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Un diamante en el cielo THANIA ANGÉLICA CRUZALEY RÍOS
Cuando mis ojos lo miraron por primera vez se percataron de que él era un hombre lleno de paz, alegría y mucho amor. Aquel hombre se vio envuelto en una vida complicada presente de carencias, hermano de siete varones y cinco mujeres, tuvo sus primeras experiencias de trabajo a sus cortos ocho años, comenzó a involucrarse en labores desde bolear zapatos, atender una peletería, hasta girar el carrusel de la feria, todo aquello en lo que fuera apto y se le permitiera realizar. A pesar de la difícil situación en que vivía día a día, me contaba que su infancia era bonita, llena de juegos, de amigos y unión en su familia. En sus experiencias infantiles mencionaba lo emocionante que era asistir a las posadas de la colonia, romper piñatas, comer golosinas y fruta, ver todas esas luces tan brillantes que adornaban las entradas de las casas, era fascinante y extraordinario para un niño como él. Yo insistía como en la mayoría de las noches, en que continuarán esas pláticas tan interesantes, y una vez me expresó que un veinticuatro de Diciembre no tenían dinero suficiente para comprar la típica cena, de pronto él salió a comprar un pollo rostizado para llevarlo y compartirlo en la mesa de su hogar y fue así como impidió que su familia se quedara sin tener una rica cena navideña, situación que me pareció totalmente conmovedora, así ese chico brincando piedras en su camino, no se detuvo jamás. Después de unos años, claro, se convirtió en un joven al que le interesaba la música y salir a fiestas, algo que le encantaba era bailar, lo hacía con tal gusto que parecía fácil imitar sus pasos, la noche era para él, ya se hacía notar con sus zapatos de color blanco y negro, siempre muy elegante, sólo brillaba aquel
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muchacho alto, moreno, de cabello café y rizado, con un bigote que le hacía lucir su sonrisa aún más. En aquellos tiempos conoció a una mujer que le llevaba unos años, con quien compartía el gusto por la fiesta y la bebida, con ella formó una familia, tuvieron tres hijas, sin embargo, su relación se destruyó pronto a causa de la falta de respeto que ella le tuvo, al involucrarse con otro hombre. De ahí que continuó su vida sumergido en el alcohol, cabe destacar que el cariño que les tenía a sus hijas no cambió y continuaba viendo por el bienestar de cada una de ellas. Su preferencia por la bebida fue aumentando, al grado de quedarse en varias ocasiones dormido a mitad de la calle y descuidando su persona, sus hermanos y hermanas trataban de hacerlo entrar en razón pues estaban realmente preocupados. Él tenía un carácter muy tranquilo que le hizo reflexionar un poco acerca de los problemas que ocurrían consigo mismo, y esto le ayudaba a veces, pues lejos del alcohol se convertía en un buen hombre, pero llegaba a recaer y no estaba en una condición estable. Así vivió una parte considerable de su existencia, hasta que un gran día, por muy de telenovela que suene, nuevamente el amor tocó a su corazón, mientras iba en el transporte público miró a una joven sentada a su lado, la cual le pareció muy atractiva en el instante, y decidió sacar sus dotes de caballerosidad y cubrir el gasto de su pasaje, ella se lo agradeció y siguieron con su camino manteniendo una amena charla, él tenía en ese entonces veintisiete años y ella tan solo diecisiete, pero no fue obstáculo para continuar con el cortejo, a ella le había interesado también. Desde ese entonces permanecieron juntos y tuvieron una bebé, a pesar de todo el cambio que envolvió a su vida, el alcohol seguía siendo más fuerte que él, y muchas veces seguía sufriendo por la bebida tirado en las calles, su mujer lo buscaba por todas partes y un día llegó a verlo desvanecido en la calle ahogado en el alcohol, ella se inundó de tristeza y enojo, de cualquier modo, el amor que le tenía era inmenso y no dejó que el mal momento persistiera y enseguida llamó en ayuda a un centro de rehabilitación, conocido
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comúnmente como Alcohólicos Anónimos cuentan que en esos lugares no piden cuotas, tan solo ciertos objetos que lleguen a utilizar las personas ingresadas para su higiene personal, la comida no es de lo mejor, y el trato en ocasiones tampoco es tan bueno, no sé del todo sobre el tema, porque nunca me atreví a indagar más allá. La mujer de aquel hombre en ese tiempo ya tenía a su segundo hijo que sólo llevaba meses de nacido, nunca tiró la toalla y con el apoyo de la familia de aquel hombre pudo mantenerse firme, hasta logró conseguir el mismo trabajo que tenía su esposo para poder llevar el sustento a su casa, mientras él se rehabilitaba, ella no le fallaba en las visitas, estaba al pie del cañón junto a la persona con quien había decidido compartir la vida. Finalmente llegó la hora de salir de ese lugar, la familia se alegró de verlo nuevamente, y se enorgullecieron de la mujer que le había sido de mucho apoyo, siempre le expresaban mucho cariño y agradecimiento. El mundo parecía ser otro, ese hombre por fin logró vencer al alcohol, y siempre estuvo agradecido por esa nueva oportunidad, persistió al lado de su mujer respetándola y admirándola, con el pasar de los años tuvieron a su tercera hija, él daba todo por sus hijos y se ocupaba porque nada les faltara. La mayoría de las personas que le rodeaban lo querían mucho y le tenían respeto y admiración, pues era muy buen humano y ayudaba a quien lo necesitara, la palabra egoísta jamás se adecuó a él. Pasaron veinte largos años, y las cosas empezaron a descontrolarse, su salud se veía cada vez deteriorada por lo que acudió a consultar médicos, quienes le daban diagnósticos distintos, hasta que finalmente fue diagnosticado con cirrosis hepática, pero se lo dijeron de una manera tan antiética que su mundo se desmoronó en cuestión de segundos pues el padecimiento ya era muy grave y su familia menos lo dejó sólo, buscaron otras opciones médicas y conocieron a un buen doctor, quien le dio tratamiento para tener una buena calidad de vida, pasaron unos meses, y la medicina cada vez era menos
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efectiva, todo se fue desvaneciendo, su mente se perturbaba con lagunas mentales, su cuerpo se debilitaba, su cabello se encanecía su mirada se perdía, su piel morena se tornaba amarillenta, él ya no era el mismo y lo único que mantenía era esa bella sonrisa bajo su bigote. La familia llegó a temer por su ausencia, sin embargo, era más el dolor, el cansancio y la impresión de verlo totalmente distinto al hombre alegre que era, que no tuvieron opción más que despedirlo como se merecía. La última vez que nuestras miradas se cruzaron fue un 4 de abril del año 2008, su nombre era Jaime Cruzaley, mejor conocido como el diamante entre su círculo social, el mejor padre del mundo.
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No se necesita mucho para ser el mejor MARCELA VIVIANA LUGO VALENCIA
Hace un par de días mi padre nos invitó a comer a mi madre y a mi, de repente en el transcurso empezamos a hablar sobre el aumento del pasaje en el estado de Hidalgo, de donde es originario mi papá, por lo cual va de visita muy seguido y se dio cuenta que subió el pasaje, un número considerable desde que inició el año y que probablemente iba a subir un poco más. Entonces mi papá nos empezó a contar sobre su infancia, lo cual a mi en particular me pareció interesante y me sorprendió un poco ya que nunca había tocado ese tema. Por lo que comenzó algo así: "Recuerdo cuando yo era niño y antes nos íbamos caminando de un pueblo a otro, no eran metros si no kilómetros. Cuando eres niño todo se te hace relativamente cerca, ahora míranos tomando taxi o camionetas para ir casi a la vuelta de la esquina”. Me acuerdo de que una vez mis hermanos y yo fuimos ha acarrear agua al pozo, al otro lado del pueblo siempre íbamos con nuestros botes o cubetas. Nos parábamos desde temprano para que no nos agarrara el sol, un día nos mandaron como ya era costumbre a traer agua y como siempre íbamos jugando, de regreso nos veníamos empujando y echando carreritas, de repente mi hermano José (el más chico) se calló con una piedra, ya que antes no estaban pavimentadas las calles y habían muchas piedras grandes y pequeñas, además algunas eran lisas y otras más eran filosas y porosas, mi hermano al momento de caer se abrió la pierna y se
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la torció, y tiró el bote lleno de agua el cual se rompió, ya no queríamos volver ese día a la casa por que sabíamos que mi papá nos iba a regañar, ya que tu abuelo era muy estricto con las personas y siempre quería las cosas bien hechas. Cuando llegamos a la casa dicho y hecho nos metió una santa regañiza, a mí y a mis tres hermanos que íbamos, nos pegó con un lazo que mojo por haber roto el bote, aunque todos le echamos la culpa al chico, nos dijo que la culpa la íbamos a compartir entre todos por andar jugando. De cierto modo tenía razón mi padre, pero en ese entonces no lo entendíamos y lo único que queríamos era evitar las tranquizas que nos pudiera dar. Recuerdo que un día cuando íbamos a la primaria los hermanos más grandes trabajamos con el compadre de mi papá porque éramos muy pobres y teníamos que ayudar en los gastos de la casa. El compadre se llamaba Juan, él trabajaba en unas minas rompiendo piedra, siempre saliendo de la escuela íbamos con el compadre Juan ha ayudarle, un día se nos hizo fácil irnos a jugar fútbol con los amigos de la escuela porque nos convencieron de echarnos una cascarita, nosotros al principio dijimos que no ya que teníamos que ir a trabajar, pero al final nos convencieron de ir a jugar y cuando nos dimos cuenta ya era muy tarde. Cuando llegamos a la casa el compadre Juan estaba ahí, y ya se iba, cuando se fue mi padre nos regaño por no ir al trabajo y nos pegó en las piernas con una palita. Esa vez aprendimos la lección, pero la verdad es que no me arrepiento de haberlo hecho puesto que ese día nos la pasamos súper bien y ganamos. Después de que terminé la primaria mi tío Sergio el hermano de mi papá me dijo que me fuera con él a la ciudad a buscar chamba, ya que él era albañil y me dijo que necesitaba un chalán, le pidió permiso a mi padre y estuvo de acuerdo. Yo estaba muy feliz ya que nunca habíamos viajado fuera del pueblo y me llevaba muy bien con mi tío. Al llegar a la ciudad que en ese entonces era el Distrito Federal, nos alojamos en una posada muy sencilla, Al día siguiente, salimos a buscar trabajo y desafortunadamente no
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encontramos nada, a mi tío ya se le estaba acabando el dinero que había juntado durante mucho tiempo para irnos a la ciudad y estábamos apunto de regresar al pueblo pero afortunadamente mi tío consiguió trabajo en una obra, y poco a poco salieron trabajitos pequeños de albañilería en casas, mi tío sabía mucho además de albañil era plomero, electricista, pintor le hacía de todo y lo que no sabía intentaba hacerlo y aprender. Al igual que él yo aprendí de este oficio viendo a mi tío y ayudando en lo que podía, todo el día trabajamos de sol a sol, y lo poco que mi tío me daba lo juntaba y cuando íbamos al pueblo se lo daba a mi mamá para los gastos de la casa. Cuando tenía 15 años mi tío falleció en un accidente de obra, se cayó del del tercer piso de una obra en construcción, la verdad es que sufrí mucho por la pérdida de mi tío lo quería demasiado, en ese momento sentí que el mundo se venía abajo, ya que mi tío era todo lo que tenía aquí en la ciudad y aunque ya tenia tiempo de vivir en la ciudad no era fácil quedarse solo. Y menos sin trabajo ya que en la obra que trabajábamos mi tío y yo, la habían clausurado por el mismo accidente así que no tuve de otra más que regresar al pueblo con mi mamá. Estando en mi pueblo me fui a trabajar con mi abuelo en las cosechas, a veces nos iba bien y otras no tanto. Me quedé un par de años en mi pueblo y en ese tiempo mi papá se murió de cirrosis, la verdad es que no lo sentí mucho, aunque suene feo, pero la verdad casi nunca convivió conmigo y cuando lo hacía solo era para regañarnos. Después de un par de meses de la muerte de mi papá me volví a regresar a la ciudad porque sentía que el campo no era lo mío en el sentido de que había cosechas donde podías perder todo, ya sea por las sequías o por las nevadas, además de que necesitaba ayudar a mi mamá ahora más que nunca. Cuando regresé a la ciudad conseguí trabajo gracias a Dios en una empresa de construcción, me iba muy bien, pero seguía siendo un trabajo inestable y a veces no tenía dinero ni para comer ni mucho menos para la renta, a veces unos amigos me prestaban un poco de dinero o me invitaban un taco, pero un tiempo me las vi duras, por lo que decidí trabajar turnos extras
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de lo que fuera, y así mismo fui ahorrando poco a poco ,pronto me hice de un terreno pequeño en la zona de Xochimilco, pero la zona no estaba muy habitada ya que una casa estaba muy lejos de otra, no había luz, ni mucho menos drenaje, todos éramos muy pobres, pero se podía caminar tranquilamente por la madrugada sin ningún problema. Poco a poco me fui haciendo de algunas cositas, una parrilla, un colchón, un radio, etc. Un día tocando puertas conseguí mi trabajo estable por fin y pude ayudar a mi mamá a construir su casa bien ya que vivía en una casita provisional. Por otro lado, mi abuelo me apoyó demasiado cuando no tenía nada, y también psicológicamente, cuando más lo necesitaba, recuerdo que siempre nos defendió de mi padre cuando nos pegaba, aunque no siempre se podía, cuando cumplí 27 años mi abuelo falleció y me dolió como nada en este mundo, fue como mi papá. “Mi vida no ha sido fácil, he tenido altas y bajas, pero siempre trato de salir adelante, no me arrepiento de nada ni me da pena decir donde vengo por que soy lo que soy gracias a todo eso”. Estas fueron las palabras de una persona que no tuvo estudios, pero no fue impedimento para salir adelante, y que hoy por hoy es una excelente persona, un hijo extraordinario y un maravilloso padre.
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Carta a mi padre ULISES DAVID COSS GONZÁLEZ
No sé cómo empezar, ya que hay tantas cosas, tantos momentos, tantas alegrías compartidas. Creo que una buena manera de darle inicio a esta carta sería agradeciéndote por haberme dado la vida, a pesar de las peleas, los obstáculos y las cosas difíciles que te he hecho pasar. Es cierto eso que dicen que el tiempo que pasas junto a alguien importa la calidad más que la cantidad. Cuando era chico trabajabas muchas horas fuera de casa. Deseando de lunes a viernes que llegaran las nueve de la noche para oírte toser mientras subías la escalera y esperar ansioso a que sonaran las llaves en la cerradura y abrieras la puerta. También es cierto que nuestra relación siempre ha sido un poco complicada, no porque seas mal padre o yo mal hijo, en realidad nadie nace sabiendo ser padre ni nadie sabe ser hijo, simplemente vivimos una lucha diaria de voluntades. Mi madre dice que es porque somos completamente iguales: enojones, duros, tercos; pero también somos leales, comprensivos y cariñosos. Recuerdo que mis tiempos de adolescente fueron más difíciles que cualquier otro. Discutíamos frecuentemente y era una guerra de poderes, tú por un lado imponiendo tu disciplina, y yo por el otro tratando de encontrar mi identidad a través de mi rebeldía, aunque ahora entiendo que sólo tratabas de llevarme por el mejor camino. Fuiste un padre celoso, exigente, estricto. No entendía porque jamás me dejabas salir de noche con mis amigos, o te enojabas porque quería llegar tarde o probar la bebida y querer vivir mi juventud de una manera muy
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rápida, pero ahora comprendo todo, sólo querías lo mejor para mi aunque yo en ese momento no me daba cuenta. El tiempo ha pasado rápido y ni cuenta me he dado. Ya no eres aquel hombre indestructible que creía que eras cuando era pequeño, ahora sé que eres humano, con equivocaciones y fallas, pero con mucha experiencia, y eso me hace admirarte aún más. Ahora valoro cada una de tus enseñanzas, entiendo cada uno de tus regaños, disfruto de tu compañía, de tus consejos y disfruto más de tu compañía. Me enseñaste a ser feliz con lo que uno tiene y me diste las herramientas para poder salir adelante, y son las dos cosas más importantes que una persona necesita para afrontar la vida! Nunca noté si venías cansado del trabajo o habías tenido un mal día porque nunca escuché un reclamo de tu parte, porque siempre preferiste escucharme a mí antes que a la tele y me escuchabas cuando más lo necesitaba, sin contar la vez que me metí en problemas en la escuela por pelearme a la salida, vaya que era una patada en la espinilla. Yo sé bien que soy joven y mi experiencia no se compara a la tuya pero pienso que hay cosas que podría enseñarte también ya que he aprendido cosas de un gran hombre. Cuando me muera no me llevaré nada de este mundo, en cambio me llevo todos los momentos que vivimos juntos, momentos de alegría, felicidad, así como también amargura y tristeza, ya que, como algún día me dijiste: “la vida te enseña de muchas maneras y de muchas formas, lo importante es que sepas aprender y reconstruirte a partir de tus errores”. La verdad que se hace difícil pensar en una vida sin un padre, aunque hay casos donde esto es realidad, no me gustaría pensar en una vida sin ti o con otro ejemplo a seguir, me gustaría algún día llegar a parecerme a ti, al menos con la dedicación que le has demostrado a tu familia, porque aunque toda mi infancia estuviste separado de mi madre, nunca nos faltó nada, ni a mi, ni a mis hermanos, siempre estabas ahí para lo que se nos ofreciera y siempre nos apoyaste. Por todo lo anterior y más, te agradezco con esta carta, y aunque se queda corta, no existen las palabras para agradecer
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todo el sacrificio que haces para que tengamos una vida agradable, incluso ahora que a mis 28 años sigues apoyándome con mis proyectos y me sigues aguantando en tu casa jajajajajaja… Gracias por ser ese pilar que ha sostenido gran parte de mi vida y ser los pasos que me han abierto el camino para que yo pueda superarme y lograr mis objetivos. Le doy gracias a esa energía universal a la que en nuestra falta de comprensión le llamamos Dios, por coincidir en esta vida contigo, por esto y muchas cosas más es que puedo decir que Te amo, padre.
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Los hombres de mi vida CLAUDIA MARGARITA LOMELI DUARTE
Quisiera empezar diciendo que no ha sido fácil para mí poder escribir sobre una persona en específico ya que a lo largo de mi vida he estado rodeada de personas muy importantes para mí, principalmente mi familia la cual amo, y es ahí de donde provienen dos hombres que han sido hasta el día de hoy los hombres más importantes de mi vida de los cuales escribiré; el primero es mi papá Gome (mi cuquis) vaya que señor; para mí siempre ha sido un héroe lo admiro y amo mucho, nació en un pueblito llamado San Miguel Tecuitlapa en Puebla del cual migró a la Ciudad de México en su adolescencia donde estudió la secundaria y posteriormente entró a trabajar a la Secretaría de Seguridad Pública; como policía, tiempo después se casó y tomó la decisión de independizarse al lado de mi madre haciéndose de un negocio propio de ferretería como era de pensar fue algo muy difícil y más sabiendo que pronto llegaría yo y se enfrentaría a un nuevo reto ser padre, un gran padre, haciendo memoria debo decir que mi infancia fue buena me consentían mucho por ser la primera de sus tres hijas siempre procuraban darme lo mejor. Recuerdo mucho una historia que mi madre me ha contado en repetidas ocasiones y es cuando mi padre en una víspera de día de reyes magos se dio a la tarea de ir a buscar un nenuco lo único que yo deseaba que me trajeran ese año, cabe resaltar que dicho juguete era el más buscado por lo cual estaba escaso y no lo encontraban en ningún lado, ni en el centro así que en esa ocasión la misión de rey mago de mi padre se estaba convirtiendo en una odisea pero aun así él no se dio por vencido
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y lo logró, consiguió el tan deseado nenuco que quería su hija el cual todavía conservo. Mi padre es un hombre joven de 56 años, aunque por azares de la vida por un susto se enfermó de diabetes por lo cual ha tenido un desgaste corporal significativo, para mí él es un hombre de carácter fuerte, firme de convicciones, gracioso, persistente, sensible y a la vez algo hermético. Gracias a él y a mi madre he aprendido muchas cosas como; el gusto por las ventas y el hacer negocios, ser independiente, tener la fuerza y la inquietud de luchar por lo que quiero a pesar de que en ocasiones me da miedo, pero aun así me aviento porque sé que si ellos han podido es señal de que yo también lo haré. A lo largo de estos años a su lado he aprendido a valorar todo su esfuerzo y no tengo más que palabras de agradecimiento, simplemente te amo papá. Sé que hoy en día te encuentras un poco triste y asustado ya que por la diabetes que padeces y por problemas circulatorios se te ha desarrollado una lesión de pie diabético y sabemos los riesgos que esto conlleva vaya que es algo fuerte tanto para él como para nosotros su familia, he estado con él en este proceso al igual que todos los que lo amamos tratando de apoyarlo en todo lo que está en nuestras manos, en lo personal hemos pasado juntos momentos muy duros en los hospitales pero creo que a eso también hay que tomarle el lado bueno y ese ha sido que hemos pasado momentos de mucha unión, fe y cariño tu sabes que no estás solo y verás que juntos vamos a salir de esto así como siempre lo hemos hecho tengamos fe en Dios que así será. En lo que a mi corresponda te apoyaré en todo lo que esté en mis manos cómo no hacerlo si tú siempre lo has hecho por mí y mis hermanas al igual que por mi hijo el cual sé que amas como si fuera tuyo y es aquí donde aparece en esta historia el otro hombrecito más importante de mi vida Leo, que desde el momento en el que llegó a mi vida cambió por completo, recuerdo muy bien esa noche de un 27 de octubre en el que nuestras miradas se cruzaron por primera vez desde ahí te convertiste en mi compañero de vida, mi motor y vaya que
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hemos pasado muchas cosas complejas juntos, creo que la más significativa para ti ha sido la separación de tus padres y claro que ha fue en un principio difícil, salir adelante sola sin trabajo, con un bebé, joven e inexperta con muchos miedos a lo que se venía por delante no es cualquier cosa, pero todo fue tomando su curso y gracias a las adversidades a las que nos hemos enfrentado hoy somos, más fuertes. Sé que el amor que nos tenemos es el más sincero que puede existir en el mundo lo he vivido con mis padres y ahora con mi pequeño, ya que es por él por lo que me esfuerzo día con día y me gustaría que él vea en mí la confianza y fuerza para salir adelante como yo la he visto con mis padres, quisiera ser para él un ejemplo pero para ser feliz y hacer lo que le apasione, claro sin dañar a nadie sé que él lo ve así me lo ha demostrado con su forma tan linda de ser, a sus cortos 11 años él se ha caracterizado por ser independiente, noble, honesto, cariñoso, inteligente y soñador, no dudo que en un futuro quizás quiera seguir mis pasos ya que desde muy pequeño le ha llamado la atención hacer videos y todo lo relacionado con la edición de los mismos sin olvidar que le encanta dibujar bueno eso último a mí no se me da pero él lo hace muy bien ya que no hay uno solo de sus cuadernos en el que no dibuje, otra de las cosas que tenemos en común es que le encanta viajar aunque solo lo ha hecho dentro del país ya me ha pedido que en un par de años su primer viaje internacional sea ir a Canadá o Japón así que ya me tocará juntar para esa nueva aventura juntos, su primer vuelo en avión y el primer viaje internacional juntos, seguro será muy emocionante e inolvidable. Sabes el tiempo ha pasado muy rápido dentro de poco serás todo un jovencito muy guapo y alto por cierto ya que dentro de poco me pasaras de estatura pero para mí siempre serás mi pequeño hombrecito él que me ha enseñado a madurar y crecer en muchos aspectos de mi vida te amo Leo y si en algún momento me equivoco discúlpame, como dicen no hay una escuela que nos enseñe a ser buenos padres lo que si te puedo decir es que deseo que tu vida esté llena de bendiciones y que
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sepas que puedes contar conmigo en todo momento asĂ que sigamos recolectando buenos momentos e historias juntos.
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Raíces JOSÉ ALBERTO PÉREZ SÁNCHEZ Mis padres llegaron a la Ciudad de México en la década de los 80s, sin enormes maletas de ropa, ni mochilas, ni grandes mudas de muebles, es más, casi sin zapatos, llegaron solo con un par de sandalias, una bolsa de mandado con un cambio de ropa y nada más. Sin embargo, su carga más grande se encontraba al interior de cada uno. Ambos provenientes del mismo pueblo llamado “Arroyo Arena”, el cual pertenece al municipio de San Juan Lalana, y que a su vez compone uno de los 17 municipios de la región Chinanteca; este pueblo se ubica en la zona del sureste bajo del estado de Oaxaca colindando con el estado de Veracruz. Además de esto, los Chinantecos tienen su propia lengua, el chinanteco, la cual pertenece a la familia lingüística del OtoMangue, familia lingüística más grande y diversificada del país. A su vez, la lengua chinanteca tiene 11 variantes, todas de acuerdo con la zona en la que se ubican sus hablantes. Por lo que, en el pueblo de mis padres, una variante de la lengua chinanteca era la que se hablaba. El pueblo de Arroyo Arena es un pueblo localizado en el corazón de las montañas, un lugar semi tropical, que apenas transita entre un enorme bosquejo montañoso de la Sierra Madre Oriental y la selva húmeda que se alimenta y nace de la unión de los ríos Valle Nacional y río Papaloapan, el cual recorre los estados de Puebla, Oaxaca y Veracruz, desembocando finalmente en el Golfo de México. Con todo esto por detrás, y con apenas 21 años, mi padre salió de su casa en busca de un lugar llamado “México”, un lugar lejano que probablemente se encontraba a dos o tres días a pie, forma en que se medía la distancia en Arroyo Arena. Mi padre me contó que a él un señor le había dicho acerca de un
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pueblo muy lejano llamado “México”, un pueblo en donde había mucho en qué trabajar, pero que se encontraba más lejano aún que el pueblo de Playa Vicente, el pueblo más grande conocido hasta entonces por los habitantes de Arroyo Arena y casi todos los habitantes del municipio de San Juan Lalana. Mi padre se imaginaba a “México” como una gran calle o carretera, en donde había muchas casas como la de él, de madera y con tejado de palmera, en donde uno podía llegar y pedir trabajo. En Arroyo Arena uno simplemente llegaba y entraba a cualquier casa y las personas que ahí vivían te ofrecían un vaso con agua y hasta comida, aunque no las conocieras y fueras de un poblado lejano que se encontrará a varios días a pie. Por ello, mi papá se imaginó que llegar a la Ciudad de México y conseguir trabajo y un lugar donde dormir no iba a ser una tarea difícil. Aquel señor que mi papá había conocido acababa de llegar de “México”, por lo que mi papá le pidió llevarlo consigo para trabajar, ya que mi papá no sabía cómo llegar. Aquel señor accedió, pero le dijo que necesitaría 50 pesos la cual por su puesto él no tenía, por lo que le pidió a su mamá, mi abuelita, quien tomó lo que tenía guardado y se lo dio. En aquel entonces mi abuelo, su padre, no se encontraba en el pueblo, había ido a otro pueblo que se encontraba a varios días a pie, por lo que no pudo pedirle permiso ni comentarle su intención de venir a la Ciudad de México, por lo que mi abuela fue la responsable de tomar esa difícil decisión. Un par de días después, y posterior a confirmarle a aquel señor su disposición de venir a la Ciudad de México mi padre, junto con aquel hombre, salió de Arroyo Arena para trabajar y poder mandarle dinero a su familia. Mi papá cuenta que aquel señor le dio asilo unas semanas, en las cuales se encontró con otro joven de su pueblo que ya llevaba tiempo en la Ciudad de México trabajando como costurero en el giro de las cortinas. Mi papá le preguntó si no podía conseguirle trabajo y el otro joven le dijo que sí, un par de días después aquel joven regresó para llevarlo con la dueña
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del taller de costura, el cual se encontraba en la zona de Coapa, por el estadio Azteca quien lo puso a prueba unas semanas junto con otro chavo que, al igual que mi padre, había llegado desde su pueblo para trabajar. En esas semanas de prueba mi papá se quedó a vivir junto con el joven que lo había llevado al taller de costura. Unas semanas después mi papá fue elegido como “chalán” para quedarse a trabajar haciendo trabajos de ayudante general en el taller, sin embargo, mi padre poco a poco empezó a aprender el oficio de costurero y lentamente se convirtió en también en costurero, pudo entonces enviar dinero a mis abuelos y juntó de a poco algo de dinero que ganaba. Cuando se estabilizó en el trabajo y aprendió mejor el ofició le pidió ayuda a la dueña del taller para poder comprarse su propia máquina de coser y poder así poner su propio taller, para entonces mi papá rentaba, junto con otro par de jóvenes con los que trabajaba y que venían del pueblo de Arroyo Arena, uno de los cuartos que la dueña del taller tenía cerca de su casa, la cual se ubicaba en Avenida La Turba, en el poblado de San Lorenzo Tezonco de la delegación Iztapalapa. Para entonces, aquella señora y su marido les habían tomado cariño y confianza a varios jóvenes del taller, convirtiéndose en algo así como unos padrinos para ellos. La historia de mi madre Mi mamá, al igual que mi padre, nació y creció en Arroyo Arena. Ambos fueron a la misma escuela, la única cercana en 3 poblados, enseñaba solo hasta la educación primaria. Mi madre tuvo que dejar la escuela cuando apenas cursaba el tercer grado pues su padre, mi abuelo, había muerto cuando mi madre era aún muy niña, por lo que desde muy pequeña tuvo que trabajar en el campo y sembradíos de caña para ayudarle a su mamá, mi abuela, quien tuvo hacerse cargo ella sola de sus cinco hijos pequeños, entre ellos mi madre. Mi madre me contó que en su casa no había dinero y por lo tanto no había ropa, ni comida, ni zapatos, y por supuesto no había para útiles escolares. Ella contaba que usó la misma libreta
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durante sus tres años de primaria, libreta que, al término de cada ciclo escolar, le borraba todo lo que ahí había escrito para volver a utilizarla. A pesar de esos esfuerzos, y por obvias razones, estudiar no fue una posibilidad para mi madre, ya que tenía que trabajar y además, por su condición de mujer en aquel lugar, tuvo que dedicarse a cuidar de sus hermanos y hermanas más pequeñas. Así creció mi madre hasta que a los 17 años, su hermano, el mayor de todos, llegó de la Ciudad de México para llevarla consigo y conseguirle trabajo como “muchacha” en alguna casa de nivel alto. Mi madre llegó a vivir a la casa de mi tío, quien rentaba un cuarto ubicado en Ciudad Nezahualcóyotl. Mi madre contaba que en aquel entonces “Neza” era una colonia pobre y sucia, las calles eran de tierra y cuando llovía todo se volvía lodo, no había casi luz y había que caminar mucho para tomar el camión que te llevará a la Ciudad de México. Así, mi madre comenzó a trabajar en hogares, lavando trastes, ropa, yendo por mandados, obedeciendo órdenes en un idioma que no era el suyo. Trabajó de eso durante otros casi 15 años más. Recuerdo incluso acompañarla a casas, a veces me llevaba y me decía “siéntate aquí y no te muevas”, no recuerdo con exactitud qué tanto la obedecía, aunque sí recuerdo no haber sido un niño problemático. Recuerdo que de vez en vez regresaba a donde estaba y me decía “ya casi acabo, solo me falta hacer eso, en un ratito nos vamos”, recuerdo mucho una ocasión en que nos sentamos a la mesa de la casa de alguien más y comimos de unos cacahuates enchilados que estaban ahí servidos, la recuerdo haberme dicho que le gustaban mucho cómo sabían con limón, y recuerdo que a mí también me gustaron y que me dijo que no comiera muchos porque no eran nuestros. Hasta la fecha son mis cacahuates favoritos. Conforme mi hermana mayor y yo fuimos creciendo, mi mamá dejó de trabajar en casas y, como mi papá seguía en el negocio de las cortinas y la costura, decidió entonces ir a vender pedazos de tela que sobraban y cortinas ya hechas, manteles pequeños y servilletas que ella misma hacía en las máquinas de coser que tenía mi papá. Nuevamente era yo el que la
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acompañaba. Recuerdo ir con ella al centro de la delegación Tláhuac, ella ponía su puesto detrás de la iglesia principal ahí sobre el suelo, mientras yo jugaba en las jardineras, no duró mucho en ese lugar ya que no tenía permiso para vender y a veces la quitaban. Con el tiempo pasó a poner su puesto de telas en el centro de Tulyehualco, un pueblo más cerca a nuestra casa que para entonces se ubicaba entre el pueblo de San Juan Ixtayopan y Tulyehualco. Recuerdo que mi mamá también me llevaba con ella a vender, mi hermana por su parte se quedaba con mi papá en la casa pues ahí tenía él su taller y podía cuidar de ella y llevarla a la escuela en las tardes. Así, poco a poco mi mamá empezó a tender su puesto pequeño de telas en el centro de Tulyehualco en las mañanas, yo llevaba mis libretas para hacer mis tareas escolares en las bancas de las jardineras o ahí sentado junto a ella, ya como a las 12:30 h. recogíamos para regresarnos y alistarnos a mí y a mi hermana para ir a dejarnos a la primaria. Poco a poco fui creciendo y ella dejó de llevarme consigo, iba sola a vender por las mañanas mientras yo me iba junto con unos vecinos a la primaria ya que para entonces mi hermana ya había pasado a la secundaria en el turno matutino. Crecí y pasé a la secundaria y mi mamá siguió vendiendo en su pequeño puesto de telas. Hasta hace un par de años mi mamá iba a vender, su puesto era ya más grande, a veces cuando aún regresaba temprano de la universidad pasaba con ella y le ayudaba a recoger su puesto, guardarlo y regresarnos a la casa. A mediados del 2018 enfermó gravemente por un tumor en la matriz, la operaron de emergencia en un hospital particular. Desde entonces se queda en casa a cuidar de mis sobrinas, las hijas de mi hermana, quienes asisten a la primaria y secundaria, es ella quien les da de desayunar, y las lleva y trae de sus escuelas, aunque a veces sigue yendo a vender su pequeño puesto de telas, pero ahora en el centro de San Juan Ixtayopan, asegura que estar en casa le desespera, yo creo que trabajar desde niña la condicionó a estar siempre haciendo algo.
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Permanecer
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Las mujeres de mi vida NORAA KARINA ÁLVAREZ HERNÁNDEZ.
El tiempo que tengo habitando este planeta he estado rodeada de mujeres: mi abuela, mi mamá, mis hermanas, sobrinas, primas, amigas y maestras a quienes les debo tanto y a las que tengo demasiado que agradecer; es tan difícil para mi poder elegir solamente una historia o enfocarme en alguna porque creo que es la suma de cada acción, decisión y palabra, lo que ha dejado huella en mi. Quisiera por este motivo, darle gracias, principalmente, a la vida por dejarme aprender de ellas y tenerlas alrededor. Quiero darle las gracias principalmente a la vida por permitirme aprender de cada una de ellas y tenerlas conmigo. María es mi abuelita, desde pequeña ha sido víctima de violencia. Su madre murió cuando era una niña y su padre se casó con su tía, hermana de su mamá. Viviendo en Zacatecas en un rancho en la cima del cerro chino y en una época en la que la mujer tenía como único destino casarse y ser madre, siendo apenas una niña tuvo que hacer pesadas labores domésticas y agrícolas. No la dejaban opinar ni expresarse. Sus hermanas y hermanos se fueron casando, para poder escapar de su casa o para formar una familia, ella fue quedando desplazada. A sus 18 años se casó con mi abuelo, Ramón, a quien conocía desde la infancia, se fue a vivir con él a casa de su madre, ella no la quería y siempre hacía comentarios ofensivos a su aspecto físico. Mi abuela y abuelo, creo yo, eran polos opuestos y por eso se complementaban el uno al otro, mi abuela es bajita, de piel morena y cabello lacio, de carácter enérgico, pero siempre dulce con los niños, inteligente y hábil, astuta, fuerte; mi abuelo, en cambio, era bastante alto, piel blanca y cabello rizado, ojos verdes e ingenuos, les caía bien a todos y era muy alegre y
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trabajador. Ellos formaron una familia, once hijos, treinta y dos nietos y ya perdí la cuenta de cuántos bisnietos… Siempre siendo un ejemplo e intentando guiarnos por el buen camino. Mi abuela, mamá María, como le dicen todos sus hijos, nietos y bisnietos, fue quién me cuidó, gran parte de mi infancia, me dio de comer y me cobijó por las noches, agradezco tanto que así haya sido, porque me transmitió leyendas, cuentos, juegos y canciones que me harán recordarla siempre, aún me guarda en su pensamiento y se preocupa por mí , mi abuela, por la que los años han dejado huella, me dice que siempre le pidió a Dios poder llegar a viejita, que sigue siendo el pilar de la familia y que sigue fuerte a pesar de la muerte de su compañero de vida. Espero que esté con nosotros más años, enseñándonos que, aunque la vida no es fácil, vale la pena vivirla junto a quienes amas. Gracias a ellos, a mis abuelos, es que tengo a mi madre a quien la vida no ha tratado del todo bien, Bertha Alicia, tuvo cinco hijos, habilidad con las letras y mala suerte en las relaciones románticas. Trabajó desde muy joven para ayudar a sus padres con los gastos del hogar y de sus hermanos, fue algo inquieta y se involucró en distintas actividades, cantó en escenarios, estuvo en clases de Karate y taekwondo, fue secretaria en un bufete de abogados, participó en marchas y manifestaciones relacionadas con el derecho de los estudiantes y escribía poesía, fue cuando se enamoró que su vida comenzó a perder un poco de brillo, a pesar de ello y de todas sus decepciones amorosas, no perdió el impulso y las fuerzas para sacar a sus hijos adelante, como tenía que trabajar nos dejaba encargados, pero siempre buscaba algún tiempo para jugar con nosotros, por las noches se acostaba en nuestra cama y nos cantaba canciones o nos contaba un cuento. Mi madre, que ha luchado tanto, que ha pasado por mucho y que no encontró a ningún hombre que pudiera seguir su ritmo. Mujer fuerte e independiente, anhelaba algo que no necesitaba. A ella le debo la certeza de que no necesito a nadie para ser feliz, para ser suficiente, me enseñó que no debo de cumplir con las expectativas de nadie que no sea yo. Aún veo en sus ojos las
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ganas de aprender, de comerse al mundo, de seguir creciendo, y espero que lo haga, sé que puede. Mis hermanas pues qué decir, mujeres trabajadoras, jefas de familia, inteligentes, también tengo un hermano, todos son un gran ejemplo, son responsables y sé que puedo contar con ellos en cualquier situación. Les agradezco los momentos de juegos, las bromas y las peleas y que me hayan permitido ser tía, me dieron cinco sobrinos a los que quiero mucho, de los que también aprendo. Realmente agradezco a la vida haber sido parte de esta familia. Ahora puedo decir que soy realmente afortunada de las relaciones que he tejido, que sigo construyendo. Me agradezco a mi haberme dado la oportunidad de buscar y conocer mujeres con quienes crear lazos de confianza, de sororidad, de hermandad, mis amigas y maestras en la universidad, por darme esperanza, por saber que, aunque la realidad es abrumadora y dolorosa, existen distintas formas de convivencia que sanan. Agradezco que me den fuerza de seguir adelante, ganas de querer cambiar el mundo, y valentía para hacerlo. Este texto debería ser una carta de agradecimiento a una persona, pero yo le agradezco a la vida, por cruzarme con personas maravillosas con quienes puedo aprender, por dejarme ser parte de mi familia, de mis amigas, de conservar algunos amigos. Le agradezco a la vida poder sentir, pensar y cambiar. Agradezco poder ver caer las hojas de los árboles en otoño, los ojos de mi perro y las arrugas en la cara de mi abuela, poder sentir en los dedos la suavidad del pelo de mis gatos, la textura de la tierra y la dureza del pincel, caminar hasta perderme y poder encontrarme, agradezco tener comida deliciosa cada día, oler el café en la mañana, ver a mi mamá en bata y hablar con ella, abrazar a mis sobrinas, agradezco poder escribir mis pensamientos e ideas, leer y leer de todo, para comprender el mundo y para alejarme de él, agradezco poder estar en la universidad y seguir aprendiendo, agradezco poder luchar por lo que aún falta por construir y por las que faltan, rebelarme ante las injusticias y las restricciones que impone la
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sociedad. Sobretodo, agradezco que aĂşn me queda vida, y ganas de vivirla.
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Para ti excelente madre, esposa y abuela GUSTAVO HERNÁNDEZ CASTAÑEDA
Hace ya 51 años que llegaste a esta vida, a esta tierra, a este gran y vasto universo lleno de gente de todo tipo; pero no con tú mismo brillo, vibra y armonía que tanto te caracteriza. Fue un 7 de marzo del año 1968 el primer momento en que viste la luz y conociste a mis abuelos, Justina Torres Saucedo y Rosalino Castañeda Molina quien a pesar de ser unas personas fuertemente estrictas y chapadas totalmente a las tradiciones antiguas, te brindaron su amor y apoyo; tal vez no cómo tú quisiste pero era comprensible pues al tener ocho hijos con los cuales convivir, educar, llevar un plato a su mesa y tener que sacar adelante dentro de lo que estaba en sus posibilidades, no pudo haber sido nada fácil. De cuatro hombres y cuatro mujeres de los cuales lamentablemente han perdido tres, en primer lugar, a tú hermana la más pequeña Nazaria no mayor a siete años, la cual fue arrollada por un automovilista al cruzar la calle; tú quedaste como la más pequeña del grupo, la hermana menor del sexo femenino. Siendo hasta la fecha la más consentida por parte de mi abuelo, pero la más reprimida por parte de mi abuela. Eso lo sé porque nunca olvido cada una de las historias que me has contado. Recuerdo que desde pequeña mi tío el mayor Joaquín Castañeda se encargaba de ustedes mientras mis abuelos se ausentaban por trabajo. Iba por ustedes a la escuela, les hacía sus frijolitos con huevo, tortilla remojada y a veces con un bistec o un pedacito de carne; “lo que fuera era bueno” decías, “el
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chiste era nunca dejarlos sin comer”. Esto me hace comprender todo el amor y paciencia que se tienen. Mis tíos siempre fueron muy protectores con ustedes “sus hermanitas”, a veces demasiado. Recuerdo una de tus anécdotas, ya que eran más grande aproximadamente 13 o 14 años, que mis tíos eran tan protectores y celosos con ustedes, que no las dejaban tener novio, ni salir con nadie. Pues eran muy conocidos por ser muy buenos peleadores y los galanes de esa época los preferían evitar. Ya en la secundaria salías a escondidas con un chico, una vez saliendo de la escuela fueron por una nieve y caminaron a la casa de mis abuelos. Tú no querías, así que le dijiste que te dejará unas calles atrás, el no quiso y se aferró a dejarte frente a tu casa. Fue su peor error pues mis tíos iban de salida y ni su nieve le dejaron disfrutar; te lo espantaron tanto que al otro día no te quería ni hablar. Tiempo después de concluir la secundaria entraste a uno de tus primeros empleos como secretaria en una empresa que se dedicaba a la manufactura de plásticos llamada Impala, siempre siendo la mejor en tu desempeño y una de las mejores de todo el corporativo; recuerdo que todos te querían mucho. Fue ahí donde conociste a mi padre, José Hernández Reyes mi padre era uno de los trabajadores que quedaba a tu cargo, comenzaron a conocerse y en poco tiempo se hicieron pareja, mi padre siempre fue muy del agrado de mis abuelos y tíos; les inspiraba seguridad. Se comprometieron y tuvieron su boda frente a toda nuestra familia, existe un álbum muy padre donde salen todos muy felices. Me encanta verlo porque me recuerda lo feliz que eran. Tiempo después se embarazaron de la que sería mi primera hermana, o la mayor de nosotros, pero lamentablemente la perdiste aun estando en tu vientre. Siguieron trabajando en Impala por un tiempo hasta que comenzaron las envidias por los demás trabajadores, fue ahí que mi padre comenzó con la búsqueda del sueño americano. Mi padre cumplió el sueño de irse a los Estados Unidos y trabajó en un KFC en California, se volvió amigo del gerente del
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restaurante de comida rápida y una vez que tenía una vida lo bastante estable, viajaste para que pudieran estar juntos. Se hicieron muy buenos amigos de unos americanos y unos años después se embarazaron de mí cuando tenías 23 años, mi padre quería que yo fuera americano, pero tú nunca quisiste; así que meses antes que naciera se regresaron a México. Nací un 2 de mayo de 1991, soy su primer hijo, mi padre me quería nombrar Cristóbal, pero gracias a ti me llamo Gustavo. Pasaste los primeros años de mi vida a mi lado siempre tuve el recuerdo de ser un niño sano y feliz. Aunque con muy poca edad lo recuerdo gracias a muchas videograbaciones que tienen de mi niñez, siendo muy querido, feliz y consentido. Años después volviste a tu antiguo trabajo de secretaria, pero nunca me descuidaste; no quisiste que pasara lo que tú con mis abuelos. Recuerdo que cuando estabas en la oficina me encantaba que me pusieras la canción de sopa de caracol y yo la bailaba una y mil veces. Cuando tuve edad de entrar a la escuela decidiste abandonar el trabajo por pasar tiempo conmigo, pero nunca dejaste de trabajar en sí. Nunca he visto que dejes de trabajar eres un gran ejemplo para mí. Siempre trabajando con ganas y mucha alegría, pero en esa época te vi trabajando en uno de tus empleos que más has disfrutado. Comerciante en la empresa Jafra recuerdo que eras una de las mejores a nivel nacional, y lo recuerdo bien porque todo el tiempo estuve contigo en tus demostraciones, exhibiciones y juntas. Cuando cumplí seis años y tú 29, nació tu segunda hija, Daniela Hernández Castañeda, recuerdo ver lo feliz que te pusiste y lo celoso que yo me puse, pues ya no era tu único bebé. Aun así, con dos hijos que cuidar y una casa que mantener en pie nunca nos descuidaste siempre nos diste lo mejor de lo mejor. Seguías con tu negocio y creciendo en todos los aspectos. Yo al entrar a la primaria recuerdo ser un dolor de muelas, pero aun así nunca dejaste de apoyarme en mis tareas y todo lo que me pedían. Aunque mi padre ya no podía más, tu siempre estuviste ahí; con gritos y regaños, pero hacías que me aplicara
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y formara parte del cuadro de honor. Fue una época que disfrute mucho y recuerdo que con gusto participaba en todos los bailables y actividades que trataran de involucrarnos a los dos. Recuerdo que cuando pase a sexto grado fue una época muy difícil, pues tuvimos que cambiarnos de casa de escuela y de vida; tuviste que dejar tu negocio junto con todas tus clientas y el gran éxito que ya tenías. Pero eso no te importo, con una sonrisa nos llevabas a nuestra nueva escuela, nos ayudaste a incorporarnos en nuestra nueva comunidad y hacer una nueva vida. Cuando cumpliste 39 años tuviste a tu tercera hija, una hermosa muñeca llamada Michel Hernández Castañeda, recuerdo con gusto lo feliz que eras pues yo ya tenía la edad de 16 años, recuerdo que yo te pedía un hermano varón, pero todos fuimos muy felices con la pequeña Mich. En esta época vino un tiempo muy difícil para nosotros ya que mi padre no encontraba trabajo y decidió regresar a los Estados Unidos. Con una beba pequeña en brazos, otra en la primaria y yo en la secundaria no sé cómo le hacías para dividirte y darnos tiempo a los tres. Nunca te dejaste caer o esperanzabas al dinero que nos mandaba mi padre, pusiste un negocio de venta de ropa el cual se hizo muy popular en el pueblo donde vivíamos, no había señora que no conociera a la güera o que no ya le hubiera comprado algo. Recuerdo que eras tan popular que te sobraban amistades y conocidos. Mi padre regreso de los Estados Unidos y se embarazaron de mi hermano el menor, por fin un hombre, pensé yo. El parto casi te cuesta la vida, a toda la familia nos tenías pidiendo a el universo te ayudara a librarte de esa, pero una vez más nos demostraste lo grandiosa y fuerte que eres. Esa época fue de mucho amor y prosperidad para la familia. Lamentablemente mi padre perdió su trabajo y no tuvo de otra que volver a California, tú en tu negocio la seguías rompiendo y teniendo mucho éxito, yo comencé a estudiar en la preparatoria, Daniela en la secundaria y los pequeños Ángel
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en el kínder y el Michel en la primaria. Eran demasiados gastos, pero nunca nos hizo falta nada. Tomé el papel de hermano mayor y me hice cargo de mis hermanos muchas veces, me enseñaste a cocinar y a mantener nuestra casa siempre limpia. Lastimosamente la distancia entre tú y mi padre no les jugó muy bien y decidieron divorciarse, fue muy doloroso para nosotros, pero no podíamos hacer más que apoyarte. Así como nos has apoyado hasta la fecha a mis hermanos, a mis hijas y a mí. Y quiero agradecértelo desde el fondo de mi corazón, solo le pido al universo que nos permita estar el resto de nuestra vida a tu lado, a ti excelente madre, hija, abuela, suegra y amiga; que me ha enseñado y apoyado tanto en las buenas como en las malas; te amo madre mía.
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Carta mi querida madre CARLOS DAVID MARTÍNEZ ORTEGA
Que querida mamá Tere, hoy quiero decirte que te quiero mucho, ya que eres mi madre, la persona que admiro por tenerme, por soportarme cuando estoy bravo, por ser la que me ha alimentado y educado para poder vivir eres mi única mamá y por eso te quiero, eres la única que “ha soportado” mis caprichosos cuando aún no había “nacido” es cuando solo me estaba formando y en algún momento llegaría a este mundo para hacer algo más que vivir y salir adelante con tu ayuda. Eres la que soportó el dolor de mi nacimiento, tú eres mi todo, me aceptaste por el simple hecho de ser tu hijo, por ti estoy aquí, por ti vivo. Me enseñaste aceptar a los demás sin mirarles sus efectos, ahora miro las cualidades de las personas que me rodean, también me diste la lección de amar y dialogar, a medidas que fui creciendo, he tenido obstáculos que pesar he cometido mis errores que me has “corregido” cuando estoy por un mal camino antes de que cometa algún error tu eres el que me guíes y tu llevas por un camino, así fui aprendiendo poco a poco, voy aprendiendo que es lo que se debe y no se debe hacer, ya que el día de mañana cuando tu no estés sabré que es lo malo. Ya “sé” que tú confías en mí y estás segura de los valores que me has inculcado, respetas como también, me respetas como también lo hago contigo y cuando algunos de los dos cometemos algún error, nos disculpamos por que el hecho de ser madre e hijo nos hace sentir mal por habernos hecho daño, ya que cometimos un error injustamente. Cuando estás conmigo, me gusta que estés presente que no hagas diez cosas a la vez y que no me hables mientras estés
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pensando otras cinco me gusta que estés en cuerpo y alma no sólo porque yo todavía creo que soy el centro del universo, sino porque cuando estás presente, cuando estás verdaderamente conmigo, me siento más conectado a ti me siento más vinculado, más cerca y me recuerdas algo que yo ya sabía cuándo estaba en tu vientre: que somos la misma cosa. Por eso te pido que a pesar de que sé que tienes que hacer muchas cosas, que no te es fácil a veces criarme, que lo haces tan bien como puedes y sabes… que cuando estés conmigo simplemente, estés. Si estás presente, conectada a lo que estamos haciendo, a lo que estamos hablando, puedo ser más yo me siento más seguro, más querido, más confiado y muy, muy feliz. No hace falta que me dediques las 24 horas del día porque ya no soy un bebé, pero el rato que quieras jugar conmigo, por favor, juega de verdad, el rato que quieras que te hable, por favor, escúchame de verdad, no me interrumpas, déjame expresar a mi manera y con mis palabras. Esta presencia también te la pido cuando yo tenga alguna de aquellas reacciones que te cuesta encajar. Cuando me enfade, grite y llore, por favor, estate también conmigo no sólo a mi lado físicamente, sino que necesito saber que no me juzgas, ni que te preocupas por si esto es o no normal, o debería hacerlo me pasan tantas cosas a lo largo del día, siento tantas cosas que no soy capaz de digerir… que a veces exploto. Y sí, puedo explotar por una tontería, pero porque no puedo más. Es, por ahora, la única manera que tengo de sacar esto que me pasa y me va bien porque si estás presente, si te siento a mi lado simplemente dejando que me exprese y me libere, cuando me ha pasado puedo volver a ser feliz. Si, en cambio, siento que me juzgas, que me cuestionas, qué te enfadas, qué me gritas o me castiga no sólo me sabe muy mal haberte decepcionado, sino que, además, siento culpa y lo peor de todo… tengo la sensación de que me quieres. Y sí… yo también soy así soy la alegría, la simpatía y la belleza muchos ratos y veo en tu cara que estás enamorada de mí, pero también soy la rabia, el miedo, la tristeza, el llanto y el grito.
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Así que, mamá, ahora sé que eres la madre perfecta, la que yo escogí para ayudarme a evolucionar como ser humano y poder realizar la misión que Dios o la divinidad me ha dado para cumplir en esta vida. Espero haber comprendido tus mensajes y enseñanzas que con tu modelo me han fabricado las alas. Ya tengo una razón para vivir, muchos sueños que conquistar, un camino que recorrer, conozco mi historia; la que me ayudará a enfrentar con consciencia junto con la valentía que me diste, a cualquier monstruo que ose presentarse. Gracias, mamá, por reconocer tu pasado, tu verdad, y renacer de las cenizas; debido a esto, ahora yo puedo volar rumbo a conseguir mis sueños, pues de lo contrario mi destino era quedarme a tu lado cuidándote de papá y quizás nadando en la amargura de los sueños no cumplidos Tu constante amor me inspira. Nunca dejas de animarme cuando estoy triste, un simple mensaje con un “Te quiero” cambia completamente mi día. Y por alguna extraña razón cuando estoy teniendo un mal día, lo único que quiero es llegar a casa y sentir un abrazo tuyo. Sé que siempre me dices la verdad, aunque sea algo que no quiero escuchar, tú sabes lo que es mejor para mí, y te aseguro que lo comprendo. Sé que siempre puedo mirarte y me dirás el mejor consejo y eso es lo que más valoro de ti.
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Un amor sin límites TANIA FRÍAS JIMÉNEZ
Las siguientes palabras están dedicadas a la persona que estuvo conmigo desde el día uno, la que soportó noches de desvelo por cuidarme y quien me ha apoyado y guiado en casi la mayoría de las decisiones que he tomado. Este escrito está dedicado para ti mamá. Hace 22 años conocí a la persona que más ha influido día con día en la persona que soy ahora, y en la que próximamente me convertiré. Nuestra historia comienza en un hospital de la delegación Álvaro Obregón la más conflictiva de la ciudad de México, pero a mi parecer de conflictiva no tiene nada. Desde nuestro primer día supe que le daría un buen dolor de cabeza a mi mamá, pues nací con las bilirrubinas altas y me tuvieron hospitalizada los primeros 15 días de mi vida, por lo que durante ese tipo ella asistió todos los días para darme de comer y contemplarme al otro lado de un cristal. El tiempo pasó, de bebé pase a ser una niña y durante ese tiempo le hice pasar a mi mamá múltiples episodios de vergüenza, como aquella vez en la que veníamos de hacer las compras, ella me dio una barrita de chocolate mientras regresamos a casa, en eso se subió al transporte un joven muy elegante, pues vestía de traje y corbata y a mí se me ocurrió la grandiosa idea de agarrarle la corbata, ya se imaginaran la vergüenza que sufrió mi mamá pues le ensucie la camisa de chocolate al joven, mi mamá se disculpó con él e intento arreglar lo que había pasado, pero el chico solo se rió y dijo que no se preocupara. A pesar de mi continua impulsividad y errores, mi mamá me enseñó a ser una niña responsable de mis errores, y así pues,
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cuando tenía cuatro años mi mamá decidió entrar a trabajar en la pastelería El Globo, durante el tiempo que estuvo laborando se destacó por ser una excelente empleada, en solo dos meses pasó de ser vendedora a cajera y en tres meses más se volvería la próxima supervisora, mientras que ella trabajaba yo hacía mis deberes de la escuela y jugaba un rato en casa mientras esperaba a que mi papá llegara del trabajo: sin embargo por cuestiones que estaban fuera de nuestro alcance mi mamá tuvo que salirse de trabajar y nos vimos en la necesidad de mudarnos a casa de mi abuela materna mamá Mary por una temporada muy corta. En el 2005, nos mudamos al estado de México, a Ecatepec, ese año fue el más duro para ambas, porque a pesar de que teníamos nuestra primera casa propia y podíamos hacer y deshacer a nuestro antojo, la muerte se hizo presente en nuestro círculo familiar, mi abuelito papá Daniel quien era la persona que más quería mi mamá, falleció dos semanas después de que nos mudamos y tres meses más tarde mi mamá fue sometida a un legrado de urgencia debido a que el bebé que estaba esperando murió dentro de ella sin posibilidades de salvarlo. Durante ese tiempo, del mismo modo en que ella me cuidaba yo la cuide a ella, claro no en igual medida, pero hacia lo que podía. Después de algún tiempo ella mejoró su salud y conoció a varias señoras que pronto se volverían sus amigas y sus hijos de ellas tenían la misma edad que yo, así que no tenía ningún problema con que saliéramos con ellos. Saben era hasta divertido, compartimos muchos momentos gratos, ¿Cómo olvidar cuando salimos a pintar figuras de cerámica al parque o íbamos a ver películas al cine? Sin embargo, todo dio un giro muy drástico cuando ella se divorció de mi papá y se embarazó de mi hermano Santiago, yo no tenía idea de lo que sería de mí o de mi hermano, tampoco sabía que pasaría con la escuela, mis amigos o inclusive con ella, debido a que su embarazo fue catalogado de alto riesgo. Todo esto me asustaba y preocupaba ¿qué sería de nosotras? Pero ella supo hacerle frente a toda la situación, nos mudamos a casa
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de mamá Mary, me inscribió a una escuela cercana a nuestra casa para que terminara la primaria y me comenzará a prepararme para el examen de la secundaria y me llamaba la atención cada que renegaba de la tarea que me dejaban en la escuela. El tiempo pasó sin precedentes, mi hermano nació el 18 de marzo de 2010, logré entrar a la secundaría que quería y mi mamá comenzó a trabajar vendiendo tortas a las afuera de la secundaría a la que iba, cabe destacar que estaban muy ricas y económicas. En ese punto de mi vida me propuse a esforzarme cada día más en la escuela para que cuando fuera mayor trabajara y pudiera ayudarle a mi madre con los gatos y estudios de mi hermano. Para cuando tenía 15 años mi madre se fracturó el pie izquierdo, se destrozó el tendón de Aquiles, por lo que la tuvieron que someter a una operación reconstructiva de su pie y estuvo inmovilizada medio año, y el medio año siguiente estuvo en rehabilitación para que pudiera caminar con normalidad, aunque fue su martirio. Aún recuerdo la primera vez que volvió a apoyar el pie después del accidente se le salían sus lágrimas. Terminé la secundaria e hice mi examen para entrar a la preparatoria, me quedé en Bachilleres 3, sin embargo, no quise ir ahí porque me habían dicho que ahí te pegaban si no les caías bien, así que no me quise arriesgar y mejor entre al IEMS. A mi mamá no le molesto, ella decía que a donde quisiera estudiar estaba bien, siempre y cuando sacara buenas notas, eso para mí no fue tan complicado, ya que pues si me esfuerzo es por ella. Mientras tanto en ese mismo año mi mamá entró a trabajar como intendente al hospital Naval Militar y como ya dije, siempre ha destacado por su buena disposición de hacer las cosas, por lo que un mes después la subieron de puesto como encargada de limpieza en el área de quirófano, pero ella no quiso ese ascenso pues le daba miedo el ver un órgano del cuerpo en el bote de basura, y tiempo después ingresó a trabajar en un hotel que se encuentra a cinco minutos de donde vivimos.
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Aunque ella estaba trabajando y yo estaba en la escuela, siempre estuvo al pendiente de mí, tanto que un día me cacho cuando me fui de pinta, hubieran visto que regañada me dio, desde ahí se me quito la idea de volverlo a hacer, aunque solo fue una vez. Después de tres años en la preparatoria finalmente le di uno de los orgullos más grandes a mi mamá, terminar la preparatoria e ingresar a una universidad. Gracias a ella, soy lo que soy ahora y agradezco la infinidad de veces que me ha apoyado, siempre me ha dado su amor basado en dos condiciones en respeto y buenas calificaciones. Me enseñó a ser una buena hija, sobrina, persona y hermana. Podré darle las gracias, pero nunca bastaría, porque siempre me escuchó cuando nadie más lo hacía y me dio esta familia que por nada cambiaría.
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Empezando a aprender S. ALEJANDRA LÓPEZ GUERRA
No sé cómo empezar tal vez agradeciendo a la persona que me dio la vida, mi mamá Silvia Guerra. Por todo lo que ha hecho a lo largo de estos años, mi niñez no fue nada fácil ya que la vida me ha dado enseñanzas tanto buenas como malas, veo la vida diferente que el resto de las personas de cierta manera, creo que gracias a eso soy lo que soy. Me considero una gran mujer que lucha por lo que quiere que no se da por vencida tan fácilmente, le agradezco a mi madre que estuvo conmigo en todo momento, y que me enseñó a luchar para alcanzar lo que me proponga, pero sobre todo a ser feliz sin importar lo que digan o piensen los demás. Por eso quiero plasmar estas líneas de agradecimiento para ella,quiero darte las gracias por ser mi apoyo, por abrirme los brazos cuando lo necesito, por decirme la verdad cuando es pertinente, por estar conmigo. Te agradezco por hacerme resistente y no bajar nunca la cabeza ante las adversidades mientras me criabas a mí y a mis hermanos. Gracias por enseñarme a ser una buena persona por alegrarte por mi felicidad; eres una mujer extraordinaria, ya que sin ti no estaría donde estoy incluso le agradezco a Dios por todas las oportunidades que me ha brindado, ya que sin tu ayuda y la de él no estaría aquí. Sé que al leer esto te sorprenderás ya que no soy mucho de palabras, pero lo que escribo lo digo con el corazón, ahora que soy consciente te agradezco de antemano lo que hiciste por mí. Por eso te dedico estas palabras. Sé que la vida va cambiando conforme cada experiencia, pero también eso hace que avances y evoluciones, pero la familia te prepara para el crecimiento propio o esas experiencias
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que forman el carácter te agradezco por qué hiciste un gran trabajo conmigo y mis hermanos ya que nos fuimos moldeando con tu sabiduría y dedicación. No puedo dejar de mencionar a mi Sobrina María José Guzmán, que algún día leerá esto y se darán cuenta de lo importante que es tenerte como su abuelita, que la vida te enseña cada instante el cariño que te puede dar una persona y cuando nos visitas su presencia cambia nuestros rostros ya que las llenas de vida, así que te doy las gracias por llegar en el momento exacto para hacerte feliz. De igual modo agradecer a mis amigas que me ayudaron a crecer y tener más confianza en las personas, ya que con ustedes encontré lo que es una verdadera amistad. Así mismo quiero dar gracias a todas esas personas que hacen la diferencia en la vida, cada palabra es como un estigma que se queda impregnada en mi memoria; por eso me gustaría agradecer la confianza, apoyo y dedicación de mis profesores y profesoras por haber compartido sus conocimientos conmigo que sacaron lo mejor de mí en todo momento, ya que me brindaron su amistad incondicional que hicieron que me esforzara cada día para ser mejor y a sentirme valiosa.
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Madre, amiga y guerrera JORGE LUIS ABURTO LÓPEZ
Berta López Mayoral nació en un pueblo llamado Atoyaquillo Oaxaca en 1975, ella desde muy pequeña tuvo que incorporarse al trabajo de campo. Sembrar y cosechar, recoger leña, cuidar a los animales etcétera, aparte de todas esas labores que hacía día a día, tenía que preparar la comida para su familia. Ella soñaba con ser una gran enfermera, por eso estudiaba a escondidas de su padre, pues a él no le gustaba que las mujeres fueran a la escuela, cuando su papá descubrió esto, la mandó al Distrito Federal, ahora CDMX, con un familiar. Cuando llegó a la ciudad tenía la edad de 14 años. Al paso del tiempo conoció a su pareja con la que está actualmente, mi padre. A la edad de 16 años, quedó embarazada de su primer hijo, con la llegada de su primogénito las cosas se complicaron un poco, pues la pareja no tenía en donde vivir, pero eso no fue impedimento para seguir, ambos hicieron lo que pudieron para sacar adelante al pequeño, para poder darle una calidad de vida buena, Berta trabajaba más de diez horas al día en un pequeño local del mercado de Santa María la Ribera. Dos años después ella quedó embarazada nuevamente, la noticia la tomó por sorpresa, sin embargo, se sintió feliz por tener una nueva vida en su vientre, ahora ella sabía que debería de esforzarse más para poder sacar a sus hijos a delante. El embarazo fue complicado pues las necesidades económicas que Berta pasaba la hicieron trabajar más de ocho meses, en ese lapso le ocurrieron diversas cosas, como caerse dos veces, tener sangrado, después de esto en el último mes de su embarazo, optó por tomar reposo, así, entre felicidad y llanto, llegó su segundo hijo varón, Jorge.
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Ahora con dos hijos Berta se multiplicaba por tres, trabajaba, hacía los quehaceres domésticos y atendía a sus pequeños, con el paso del tiempo los niños fueron creciendo y las cosas se complicaron más, el dinero no rendía, tenía que lidiar con los problemas de pareja, pero aun así nunca flaqueo, nunca faltó comida en la casa, sus niños siempre andaban bien. Ella por las noches cuando todos dormían, siempre se levantaba a media noche a dar gracias a Dios por tener vida, por tener a sus hijos, y aunque sabía que esa no era la vida que ella esperaba, se sentía agradecida. La rutina de ella, durante varios años siempre fue la misma, se levantaba a las 6:00 h para salir a trabajar a un lugar cerca de su domicilio en la Alcaldía Tláhuac, a las 08:00 h regresaba para despertar a sus hijos, cambiarlos y prepararles el desayuno, después tomaban camino hacia la escuela, durante ese trayecto Berta siempre les recordaba a sus hijos cuánto los quería, los llenaba de besos y cuando llegaban a la puerta de la escuela los abrazaba tan fuerte, como no queriendo que se fueran. Después de eso Berta regresaba a su trabajo esperando a que llegara la hora de salida para poder verlos nuevamente. Con los años Berta nuevamente se embarazo, ya con una economía más estable, la gestación de su tercer hijo transcurrió con normalidad, ahora ella tenía tiempo disponible para estar con su familia. Así pasaron cerca de seis años en los vio como sus pequeños crecían poco a poco, ella se sentía feliz, sin embargo, nunca espero que la vida le diera la espalda, lo que hizo que tocara fondo. Los problemas con su pareja crecieron, nuevamente el dinero era la causa principal de los pleitos, además de eso tenía que soportar el alcoholismo de su esposo, ante esta situación tuvo que volver a trabajar, eso no era lo que ella quería sin embargo sabía que lo tenia que hacer por sus hijos. En esta etapa le dolió mucho no poder compartir con sus hijos los éxitos escolares que ellos tenían, los tres niños siempre sacaban notas de excelencia en la escuela, a pesar de pasar la mayor parte del tiempo solos, nunca tomaron un mal camino, ellos siempre trataron de ayudarla, pues entre los pequeños
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realizaban las labores domésticas para que cuando su madre llegara del trabajo, solo descansara y no se preocupara. Con todos los problemas que tenía encima a ella, se le ocurrió nuevamente quedar embarazada, cuando lo supo de inmediato se lo comentó a sus hijos y a su esposo, esta noticia obligó a la pareja a tomar decisiones fuertes, pues con los serios problemas que tenían y con los que se aproximaban, se vieron en la necesidad de que mi padre se fuera a trabajar a Estados Unidos dejando a cargo a Berta como jefa de familia. Como pudo ella se las arregló para tener un buen embarazo y además de eso cuidar a sus demás hijos, trabajar y todo lo que implica estar al frente de una familia, las cosas nunca fueron fáciles pues en ocasiones se sentaba a llorar para desahogarse, ella pensaba que sus hijos no se daban cuenta, pero los niños sabían lo que pasaba. A partir de ese momento Berta tomó fuerzas para salir adelante, trabajaba y trabajaba, día tras día, pues quería lo mejor para sus hijos, los años pasaron, su hijo mayor entró a la secundaria, eso la hizo sentirse orgullosa pues sabía que era un gran logro, después pasó lo mismo con sus otros hijos. Cansada y desvelada nunca bajó la guardia, por eso quiero agradecerle a mi madre la señora Berta López Mayoral por todo lo que ha hecho por mi y por mis hermanos, sé que el amor de una madre hacia sus hijos es infinito, ella nunca nos ha defraudado, así esté pasando por malos momentos siempre tiene el tiempo para escucharnos, para saber cómo nos va, para estar ahí apoyándonos en cada cosa que queremos hacer. Por un lado, estoy aquí en la universidad por mí, pero también lo hago por ella, por mi madre, quien siempre me ha motivado a seguir, porque más allá de ser mi madre, es mi amiga, es con quien puedo platicar de todo lo que me pasa, porque siempre tendrá una palabra de aliento si me ve mal. Por eso y más, cada que la veo en las mañanas doy gracias a la vida por poder verla un día más, quisiera que mi madre fuera inmortal, que los años ya no pasaran sobre ella, pues desafortunadamente el paso del tiempo le está cobrando
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factura. Su salud se ha deteriorado un poco, pero sé que la vida me permitirá tenerla por varios años más. Mi madre es la mejor persona que está en mi vida, y tal vez esto ya se escucha muy trillado, pero si volviera a nacer la volvería a escoger como mamá, quiero que ella me vea realizado y feliz, quiero que vea que sus regaños, palabras de afecto, cariño han hecho de mi un buen hombre. Con algunos defectos como todos, pero ha hecho un buen trabajo. Mi mamá a pesar de haber pasado por tantas cosas desagradables, supo como llevar a una familia de varones a un buen camino, ahora con mi hermana hace lo mismo, la guía en su vida, mi madre sigue con su misma rutina desde hace más de 15 años, trabaja más de 10 horas al día, a veces todas los días de la semana, no se como tiene esa fuerza, pero se que lo sigue haciendo por sus hijos y también sé que algún día me tocará ayudarla y con gusto lo haré porque la quiero demasiado. Quiero que sepa que ella es mi más grande ejemplo de vida, Y ella es Berta, mi madre, mi amiga, mi cómplice, y una guerra de la vida.
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El pasado fortalece el futuro MARTÍN EDUARDO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
A lo largo de la vida uno se rodea de personas con las que vive grandes experiencias, otras veces malas, te acompañan en anécdotas, así como en toda clase de aventuras, pero muy pocas, en realidad, se quedan contigo en las buenas y en las peores situaciones. Aunque siempre solemos dar importancia a terceras personas ajenas al núcleo familiar, al final terminan por darnos la espalda cuando necesitas algo; pero a pesar de las malas actitudes, las veces que fuiste grosero, las que ignoraste sus advertencias, creyendo que sólo quería molestar e interrumpir tus planes de vida, queda ahí, en tu vida, esa mujer de baja estatura que parece frágil y quien está apoyándote siempre, hablo de mi madre, quien lleva por nombre María Jiménez. Desde hace tres años, a inicios del 2017 mi cuerpo sufrió cambios, una serie de malestares empeoraron mi salud, me vi realmente mal y grave, sin saber qué sucedía, entendí en esos momentos quién estaba a mi lado y quién no. Quien se mantuvo al margen de todo fue mi madre, siempre estando preocupada y al tanto de lo que decían los médicos, me cuidó, Yo, por el contrario, recordaba las veces que había sido grosero y egoísta con ella, sin embargo, siempre estaba conmigo. Son muchas y variadas las situaciones que puedo describir donde mi madre me demostró su cariño y amor. Mi madre creció con una familia disfuncional, en pobreza extrema, su padre era alcohólico y su madre trabaja todo el día, solo recibía un alimento al día y junto a sus hermanas y hermanos enfrentaban lo duro de la situación; vivían en un terreno que rentaban con suelo de tierra y una construcción a
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base de láminas, sufrió burlas en su primaria por llevar zapatos de plástico, también, por ser muy morena. Recibía todo tipo de burlas, sus compañeros de primaria la llamaban “la negra”, le desconcertaba que mis abuelos se presentarán en las firmas de boletas, quizá porque mi abuelo estaba tirado y alcoholizado en la calle y mi abuela trabajando en una torteria por el centro de la ciudad. A los 12 años su tío la llevó con sus hermanos al cine para distraerlos, al regresar a casa encontraron una caja y coronas de flores en el patio; su papá había muerto,. lo encontraron tirado boca abajo en la calle, sus amigos a los que vulgarmente se les conoce como “el escuadrón de la muerte”, dieron aviso a la hermana de mi abuela, aquel momento marcaría su vida por siempre. Hasta la fecha, como la vez que abrió su corazón conmigo y me contó esta historia, lloro, nunca la había visto desahogar tal sentimiento,; me dijo que a pesar del problema que tenía mi abuelo, fue él quien las y los procuró siempre, era tal el amor que le tenía que no soportó saber que a los pocos meses de haber muerto su padre, mi abuela decidió juntarse con otro hombre, sintió que la memoria de su padre fue traicionada y decidió salirse de su casa a los 15 años de edad, se fue a vivir con su tía, tenía que cuidar a sus primos menores y hacer todo tipo de cosas para poder recibir alimento y cobijo, fue una adolescencia muy pesada, dura y cruda. Por su cuenta decidió salir adelante y estudió administración como carrera técnica para tener mejores oportunidades. Logró terminar sus estudios y encontrar empleo en una mueblería en la Jardín Balbuena, el dueño era un español, con el sueldo que ganaba, le daba más de la mitad a mi abuela que se había quedado sin trabajo y estaba pasando momentos críticos, tragándose el rencor que sentía hacia su pareja, decidió ayudarla para que pudiera comer y vestir. Conoció a mi padre y no fue un noviazgo fácil, la familia por parte de mi padre la humillaban mucho, le decían “india”, “mugrosa”, “negra asquerosa”, pero jamás se dejó de sus cuñadas, las confrontó varias veces hasta que logró, con garras y puños, defender su persona. Se casaron el 31 de diciembre de
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1987, al año tuvieron a mi hermana, pero igual, la situación era difícil. Mi papá trabajaba en un restaurante en la colonia del valle como lavaplatos y lo que ganaba no cubría los gastos que requiere un bebé, sin embargo, logró mantener a mi hermana sana y bien, esto implicaba que se quitara el pan de la boca para dárselo a su hija. Al nacer yo, un año después de mi hermana, no habían mejorado mucho los problemas económicos. No tenían apoyo de nadie, sin embargo, nos sacó adelante a pesar de las adversidades. Mi padre logró encontrar un empleo mejor pagado, le dieron el puesto de obrero de mantenimiento en una fábrica de balatas donde empezó a percibir un poco más. Todas las situaciones por las que pasó mi madre en su infancia, adolescencia y en la adultez marcaron en ella un carácter fuerte, firme, pero jamás negativo, en verdad admiro su determinación, así como su fortaleza como mujer, una gran mujer que supo salir de sus grandes problemas y darme una educación para poder valerme por mí mismo, aprender a valorar el esfuerzo que hace cada día para mantener a la familia. Siempre nos enseñó a no depender de nadie, a ser agradecidos con lo poco o mucho que tenemos, ayudar a los demás. Lamentablemente, al estar en una situación delicada de salud, me di cuenta de todos estos esfuerzos por su parte, ponerme en sus zapatos para ver lo que ha pasado, estoy orgulloso de ella y de recibir su apoyo en momentos caóticos. Estas líneas sólo son parte de su vida, que le sirvieron para nunca darse por vencida y arreglárselas para sacar todo siempre adelante. Ahora en este 2020, ella y yo estamos enfrentando un nuevo proceso, sin embargo, me está demostrando que seguirá para lo que necesite y también debo hacerle sentir lo mismo, porque debemos estar más unidos ahora.
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Gracias a la vida JANET PATIÑO MARTINEZ
A la mujer, madre, compañera y amiga, a la señora Clementina Martinez Tovar quien se convirtió en mi apoyo durante mi recorrido por la vida, a esta mujer le agradezco todo lo que soy y en lo que me convertí ya que nunca dejo que me rindiera. Desde que recuerdo ella cada vez que no quería ir a la escuela cada vez que me pasaba algo en el trabajo, en la calle me alentaba. Yo le decía miles de veces que no podía ya, no sabía cómo le hacía pero me levantaba, sabía que llegaría muy lejos, confiaba en mí y en lo que hacía, miles de personas le decían que me dejara, pero ella no les hizo caso y que bueno porque hay cientos de personas que dejan a sus hijos hacer lo que quieran o hasta los abandonan y mi madre nunca lo hizo, al contrario siempre estuvo ahí tratando de darnos lo que necesitábamos y educarnos. Hoy y siempre le agradezco por darme la vida por que uno no sabe lo que las madres hacen hasta que se convierte en eso, en madres, por que hay que tener madre para sacar a sus hij@s adelante sola porque no es nada fácil dejar sus sueños a un lado para poder construir el de nosotras. Mi madre fue educada por varias hermanas, por un papá machista, una mamá sumisa y embarazarse chica terminó la preparatoria y tenía el anhelo de ser maestra, enfermera y pocos años después cocinera, ella no sabía lo que era tener una familia porque era demasiado chica hasta que nos tuvo supo lo que era tener una responsabilidad, su madre murió muy joven, mi padre la abandonó y ella tenía a dos niñas que mantener una de esas niñas era yo, la más chica rebelde y la que le sacó canas
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verdes yo fui la que más trabajo le costó por la pérdida de mi padre muchas veces le reproche a el habernos dejado tan chicas y no pedir nuestra opinión hoy en día también le doy gracias a mi padre por haberse ido porque así me hice muy fuerte me formo mi madre con principios, valores me hizo humilde más no dejada me ayudó a enfrentarme a la vida a los problemas a no dejar las cosas a medias a buscar y luchar por lo que quería y aunque no fue fácil lo admito lo estoy logrando. En unos meses nace un angelito el cual tendrá el nombre de Julián Zaragoza Patiño a él también le agradezco a pesar de que no lo he visto más que en ecografías no sé como es, no se si tendrá su nariz como la mía o la de su papá, si su cabello es chino o lacio en fin solo se que amo y lo espero con muchas ansias. Cada día crece más y más, te mueves mucho pero eso me gusta ya que así se que estas ahí, por las noches no dejas dormir, las cosas que me gustaban ahora las odio y al revés las cosas que no me gustaban ahora me gustan, estoy aprendiendo mucho de ti y lo que me falta por aprender por eso te agradezco el haber llegado a mi vida en el momento justo, espero enseñarte lo que mi madre me enseñó valores principios y luchar por lo que quieres, quiero enseñarte el mundo y guiarte protegerte y cuidarte. Le agradezco a Dios y a la vida por darme una madre ejemplar un hijo, salud y una pareja a Juan Carlos Zaragoza Rojas quien me enseñó el verdadero amor sin romantizar sin poseer sin violentar un amor pleno que me entrego su amor sin esperar nada a cambio. Juan Carlos Zaragoza te agradezco por estar en mi vida por ayudarme en la escuela por estar a mi lado por tenerme paciencia y comprender mi locura sin juzgarme. A mi hermana Mariana le agradezco por ayudarme cuando no podía terminar las planas cuando no podía peinarme le agradezco el haberme cuidado cuando mi mamá no podía, por defenderme en la escuela en la casa, de las personas que me hacían daño muchas gracias por preocuparte por mi.
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Mucha gente estuvo y está en mi vida a quien le agradezco por enseñarme tantas cosas gracias a todos porque aprendí algo de cada uno de ustedes y a ti Julián gracias porque eres mi razón y mi inspiración para luchar cada día te amo mucho y te espero.
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A tu lado siempre MIRIAM ALEJANDRA VÁZQUEZ MONTES
Hace 50 años nació una niña llamada Rosa María Montes Hernández en la CDMX en la delegación Tlalpan, era la segunda hija de doña Josefina Hernández y Miguel Montes vivían en la delegación Miguel Hidalgo junto a sus otros hermanos, en total eran ocho. Rosa era una niña alegre y risueña que siempre le gustaba estar con su mamá, no disfrutaba de su niñez como los demás niños. Su papá Miguel no estaba en su casa porque tenía otra familia, lo que impedía que tuvieran el amor fraternal. Doña Josefina tenía que trabajar todo el día para darles lo mejor a sus hijos porque lo que traía Miguel era muy poco, en ocasiones llegaba muy borracho e incluso llegó a pegarle varias veces. Decidió salir a vender chocolate casero para mantener a sus hijos. Rosa María no quería que a su mamá le pegaran de nuevo y dejó la escuela, solo estuvo hasta segundo año de primaria, en esos tiempos los maestros eran muy agresivos, Rosa incluso llegó a quedarse encerrada en el salón y su mamá tuvo que ir por ella, ese evento hizo que no le gustara la escuela así que mejor se puso a trabajar en el mercado para ayudar a su mamá y que sus hermanos pudieran ir a la escuela. Al cumplir 16 años, Rosa empezó a buscar escuelas con sistema abierto para seguir estudiando y conseguir un trabajo de ayudante con la comadre de su mamá en la alcaldía Coyoacán, en un tianguis que se ponía de lunes a domingo, ahí estuvo trabajando hasta los 17 años. A los 18 años Rosa conoció a un joven que trabajaba en el tianguis y estudiaba la prepa. Era mayor que ella por cuatro años. Pasó el tiempo y se enamoró de Norberto Vázquez y
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decidió salirse de su casa para irse a vivir con él, Norberto tuvo que decirle a los papás de Rosa que se quería casar con su hija, el papá no se enojó y dijo llévatela. Como al mes Rosa quiso estudiar para ser enfermera y Norberto no la dejaba, se tenía que salir a escondidas para ser enfermera general, le daba miedo decirle a su esposo que tenía una profesión y que quería trabajar. Quedó embarazada y ya no le dijo nada porque estaba de lo más feliz por su embarazo llegaron los nueve meses en el mes de mayo tuvo a su primer bebé, la llamo Estela, el segundo fue Alberto, el tercero fue Juan. Decidió decirle a Norberto que tenía una profesión y que quería trabajar para ayudar en los gastos de la familia a él no le gustó y dijo que no, Rosa dijo: “quieras o no, iré a trabajar porque son tres hijos que tenemos y hay muchos gastos”. Actualmente trabaja en la clínica 32 que está en Coapa. Lleva 22 años trabajando. Pasaron los años y Rosa no sabía que estaba embarazada otra vez eso fue en 1996 y tuvo a su cuarto hijo.Fue niña, a la cual llamó Miriam. Esa niña soy yo que tengo como mamá a esa gran mujer. Y al año que nací tuve una hermana llamada Dannae y en el 2010 nació la última de la familia que fue Paola. En total, Rosa tuvo seis hijos. ¿Te preguntarás por qué apenas escribo esto y por qué te lo estoy dedicando? cada una de estas palabras llenas de sinceridad y de amor verdadero salen de aquel profundo ser que jamás quise que descubrieras a lo largo de mi vida, ya que me encargado de ser esa niña dura, fuerte y fría que se cierra a demostrar y decir un te quiero, un te amo… eres lo maximo, te adoro o hasta un gracias, siempre tuve esas palabras en mis labios pero mi orgullo y mi frialdad ganaba más en ese momento, nunca fui como las demás niñas que siempre le daban un beso a esa persona tan especial que tienes en la vida y que presumían que tenían a la mejor a su lado. Siempre quise que estuvieras más tiempo conmigo jugando y que por las noches me dieras el beso de buenas noches o por las mañanas. A pesar de todo lo que te llegue a hacer, siempre te preocupaste por mí, para que no me faltara nada aun sabiendo que llegue a ser en ocasiones grosera contigo.
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Aún recuerdo cuando me fuiste a dejar a mi primer día en el kínder, me sentí triste porque veía a todas las mamás y niñas abrazandose y despidiéndose de beso, esperaba que tú fueras la que dieras el primer paso en decirme Miriam ya me voy y me dieras un beso en el cachete, lo único que hice fue caminar a la puerta. En ese momento no sabía lo que tenía a mi lado y tenerte como mamá. Hoy en día puedo gritar en voz alta tu nombre, Rosa María es mi madre ante la demás personas. Y espero que cuando estés leyendo esta parte, sonrías y sientas mi mano en tu hombro. Estoy agradecida porque jamás me faltó nada y por darme la vida nunca supe valorar ese amor y cariño de madre que me diste desde bebé hasta ahorita que soy una señorita que está por titularse. Que a pesar de como fui contigo de grosera siempre tuviste paciencia en irme guiando y enseñando. Jamás me dejaste caer por ningún momento, estuviste en las buenas y en las malas conmigo. No me imagino el día que no te tenga en vida por que no sabría cómo solucionar mis cosas y que no te pueda ver y darte ese abrazo fuerte que jamás te di de niña. Y hoy te tengo a mi lado demostrandote lo lejos que puedo llegar y que te sientas orgullosa de mí, porque me lo has dicho muchas veces te estoy dando todo para que llegues a ser una profesionista ya que no pude yo porque desde muy joven tuve que abandonar mi sueño de estar en una escuela, porque le ayudaba a mi mamá a traer dinero a la casa, ya que estaba grande me puse a estudiar para poder llegar a ser enfermera. Y tú lo estás logrando este sueño hecho realidad de verte graduada y que seas alguien de bien. Sé que tengo a mis hermanos que acabaron su licenciatura, pero como bien dices que soy tu única esperanza, que no olvide de lo que soy hoy en día gracias a ti, porque jamás me faltó nada. Te lo juro que no te fallare sé que las palabras se las lleva el viento, pero estoy trabajando muy duro para que este sueño se haga realidad y te sientas orgullosa de mi, y que algún día te puedo dar un poco de lo que tu me has dado, jamás me faltó nada me diste todos mis gustos gracias a tu esfuerzo y trabajo.
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Para verme feliz. Hoy en día te lo puedo decir que sin ti yo no sería nadie. Porque eres esa madre que fuiste padre también, debido a que mi papá siempre se preocupó por él mismo y se le olvida que tenía familia, tu no nos dejaste solos nos diste a mí y a mis hermanos todo o que te permitía tu trabajo. Fuiste la única que creyó en mí cuando todos me dijeron que jamás podría estar en la universidad, me has acompañado y te preocupaste por mí en ese momento, como lo sigues haciendo desde que supiste que venía en camino. Para ti fue difícil todo lo que llegaste a vivir en la casa de mi abuela junto a mis tías que te hacían la vida imposible, y mi papá jamás te dio tu lugar ante su familia. Te grito y te hacía menos. Has pasado por mucho dolor en tu vida, no puedo cubrir todo ese malestar que llegaste a vivir, pero de lo que estoy segura es de que tratare de ser esa hija de la que te sientas orgullosa y feliz de haber tenido. Te quiero con toda mi alma sé que un te quiero en este momento no es el indicado porque dirás que tuve más de 23 años para decírtelo y no te lo dije pero hoy quiero que lo sepas. Nadie sabe lo que puede significar un “te quiero” cuando se lo dices a tu mamá, a una amiga es realmente diferente porque es el cariño más sincero que jamás te dejará caer por ningún momento y que siempre dará todo por ti para que estés bien a pesar de que no le demos su lugar. Nunca es tarde para que demuestre todo lo que eres para mí, mamá, eres esa mujer que sigue trabajando para darme todo, es bonito ver que aun vas a mi cuarto a ver si ya me dormí y si me tape eso me hace tan feliz de que me veas como tu pequeña niña. Quisiera no fallarte nunca pero es complicado ya que no soy una persona perfecta, llegó a cometer errores y herir a las personas en especial a ti en decir palabras ofensivas que te llegaron a lastimar sin saber cómo te sentías y lo que había dicho en ese momento. Yo creo que sin ti estaría totalmente perdida porque eres mi guía y no quiero llegar a imaginarme el día que no te tuviera ya a mi lado. Eres mi estrella y esa luz que ilumina mi camino. Te quiero, te quiero sin censura. Una vez más gracias
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por todo y por ser mi cómplice de este gran paso que estoy dando en cumplir mi sueño de títularme como licenciada en comunicación. Jamás olvides sonreír porque esa sonrisa que tienes es maravillosa y no dejes que nadie apague esa luz que te distingue como única y que seas mi persona favorita.
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Por ellos doy la vida ADRIANA LÓPEZ BARRIOS
Recuerdo que cuando tenía 10 años, le pregunté a mi madre si podíamos tener una mascota. Ella muy segura y con tono de regaño dijo que no, porque no había espacio para una mascota y tiempo para cuidar de ella. Yo notaba a mis vecinos jugando con sus mascotas, muy felices y emocionados. Cuando tenía seis años, compré un pececito afuera de la primaria en la cual asistía y a escondidas lo llevaba en mi mochila para que mi madre no se diera cuenta del pececito. Durante ese día lo mantuve debajo de mi cama, lo había vaciado en un trasto con agua y a cada hora lo alimentaba, creyendo que tenía hambre siempre. Cuando llegó la noche y noté que todos dormían lo saqué para ver que estuviera bien. Al verlo noté que no se movía estaba tieso, yo estaba muy asustada, pues en mi vida había visto un animalito muerto. Bueno, como es que supe que estaba muerto, pues porque comencé a llorar muy asustada, mi madre entró a ver que tenía y me preguntó que sucedía, yo le conté la verdad. Mi mamá muy consciente y linda me explico que mi pececito había muerto, porque no estaba en buenas condiciones y aparte necesitaba oxígeno debajo del agua para respirar mejor y vivir bien. A partir de ese momento yo entendí bien el significado de la muerte de un ser querido, mi pez a pesar de que no estuvo mucho tiempo conmigo yo sentía que lo quería y de un día para otro murió. Al día siguiente mi mamá me ayudó a enterrarlo en una maceta de una planta. Cabe mencionar que mi mamá no se enojó conmigo al contrario me dijo que era una buena persona por sentir empatía y amor por algún animalito.
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Lo que escribiré a continuación es dedicado a mi madre que tanto amo y admiro. Como ya lo mencionaba anteriormente, a mi madre no le gustaba pensar en la idea de tener una mascota en casa. Hace algunos años como diez para ser exactos, mi madre conoció a una persona llamada Martha. Mi madre llegó a trabajar con ella, para a hacer labores domésticas. Cuando por primera vez llegó a casa de aquella señora, se percató que vivía con diez perros en casa. Recuerdo que cuando mi mamá llegó a casa nos contó todo lo que había vivido aquel día. Nos contó que aquellos perros eran algunos grandes, otros pequeños, algunos peludos otros lampiños, unos de raza fina otros no tan finos. Cuando nos relató lo que había vivido, mis hermanos y yo suponíamos que tal vez ella renunciaría, pues ella no le gustaban los perros, tampoco es que mi madre fuera grosera con ellos, sino que simplemente no toleraba el hecho de vivir y compartir con ellos el mismo lugar. Tiempo después comenzamos a ver que se fue adaptando y acostumbrando, pues nos contaba que aquellos perros eran muy educados y entendían todo lo que les dijeras. La señora Martha le caía bien a mi madre, pues decía que era muy amable, noble y educada. Martha le contó a mi madre la historia de cada uno de sus perros. Le decía que cada uno de ellos tenía una triste historia y otros simplemente se los encontraba en la calle y decidió adoptarlos. Cuando mi mamá escuchó todo lo que Martha le contaba, mis hermanos y yo nos sorprendimos del gran corazón que Martha tenía por el darles una oportunidad a aquellos animalitos. Martha es una persona muy animalista, gracias a ella, mi madre se dio cuenta de que el tener una mascota no era malo, siempre y cuando estuvieras dispuesto o dispuesta a educarlo, a quererlo y alimentarlo. Con el tiempo los perros se encariñaron con mi mamá y le lloraban cuando llegaba o se iba de casa de Martha. A partir de ese momento la forma de pensar de mi madre acerca de tener mascotas cambió.
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Martha se dedica a recoger a animalitos callejeros, los lleva a casa, los baña y alimenta, para después llevarlos a una protectora de animales donde los adoptan. Mi madre también es voluntaria en ese lugar, cada que ella encuentra o ve a algún animalito en especial perros o gatos callejeros los recoge y se los lleva a casa, los cuida y alimenta. En algunas ocasiones ha optado por quedarse con ellos. La mayoría de los perros que ahora viven con mi mamá, han sido rescatados. Actualmente tiene cinco perritas a las cuales quiere y cuida con mucho amor siempre. Yo he sido testigo de cómo mi madre los ha rescatado y se ha metido en problemas con personas que maltratan a los animales. Mi madre siempre dice "uno como quiera puede hablar y pedir de comer, pero ellos no hablan, sus ojos hablan por ellos" o "si alguien se mete con mis niñas, se mete conmigo y no me importa dar la vida por todos aquellos animalitos que no se pueden defender de la gente inconsciente y mala que existe en el mundo". Por este tipo de acciones es que admiro tanto a mi madre, porque ella es muy valiente y no le importa que las personas la critiquen y juzguen por lo que hace. Madre muchas gracias por todo lo bueno que me has enseñado, otras cosas las he ido aprendiendo por mi misma, pero siempre que recurro a ti para algún consejo, siempre tienes la razón y me haces notar mis errores. De ti he aprendido ser más fuerte y levantarme cada vez que algo me derrumba. Te admiro porque eres fuerte, noble, valiente, pero sobretodo porque eres muy humana con los animalitos. Ojalá y todo el mundo fuera tan amable y buena con ellos. Ojalá y siempre fueras eterna en mi vida. Te amo mamá, gracias por tantas cosas buenas.
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Con una persona especial MARÍA DEL ROSARIO CORONA RAMÍREZ
¿Cómo es un día de tu niñez con esa persona especial? Te despiertan con una voz suave diciéndote “Despierta, ya es tarde para ir a la escuela”. Y para que despiertes con más energía, te prepara leche con chocolate y te da una concha, tu pan de dulce favorito. Después de desayunar, te baña. El agua caliente que recorre por tu cuerpo te mantiene despierta, así como el jabón que te entra en los ojos, aunque ya habías escuchado la advertencia “No vayas abrir los ojos”. Cuando los residuos de jabón abandonan tus ojos, la observas detenidamente y te ríes de ella al verla toda mojara. Salen corriendo del baño y para que no te enfermes, seca tu cuerpo rápido y te pone el uniforme. Continúa secando tu cabello y te peina; esta parte no te gusta, porque jala demasiado tu cabello. Mientras que dan las 08:30 h, te diviertes viendo como hace todo rápido para tener limpia la casa antes de ir a trabajar, mientras que escucha a sus cantantes favoritos, como Luis Miguel, por ejemplo. Termina con la limpieza de la casa y enseguida se mete a bañar. Al salir de bañarse, te quedas fijamente mirando como se peina, enchina sus pestañas y se rocía un poco de perfume, te imaginas ser de grande como ella. Salen de la casa para ir rumbo a la escuela. En el trayecto te aconseja que obedezcas a la profesora y que te portes bien, porque sino te iba ir muy mal. Te deja en el jardín de niños, observas sus ojos tristes porque no quiere separarse de ti, pero te gusta pasar un rato con tus amigos y con la profesora, que ella está feliz y se marcha tranquila a trabajar. Terminan las horas de juegos y de risas en la escuela y esperas con ansías volverla ver. Sales de tu salón de
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clases y corres hacia ella, te recibe con los brazos abiertos para darte muchos besos y de paso, te compra una paleta por haberte portado bien. Ahora se dirigen hacia el mercado. Ella pide amablemente que la atienda. Trata de no demorar demasiado haciendo las compras, ya que no le gusta estar en medio de tantas personas. Cuando llegan a casa te quitas el uniforme y te pregunta “¿Qué hiciste hoy en la escuela?” Le cantas la canción y le explicas los juegos que te enseño la profesora. Ella parece computadora, que de manera automática se los aprende para cantar y jugar un rato juntas. Para hacer la tarea, te pone al lado de ella. Es muy difícil mantenerla contenta en esta parte del día, ya que es inevitable jugar con el pegamento líquido y dejar manchas en la tarea. Ella se enoja, pero se toma su tiempo para relajarse y repiten la tarea: hacer bolitas de color verde, blanco y rojo de papel china para rellenar una copia de bandera de México y hacer una plana de tu nombre. La mesa quedaba toda pegajosa y con muchos restos de goma, que ella se toma su tiempo para limpiarla. La hora de la comida es genial. La cocina huele delicioso. Te encanta el espagueti que ella preparó con jitomate y crema, que pides un poco más. No te explicas cómo es que le queda exquisita en tan poco tiempo y le preguntas ¿mañana te puedo ayudar a cocinar? Ella ríe y contesta con un profundo sí. La tarde mejora. Juegan a contarse chistes y hacerse cosquillas. La sala se convierte en su compañera de risas y juegos. Se pasan inapercibidos los minutos. Poco a poco sus risas pasan a ser tos. Entran a su habitación para descansar. Se acuestan en su cama y ella enciende la televisión para ver su telenovela. Te abraza y en un instante te quedas dormida. Así es como se acaba un día de la niñez a lado de una persona especial. Pero ¿quién es la persona especial descrita en líneas anteriores? Ella es una gran mujer, es mi madre. Su nombre es Carmen Verónica Ramírez Gómez. No encuentro palabras para poder agradecerle por ese día de mi niñez y por todo lo que ha hecho por mi. Ella siempre esta a mi lado. Encuentra la forma de estar presente en mis logros y de
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apoyarme en mis fracasos. Con ella nunca me falta nada. Si le pido lo imposible, busca la manera de poder dármelo. Ella me quiere como una amiga. Juntas pasamos horas de pláticas y consejos. A pesar de que ella me da esa libertad, la trato con respeto. Si ella habla de mi, se pone contenta y cuenta sin parar de mis logros. Tal vez no lo sepa, pero es de la misma forma que yo cuento de los suyos. Así como pasamos momentos alegres, también hay momentos de tensión y me siento culpables de ellos, porque yo los provoco. Trato de componerlos. Ella sigue mi ritmo y hace como si no pasara nada. Adoro los minutos que estoy con ella. Son muy pocos, pero trato de que no sean percibidos por ella. Ella es madre, trabajadora, enfermera, cocinera, administradora... Admiro la rapidez y delicadeza con la que hace cada una de sus labores de sus facetas. Probablemente nadie la conozca completamente, ya que cada día se sigue aprendiendo de ella.
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Una mirada inesperada dentro de mí MARIEL PINEDA VILLANUEVA
Hola, querida madre, quizá te sorprendan estas líneas que escribiré dedicadas a ti, y a la gran labor que has hecho conmigo, sé que no soy la persona más expresiva de la cual esperarías estas líneas, alguna palabra dulce, o un acercamiento a tu lado, es algo que no he podido lograr, dado que cada que lo quiero intentar retrocedo. Siempre quise mantener aquella postura que generé, en donde si preguntabas ¿si te quería?, mi respuesta era un sabes que es así, dando por hecho que, con mi forma de actuar, era más que suficiente que vieras mi aprecio y amor por ti. Pero al paso del tiempo comprendí que hace falta decir un ¡te quiero!, ¡cuentas conmigo¡, ¡estoy aquí para apoyarte¡, un abrazo y demás, realmente es muy consolador para demostrar que te importa la persona, pero que quizá es algo que se va olvidando poco a poco y se deja de hacer. Seguro era más cálido cuando era pequeña, porque cuando estabas triste te abrazaba y besaba, te tomaba de la mano, haciéndote sonreír, aunque fuera solo un instante, logrando que tu tristeza se alejara por un momento debido a que te distraías jugando conmigo, apuesto que muchas ocasiones quisieras volver a verme nuevamente así, pero es algo que ya no sucederá, por lo que me queda decirte que eres la persona más importante en mi vida. Me tuviste nueve meses dentro de ti, con cambios de humores repentinos, soportando ascos, mareos, y dolores terribles cuando por fin diste a luz, pero fue grato saber que me esperabas con una gran emoción, que el tenerme entre tus brazos te causó un gran consuelo, por eso hoy te doy las gracias por darme la vida, y permitirme conocerte, porque fue así como
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comenzó mi aventura contigo, mágica por supuesto. En estos 29 años de estar a tu lado y seguir tus pasos, cómo cuando era pequeña que saltaba detrás de ellos para alcanzarlos, y poder pisar tus huellas que dejabas plasmadas en el patio, ahora no es un juego, realmente los seguí, porque lo que comenzó como un juego me fue abriendo experiencias y enseñanzas para saber cómo confrontar la vida, y los problemas a los cuales podrías enfrentarte, aunque siempre querías meterme dentro de una cápsula para que nada me pasara, sabías que algún día iba a llegar el momento, de mis caídas y decepciones, porque como siempre dijiste, así es la vida, pero tienes que saber levantarte y seguir adelante, si no, no sabrás de qué trata, ni aprenderás afrontar los problemas cuando se te presenten, pero lo más consolador de todo esto fue el escuchar decirte, que mientras estuvieras a mi lado, tú me tomarías de la mano en esas caídas, y juntas nos levantaríamos. Con todo esto que me fuiste enseñando, con tus valores inculcados y demás, te describiría con cuatro palabras: trabajadora, humana, inteligente y excepcional. Trabajadora porque te fuiste abriendo paso poco a poco para poder obtener lo que tienes, teniendo diversos trabajos, sufriendo de acosos laborales, y despidos injustificados, hasta que por fin te estableciste en un trabajo con mucho mérito, levantaste a tres hijas sola sin la ayuda de un hombre, demostrando que tu podías hacerlo, a pesar de lo que tus padres opinaran, perdiste el acercamiento de estos porque decidiste formar una familia, lo cual te causó una gran tristeza por lo que siempre los recuerdas a solas, no tuviste la forma de despedirte de ellos cuando murieron porque no te permitieron hacerlo, pero aun así seguiste de pie, con una familia en la cual sólo figuramos las cuatro, porque nuestro padre no estaba, viste la manera en la que pudiéramos estudiar y poder desarrollarnos en alguna carrera, para que así te aseguraras de que cuando no estuvieras habías dejado en nosotros algo más que amor, y enseñanzas. Nuestro padre que se había apartado aun quisiste integrarlo para que tuviéramos una figura paterna, por lo que él también comprendió que realmente quería formar parte de nuestras
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vidas, haciéndole ver con amor y perdón que podía integrarse nuevamente sin reproches y malas palabras, como si nada hubiera pasado. Nos fuiste demostrando el amor que teníamos que tener, no solo hacia nosotras mismas, sino también con otras personas, cada que caminábamos por la calle y veías a alguien que estaba con alguna discapacidad, como por ejemplo: no veía, andaba en silla de ruedas, se le dificultaba pasar la calle, subir las escaleras del metro o pedía comida, siempre te acercabas a un lugar cercano de comida y comprabas algo, para ofrecerlo al que lo necesitaba, debo decir que al principio se me hacía absurdo y siempre se me ocurría decirte que trabajaran si es que necesitaban, dinero o algo, pero me hiciste ver que hay personas que ya no pueden hacerlo como los abuelitos, que algunos de ellos los corrían de sus casas y su único hogar era la calle, padeciendo las temperaturas de los climas, no comían algunas ocasiones porque había gente inhumana que jamás se acercaba para regalarles una fruta, comida o algo que le sirviera para arropar el frío, en donde si ofrecías algo que no te quitará nada, recibirías más de lo que diste, porque aparte de sus gracias que te daban, sentías un gran sentimiento y satisfacción de poder ayudar, es por ti que entendí que si podías hacer algo para ayudar al otro que lo necesitaba y si estaba en tus manos lo hicieras. Me enseñaste a que tenía que leer y conocer siempre más, que también en los libros había un mundo maravilloso que descubrir, que muchas cosas que desconocías he ignorabas te sorprenderían al momento de leerlas, que dentro de ellos también encontrarías novelas de amor, decepción y desengaño. Cuando era pequeña y te daba tiempo de leerme me llevabas a ese mundo del que después me hablaste con tanto entusiasmo, el cuento que más disfrutaba era el de la abeja trabajadora, no solo por la historia sino por la moraleja que te dejaba, porque hasta en eso eras inteligente, siempre escogías poder leerme una historia que creías conveniente, para que me aportara alguna enseñanza ya fuera de la vida cotidiana o intelectual.
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Llegando a la descripción de extraordinaria es simple y sencillamente porque sigues impulsándome para poder conseguir mis metas, y que es algo que también tú te planteaste que logre, a pesar de que entre a trabajar me demostraste que no podía dejar a un lado la meta que tenía clara, has dado la cara siempre que te he necesitado, has respondido de la mejor manera que nunca habría imaginado, a pesar de que yo he fallado al no decirte todo lo increíble que siento por ti, y lo que te admiro como mujer, porque sé que tu vida no fue fácil ni lo sigue siendo, porque aún piensas en los demás y en los problemas que se les presenta, pero de alguna manera siempre has sabido cómo actuar ante dichas dificultades y poder mantener unida a tu familia, es por eso que eres mi mujer maravilla, y como sé que si te digo, que ya es momento de que tú también vivas nuevas aventuras lo ignorarás, porque tus aventuras como siempre lo has dichos las vivirás a nuestro lado, te invito a que sigamos viviendo una especial en donde te pueda regresar un poco de esas cosas lindas que me has dado, tu tiempo, tu apoyo, tu comprensión, tu paciencia y sobre todo tu amor, que es el impulso que me a servido para demostrarte de los logros a los que puedo llegar, por que se que aun te debo varias cosas que verás.
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Destellos del corazón DIANA MARÍA SANTOS ALONSO
Dedicado a la estrella más grande de la constelación, para Estela, mi madre. Aún recuerdo el sonido de tu risa, el hoyito en tu mejilla izquierda que me heredaste y que tanto me chulean, hoy entiendo lo que es sentir nostalgia al recordar mi infancia, así como tú nos contabas de cuanto te dolía la partida de tu papá, ahora yo cuento mi historia contigo. Me gusta contarle a la gente de cuando me leías cuentos, que hacías lo posible por comprarme libros para niños, hacías que me imaginara mundos diferentes en la habitación que compartíamos, creabas personajes en mis uñas, me encantaba como me las pintabas de catarinas, me gusta recordarte cantando mientras cocinabas, ahora añoro tanto los platillos con los que tanto te esmerabas en preparar, aún mi hermano y yo comemos sin ver la tele porque siempre nos acordamos que aunque fuera el final de nuestra telenovela o caricatura favorita, no nos dejabas prender la tele, porque decías que la mesa era un lugar sagrado y te aseguro que en estos años no has faltado en temas de conversación en la mesa. Los primeros días sin ti fueron muy difíciles, no comía, me la pasaba durmiendo todo el día y despierta en la noche, me hacías falta en el cuarto y no me gustaba irme a la parada del transporte escolar sola, me faltaba tu cariño y lo que me sobraba era lástima de la gente, me decían que era muy fuerte porque no lloraba, pero al llegar a la casa, todo se sentía muy vacío, había un eco de tristeza, estaban tus utensilios de cocina, un poco de tu ropa y tu esencia, sin embargo esta se fue desvaneciendo junto con la casa, todo fue muy doloroso y
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aunque aún duele como te repito, trato de pensar en la mejor lección que me diste: disfrutar la vida, aferrarme a lo que me hace feliz. Como la vez que me escogieron para la escolta y más que yo, tú estabas vuelta de emoción, no sabes cómo te agradezco haberme siempre apoyado en llevarme a clases de guitarra y hacer el esfuerzo para comprarme mi guitarra que aunque la primera era usada yo la mega valoro, cuando me llevabas a mis clases de pintura y poquito a poco me compraste mis pinturas óleo y mis pinceles que nos costaban muy caros, porque no sabíamos nada de esos productos, y así en todos los aspectos que me apoyabas también me inspirabas, me esperabas hasta que terminaran mis clases sentada yo te veía desde la ventana del salón. Debo confesarte que no me esperaba tu partida, de hecho, nadie. Me quede con las ganas de platicar contigo lo valiente que fui al ir a recoger a mi abuelita sola al aeropuerto, de cómo busqué los papeles que pedían en el hospital, sentía que ibas a estar orgullosa de mí, porque siempre me dijiste que fuera lista que me pusiera viva en la calle, que siempre me fijara por donde pasaba y que si por cualquier cosa de la vida me llegara a perder, yo sabía cómo llegar sola a mi casa, me preparaste mucho para seguir mi camino sin ti, aunque en ese tiempo nunca lo entendí, de hecho la familia dice que ellos pensaban que hacías mal en darnos tanta libertad, en explicarnos cómo nacían los bebés siendo tan niños, pero ellos también dicen que no entendían que solo nos estabas haciendo fuertes porque qué sería de nosotros si no hubiéramos tenido a una mamá tan genial. Algo que siempre y hasta la fecha me sigue sorprendiendo era lo generosa que eras con todo el mundo, lo aguerrida que fuiste con la vida a pesar que tu niñez fue difícil y tuviste que ver por tus hermanos, una anécdota que me acuerdo mucho fue cuando estábamos durmiendo tocaron la puerta y era tu amiga que había acompañado a su sobrina al doctor, porque ya le estaban dando las contracciones y en la calle la muchacha tuvo a su bebé. Rápidamente tomaste unas cobijas y llamaste a la ambulancia, no recuerdo la hora que era, pero seguramente
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eran pasadas las 24:00 h. Cuando llegamos luego luego recogiste al bebé, lo tapaste y lo mantuviste en lo que auxiliábamos a la muchacha, después de que llegó la ambulancia y se la llevaron, me platicaste que te quedaste con muchas ganas de decirle al paramédico que te dejara cortar el ombligo del bebé. También me llenó de orgullo cuando una señora te platicó que su esposo había violado a su hija, tú la acompañaste a las audiencias. Nunca dejaste sola a la señora ni a su hija, siempre viste por ellas y sus demás hijos, incluso cuando un seis de enero te encargaron a los niños tú pusiste unas moneda debajo del árbol y les dijiste a los niños que les había llegado aquí reyes, pues en su casa no les había llegado nada, de verdad que eras una persona digna de admirar, cuando voy a tu rancho y las personas saben que soy tu hija me empiezan a contar anécdotas de cuando estabas pequeña, que siempre andabas con tus hermanos y nunca los descuidabas, o cuando empezabas de novia con mi papá. Me encanta cuando me dicen que tengo toda tu cara que así te veías a mi edad, siempre lo tomo como un halago. Quiero que sepas que siempre llevo conmigo los valores que me brindaste con amor, que no me siento mal de no haberte dicho te quiero por última vez, porque sabes que a diario te lo decía y te decía que eras la más hermosa a veces para que me comprarás algún dulce cuando me esperabas en la esquina del transporte, ahí una señora vendía dulces, me daba mucha risa como te creías mucho cuando te preguntaban tu edad y cuando les decías te decían que te veías más joven o cuando ibas por mí a la primaria y mis compañeros me decían que estabas bien guapa y que tenías el pelo muy bonito porque se te ondulaba como si pasaras horas en un salón de belleza, pero lo único que hacías era cepillártelo de rápido porque andabas a las prisas. Veo las manos de mi hermano y automáticamente pienso en tus manos, dedos largos y delgados como los de los pianistas decías. Aún estás presente. Nunca nos inculcaste mucho la religión, sin embargo cuando llegaba el 2 de noviembre nos ponías a decorar el altar porque mi abuelo, mi bisabuela y Gemita vendrían a visitarnos ahora
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cada año seguimos poniendo el altar a los mismos familiares y también te dedicamos la ofrenda, con el camino de cempasúchil hacia la puerta, con los vasos de agua porque el camino es cansado, con la sal porque se les seca la boca, con la cerveza de mi abuelo, su cigarro, su mezcal y dulces para Gema. Cuando vamos a visitarte a Huatulco, tratamos de hacer salidas como las que hacíamos cuando estabas, aunque todos dicen que ya no es lo mismo sin ti, aún vamos al mar y nos reímos de cuando te revolcó el mar, pero tú nos explicaste que te había dejado ir porque tú le tenías mucho respeto y así nos explicabas lo maravilloso de la naturaleza. Sabes, te debo pedir una disculpa, porque con mi rebeldía y sin ganas de nada en la vida no cuide tus plantitas y se me murieron, conservaba yo un floral, pero un día llovió muy fuerte y lo arranco la lluvia, pero no hace mucho veía triste el jardín, así que me dispuse a volver a sembrar flores, aun tengo tus macetas y fui a comprar plantas parecidas a las que tenías y las planté, las riego y crecen bonito, incluso el día que las sembré mi hermano me dijo que le recordó cuando estabas, creo eso es lo mejor, recordarte viendo las plantas. Tu cuerpo se fue de esta vida, pero tu espíritu sigue presente a todas horas, todos los días, nunca nos olvidamos de tu cumpleaños, de tu signo zodiacal que tanto te gustaba escuchar qué te deparaba el futuro, de que nunca nos pegaste y siempre nos defendías a capa y espada, porque siempre fui tu niña y me apoyaste me brindaste tu amor incondicional, me enseñaste a ser fuerte porque sin esa fortaleza que creaste en mí, no sé qué sería ahora de mi vida, sin embargo se que estas feliz porque mi hermano ya se graduó como tanto soñabas con verlo como profesional y que yo sigo dibujando porque el día que mi maestra te dijo que tenía puros dibujos en mi libreta, tú me compraste una especial para que ahí hiciera todos los dibujos que quisiera. Te extraño mucho y a veces me pongo a pensar que voy a tener 70 años y te voy a seguir extrañando como el primer día, porque estos 11 años de verdad que se sigue sintiendo el dolor del saber que ya no estarías más, y que lo que me pasaría de ahí en adelante no estaba en mis manos, porque
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todos decidían por mí al ser menor de edad, ahora me siento plena, no me cierro en aprender algo nuevo, sigo comiendo frutas con sal y limón porque solo así me la comía y ahora amo las frutas, sigo sin comer lácteos porque, te acuerdas que me daba asco saber cómo se hacía el queso y nunca me obligaste a nada. Respetabas mis gustos y disgustos, siempre en las malas hablabas conmigo, me hacías hablar para no pelearnos, aunque una vez que me gritaste muy feo y yo me puse muy triste, me preparaste mi flan napolitano que ya hacía días te venía pidiendo. Fuiste, eres y serás la persona más dulce del planeta para mí, siempre digo que eres la estrella más grande de la galaxia porque, tu nombre significa estrella y para mi eres la mujer estelar del mundo.
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Para mi súper mujer LUISA MARÍA PERALTA HUERTA
Quiero empezar esta carta escribiendo lo mucho que te admiro, como mujer, hija, abuela, esposa, pero sobre todo como madre. Como mujer; eres inteligente, trabajadora, como hija; eres ejemplar, educada, amable, comprensiva, como abuela; eres una persona llena de amor, comprensión, paciencia, como esposa; has dado tanta paciencia a tu relación, eres ejemplar y como madre has formado dos hijas totalmente diferentes pero llenas de aspiraciones, felicidad, sanas y buenas mujeres. Dice tu libro favorito que uno elige a sus padres antes de nacer y ahora estoy segura de que no me equivoque al elegirte como mamá, por muy difícil que fuera la tarea de ser tu hija, seguramente yo sabía el reto que era, pero ahora sé que mi misión es hacer que te sientas orgullosa de mí, de mis logros, de la mujer en la que me estoy convirtiendo. Entre más crezco, más valoro las cosas que has hecho por mí, los valores que me has fomentado, valoro que hayas tenido que dejar a un lado tus ganas de divertirte para cuidarme. Entre más recorro mi camino, valoro el techo que me has brindado, la comida, la ropa, la formación que me has ofrecido, pero sobre todo tu amor y tu apoyo incondicional, el esfuerzo que en su momento tuviste que hacer para irte a trabajar con lágrimas en los ojos porque no querías dejarnos solas, pero si querías ofrecernos algo mejor. Agradezco la paz y tranquilidad que le has dado a mi vida con tan solo una mirada, una palabra o un abrazo. Así como el hecho de que nunca me dejes sola y creas en mí, más de lo que a veces yo creo. No tengo como pagarte el que sigas a mi lado
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cuando todos decían que no tenía caso, cuando a pesar de mis errores ahí has estado, cuando mis mismos errores me evidenciaron y tú seguiste conmigo con la frente en alto, cuando a pesar de todo tú me diste tu hombro para llorar y tu mano para levantarme y salir adelante. Cuando me rompieron el corazón por primera vez y tú estuviste ahí para decirme que era parte de la vida, cuando todos me juzgaban y lo único que hiciste fue abrazarme y decirme que no era malo equivocarse. Gracias por tu apoyo incondicional, en la vida, en la escuela, en la casa, en el trabajo, en mis decisiones y en todo lo que se me presenta. Mamá, gracias por ser lo que eres y hacer lo que haces, eres mi súper mujer. Sé que la vida no ha sido fácil para ti y por eso te admiro más, porque sé que todo te ha costado el doble, sé lo difícil que ha sido para ti tu enfermedad, las cosas tan duras por las que te ha tocado pasar y que a pesar de eso seas mejor persona cada día. Me motivas a cumplir mis sueños, me acompañas y me llevas de la mano en cada uno de ellos. Escuchar decir lo que piensas de mí y lo que esperas me impulsa a no darme por vencida, hay días donde yo quisiera colgar la toalla y decir que ya no puedo más, despertarme a las 5:00 am para irme a la escuela y regresar a las 9:00 pm del trabajo, sin embargo, escucharte decir, todo va a valer la pena, eso me levanta todos los días y pienso que tú valoras el esfuerzo que hago por cumplir lo que quiero. Eres lo mejor que tengo en la vida y quiero que te cuides y que sepas que yo nunca voy a soltarte de la mano por muy difícil que las cosas se pongan y que es mi turno de regresar te todo lo que has hecho por mí. Quiero verte bien, quiero que puedas más que tu enfermedad, que dejes las emociones y que pienses más en ti, que recuerdes la mujer tan fuerte que eres y que recuerdes la falta que le haces a mi vida. Eres el amor de mi vida mamá, sé que cuando termines de leer esto pensarás en todo lo que hemos pasado y tal vez llores por qué te conozco tanto y no tengo como pagarte estos 23 hermosos años que he compartido a tu lado
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Agradecimiento (a mi madre) ISRAEL SÁNCHEZ TRUJILLO
Laura o “Lauris” como le decimos de cariño es una mujer muy fuerte, con un carácter bastante agradable, aunque a veces sea todo lo opuesto. Sé que es un cliché, pero los clichés son ciertos porque es la mejor persona que me pudo haber tocado para educarme. Desde que recuerdo, mi madre siempre me ha dado la confianza para hacer todo lo que yo he querido, nunca he recibido un ¡no! como respuesta, para ella no hay obstáculos y todo se puede resolver. Es la persona más atenta que he conocido, siempre está al pendiente de todos en la familia, en el trabajo, en el ejercicio como ella le llama; se sabe los cumpleaños de todos, ayuda cuando alguien lo necesita y nunca espera algo a cambio. Agradezco a mi madre por estar cada vez que la he necesitado, por siempre tener una sonrisa cuando estoy triste y cuando hemos compartido tiempo juntos, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Es divertida, no toma en cuenta jamás el qué dirán, para ella la vida es simple y no hay que complicarla. Me fui de su casa cuando tenía 25 años y recuerdo que me dijo “si eso es lo que tu quieres, adelante”, creo que eso podría definir un poco la ideología de mi mamá, “si es lo que tu quieres, si es lo que te gusta, hazlo, hazlo sin importar lo que cueste”, siempre habrá una manera de encontrar una solución, porque para ella, todo tiene una solución, excepto la muerte. Agradezco la manera en que cuida de mi hermana Anahí y de los siete perros que son la felicidad de la casa, Tenoch, Archi, Doris, Maya, Cloe, Hans y Milka, son la compañía perfecta cuando no está mi hermana. Se duermen todos en la misma
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cama, en la cama de mi madre haciendo una especie de cobija perruna, para ella tienen el mismo derecho de acostarse en la cama, de subirse a los sillones, etcétera como cualquier persona que llegue a visitar su casa. Agradezco que también tenga un carácter fuerte, no todo es miel sobre hojuelas. A ella, si algo le molesta, lo expresa de inmediato, es respetuosa, pero no le gusta que le falten al respeto. Si tienes que hacer algo debes hacerlo bien, ella no te dirá cuando tienes que hacer las cosas, una persona que sabe como es mi madre debe saber cómo, cuándo y a qué hora hacer cualquier labor, sino habrá serios problemas, qué significa una mala cara y posteriormente a un sermón con un tono alto, por no decir gritos. Agradezco que aprecia mucho los detalles que tengo con ella, por ejemplo, le he traído café de Bogotá y duró un par de años en su alacena, probablemente caduco ahí por tratar de contener el sabor. Le he traído collares, blusas y aretes de algunos lugares de diferentes estados de la República y los utiliza sólo en ocasiones muy especiales porque no le gustaría que se le perdieran o se le rompieran. Agradezco que en mayo del 2018 hicimos un viaje a Buenos Aires, Argentina. Era la primera vez que Lauris salía del país, estaba muy nerviosa por estar cerca de nueve horas en un avión y cruzar casi la mitad del continente, pero pisando tierras argentinas todo fue alegría, risas y mucha caminata. Comíamos cosas con nombres que no conocíamos, en su mayoría eran cortes de carne, pero hubo una ocasión en específico donde pidió un platillo y cuando lo pusieron en la mesa era una tabla de unos 50 centímetros con carne, huevo, zanahoria, jícama, papas a la francesa, ensalada rusa, lechuga y betabel; mi madre puso una cara genuina de sorpresa que fue muy graciosa tanto para mí como para la chica que nos estaba atendiendo. Cuando cruzamos el río de la plata para llegar a Colonia del Sacramento, en Uruguay, el clima era totalmente diferente, hacía calor, tenía playa, un puerto y un faro. Un lugar pequeño, pero con un ambiente muy agradable para estar. Allí pasamos uno de los mejores momentos que he tenido con ella.
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Estaba sentada a la orilla de la playa jugando con la arena y yo estaba jugando con un perro que pasó por ahí, esa media hora, tal vez cuarenta minutos, parecía que el tiempo no pasaba, solo éramos mi madre y yo en un país lejano, disfrutando de una linda vista y donde no eran necesarias las palabras para demostrar lo felices que estábamos en ese momento. Agradezco a mi madre por todas las aventuras buenas, malas y regulares que hemos pasado, porque eso me ha hecho la persona que soy, esas experiencias que jamás se olvidan y que estarán en nuestros corazones, y en nuestro recuerdo.
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Más que una típica carta de gratitud MAGNOLIA GONZÁLEZ MARTÍNEZ
Ella es María de Lourdes Martínez, educadora de profesión, aunque ya no ejerce desde hace un tiempo debido a la enfermedad de esclerosis múltiple que le fue diagnosticada en el año 2001. Lourdes es una mujer muy fuerte e inteligente, que siempre quiso que mi hermana y yo tuviésemos una educación de primera con una mentalidad libre de prejuicios y males, una vida digna sin las preocupaciones básicas para la supervivencia ante la sociedad, por ello, procuró a sus posibilidades, que tanto mi hermana como yo llevásemos a cabo los valores que nos inculcó en nuestro entorno. A pesar de que su enfermedad la ha estado deteriorando físicamente, demuestra su entusiasmo por vivir, por presenciar cada instante en el cual su enfermedad no la ataca, para convivir con mi hermana, su nieto y conmigo. Quiero poner en contexto la enfermedad de mi mamá; la Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune, esta hace que la mielina la cual es una sustancia que recubre al cerebro se vaya desgastando conforme al paso del tiempo y así deteriore lentamente el sistema nervioso central, por consiguiente, hace que la persona con esta enfermedad sufra la pérdida de sus funciones motrices incluyendo el habla, la pérdida de memoria, la vista, entre otras. Los médicos la consideran similar al cáncer. Una vez esclarecido el contexto acerca de la enfermedad que padece mi madre continúo con mi carta. Retomando el primer párrafo; Lourdes ha sido la única persona a quien he mantenido presente en cualquier momento. Por eso, personalmente, ella es para mí un gran ser humano, no
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por el hecho de ser mi madre, si no por las adversidades con las que ha lidiado en mi presencia. Es una mujer que, a pesar de tener una familia con una crianza pueblerina, es decir, machista y misógina, consiguió romper con ese patrón cultural y a la vez compartir su enseñanza con su descendencia. La admiración que le tengo a Lourdes como mujer y como ser humano es intangible porque efectivamente, es de las pocas personas que logran cambiar su entorno sociocultural rompiendo los esquemas tradicionalistas que se han impuesto en estas comunidades que, si bien no son indígenas, tienden a comportarse de una manera conservadora y estricta al tratarse del sexo femenino; por tal motivo comparto mi gratitud a esta gran mujer que me dio la vida. Le agradezco sus lecciones de vida consciente e inconscientemente porque lo ha plasmado en mi persona. Sé que suena a cliché que una hija le declare un texto de gratitud a su madre, pero ya lo he explicado, por tanto, me remito a concretar que a esa gran mujer le debo parte de mi personalidad y también la manera en como pienso. Mi madre, además de ser mi madre, es para mí la mujer más maravillosa que he conocido; con su belleza, su carisma, su creatividad, su fortaleza ante las adversidades y su empatía me inspiran para continuar viviendo. Son cualidades que motivan a ser una mejor persona cada día, a esforzarse para lograr las metas y objetivos. Madre: Te agradezco el esfuerzo que has realizado hasta este día. Gracias por la consideración que me has tenido, por ese carisma que te caracteriza, el que hace que no te alejes de esta vida. Por ti soy este ser humano que, a pesar de las tragedias, continúo en la vida con las suficientes fuerzas para mantenerme firme, has sido mi guía para no perderme en esta vida que ha sido cruel e injusta contigo y otros más que comparten tu condición. Tu cariño y comprensión se han grabado en mí ser con tanto impacto que me cuesta pensar en el día que ya no te vaya a ver.
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Será un día difícil para mí, pero no tanto como estos años estando enferma lo hayan sido para ti. Sé que soy fría y no estoy acostumbrada a mostrar mi afecto, pero a mi manera te lo demuestro, tú siendo mi madre ya lo has de haber deducido. Aunque parezca que me alejo, conoces bien que estoy contigo. Tú sabes bien, perfectamente, diría yo, que jamás habrá una persona que haya tenido tanto impacto en mi ser como lo has hecho tú. Ser madre y padre, y a su vez lidiar con una enfermedad, no es nada fácil, yo no lo concibo, aún me cuesta trabajo creer que hayan pasado tantos años de estar “luchando” y de seguir viviendo. Mamá, eres mi heroína, una gran mujer admirable, lo digo desde lo más profundo de mi ser y con el corazón en mano. Por eso te pido perdón por las faltas a tu persona en mis momentos inconscientes. Disculpa la ausencia en tus momentos difíciles. Lamento no estar tanto a tu lado, literalmente hablando, pero tú misma me has motivado a ser genuina, yo misma, a seguir mis creencias, mis objetivos y mis pasiones. Gracias por mostrarme la independencia, por dejarme ser libre, por permitirme decidir por mí, por tratarme como una igual, por cambiar mi pensamiento para que cada día sea una persona sin prejuicios, sin conflictos. Gracias por ser tan buena madre. Entiendo una parte de tu sentir, y digo una parte porque no estoy en ti o no soy tú para saber exactamente cómo te sientes. De mis palabras debes estar segura porque yo, tu hija, te digo y demuestro que no tienes porqué preocuparte por mí; me has enseñado bien por eso mismo debes estar tranquila que de mi vida yo me encargaré. Te quiero tanto, que las palabras me son difíciles de escoger, porque hay tantas que no sé cuáles sean las más dignas para expresar mi gratitud hacia ti. Jamás olvidaré las palabras: “Estoy orgullosa de ti”, porque esas palabras me han hecho eco. Me recuerdan, cada vez que siento ya no poder más, querer continuar y no sentirme derrotada.
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Infinidad de palabras puedo escribir, pero serĂa repetir lo mismo que ya tĂş has de conocer. Gracias por darme la vida y enseĂąarme a vivirla siendo yo misma.
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Compartiendo senderos 178
Agradecimiento a mi familia GUADALUPE SALAZAR RODRÍGUEZ
Le doy gracias a mi familia en general por lo que han hecho por mí, porque me han ayudado salir adelante con mis estudios, con mi discapacidad. Ellos han entendido mi discapacidad, me han enseñado a reconocerme porque me acuerdo cuando estaba chica no lo reconocía y mis papás no querían reconocer mi discapacidad y me decían que debo de aceptarlo y que no me avergonzara de mí misma. En todo este tiempo de mi vida yo he sido muy feliz y no importa como soy, porque he aprendido a reconocerme tarde o temprano porque me dí cuenta de todo y aún siendo así nunca deje de ser feliz, aunque no lo aceptaba. Ahora con más razón entendí el por qué de mi discapacidad y cuando entré a la Universidad conocí a muchos compañeros que tienen alguna discapacidad y aprendí de ellos, porque ellos usan el bastón, me puse a pensar que yo también puedo. En el programa Letras Habladas de la UACM hay trabajadores que son ciegos y me han demostrado que nosotros, como personas con discapacidad, también podemos estudiar y trabajar. Mis papás me decían que estudiara para conocer a más gente y tener más habilidades para que aceptara la discapacidad que tengo y en la escuela me dieron instrucciones para valorarme. Hoy en día me siento muy contenta con la licenciatura que estoy estudiante, porque la verdad, vale la pena mi carrera. Ahora me arrepiento de todo lo que decía. Yo ya no quería estudiar, nunca pensaba en tener una licenciatura, porque me acuerdo cuando mi papá me preguntaba cuando estaba chiquita que si iba a estudiar yo le decía que no y él me decía “claro que sí vas a estudiar” yo me quedaba sorprendida. Yo me preguntaba por qué lo decía, pero
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hoy en día me he dado cuenta de que si es importante estudiar yo me conformaba con la primaria terminada. Quería ser como mi familia, sin tener una carrera, pensaba trabajar muy chica, pero mis papás me dijeron que no porque trabajar sería difícil para mí. Ellos se referían por mi discapacidad que tengo entonces ellos me recomendaron que estudiara y también le doy gracias a mi hermana mayor que ella siempre le ha gustado estudiar ella me decía “estudia hermana, no quiero que sufras como nuestros padres” debido a que mi hermana me ayudó a razonar en mis estudios y que cambiará mi vida yo era muy negativa con mi estudio, sentía que no iba a poder porque antes que nada, pensaba que no iba a poder con mi discapacidad. Aunque mis papás me exigían, yo les respondía que no, mi mamá me dijo “aprende a tu hermana mayor” con los ejemplos de ella me di cuenta que yo también puedo y lo estoy logrando. Eso vale mucho porque lo hacen todo por mí. Mis papás me han demostrado que se puede todo en la vida, que todo es posible. No quería estudiar porque nunca tuve libros en mi casa, que muy humilde. Cuando me pedían útiles en la escuela, mis padres hacían todo lo posible para conseguirlo y nunca se dieron por vencidos de que no podía estudiar. Estoy muy orgullosa de mi familia, aunque somos personas humildes ellos me orientaron para que no me equivocara. Yo sé que no es nada fácil lo que han hecho mis papás, para que saliera adelante con mis estudios y salir adelante con la discapacidad que tengo. Mis papás han estado conmigo me han llevado a varios hospitales para ver que si tuviera la esperanza de recuperar la vista, pero nos dijeron que no se podía ser nada, ellos nunca se han apenado de mi y yo tampoco de ellos. Me da mucho orgullo como son, siempre estoy unida con mi familia, aunque a veces suceden otras cosas, pero siempre estoy con ellos en las buenas o en las malas. Nunca los dejaré, nunca los olvidare. Mi familia tiene una historia muy bonita y para mí son muy importantes. En estos momentos en la que estoy estudiando, están orgullosos de mí porque si pudieron lograr que yo estudiara y se han liberado un poco de mí, desde que entré a la UACM ya
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fui libre, no del todo, pero ya no es como antes que se preocupaban mucho por mí, de que me costaba trabajo de salir. Hoy que ya entre a la universidad les demostré que sí puedo, gracias a que mi familia me ha enseñado ser poderosa y no ser perdedora para ganarse la vida buena hay que luchar. Aprecio mucho a mi familia no me avergüenzo de ellos, lo contrario, brindo por mi familia porque han convivido mucho conmigo, les deseo mucho éxito. De ellos entendí que en la vida se pueden lograr tus metas, una familia cuando te quiere te lo demuestra, nunca te falla. Sé que ellos no me van a poder ayudar en algunas cosas, pero si hablas con tu familia ellos te podrán escuchar y ayudar de otra forma, por ejemplo, mi familia nunca me ayudó como resolver mi tarea me nos que hoy en día que ya estoy en la universidad porque no es fácil de resolverlo entonces no queda de otra forma de que la resuelva y eso no significa que te ayuden sino que yo pueda aprovechar lo que ellos me puedan dar y lo que hacen por mí. Cuando una familia necesitas de su ayuda es platicar y ellos te dan un consejo nunca dejará de ser incomprensible. Mucha gente me ha preguntado qué es lo que hago para poder estudiar, ellos dicen que con mi discapacidad no se puede estudiar, pero gracias a mi familia me a ayudado a salir adelante y que la gente no se equivoque. El que seas una persona con discapacidad no quiere decir que no se puede ser nadie. Aquí estoy para demostrarles que sí se puede y me lo ha demostrado mi familia. Agradezco a mi familia porque estoy logrando lo que espero de mí, nunca creí cómo iba a ser mi vida en el futuro, ahora mi presente. Pensaba distinto, veía negativa mi vida, pero hoy en día, ya puedo elegir quién soy.
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Cuando no estoy MARÍA ANDREA MOLINA SÁNCHEZ
Para Justy Hola tía chula, oye, sabes de que no te he visto unos días, te extraño, y aunque sé que tú siempre tratas de estar bien, me preocupa tu salud, también entiendo que con la edad algunas enfermedades pueden ser más tardadas en sanar aun asi tu siempre haz tenido un espíritu fuerte, lo has desarrollado a lo largo de tu vida y tu mente, aliada desconocida que te permite capturar la esencia de todo. Te escribo este texto porque tengo la necesidad de hacerte saber lo mucho que te admiro, que deseo nunca dejes de preguntar, ya que nunca dejamos de aprender, crecemos y cuando menos nos damos cuenta, ya sentimos que la vida se torna distinta también, y queremos aprender otras cosas, de eso se trata la vida, ¿si o no?, de conocer, de creer, amar y ser. Adoro tu forma de expresar tus necesidades, tu madurez y tu cariño, también me sorprende que te interese de lo que luego te habla Miguel, no te quedas con la duda, eso es divertido, saber más para pensar más. Porque en la escuela me enseñan que debo pensar má y ¿cómo?, preguntando, dudando, buscando soluciones, etc., Deja que te cuente cómo es mi escuela, cuando yo entré en el año 2016, en mi vida, había ido a esa zona de la CDMX, San Lorenzo Tezonco, Iztapalapa, conocí la escuela y conforme platicaba con mis compañeritos, descubrí otro camino para transportarme y me gustó más, en vez de irme por Ermita llegaba por eje 10, entonces disfruto un poco más el camino, la desventaja es que el transporte es escaso y eso puede alargar
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el viaje, aún así todo es un reto. Tú sabes como es andar en el transporte público y ver la manera de hacerlo menos cansado es la mejor opción. En el tour escolar de inicio, nos muestran que hay varias entradas, pero solo 2 están activas, en cada puerta hay policías que se encargan de procurar la entrada a la universidad y llevar un registro de quién no haya presentado su credencial. Por la entrada principal vemos una letras rojas grandes (tiene poquito que las pusieron) que dicen el nombre del plantel San Lorenzo Tezonco, eso no podía faltar, muchos nos tomamos fotos ahí, ya sabes cómo somos. Ahí mismo es el estacionamiento de profesores. Caminando hacia los edificios vemos los cubículos de los profesores, dos edificios de tres niveles. Este edificio se une por medio de un puente a otros tres edificios, (A, B, C) ellos son de salones de clases, ponencias, talleres, etcétera. Tenemos áreas verdes estas son ocupados normalmente por los alumnos que ya no están en clase y tienen tiempo de entretenerse, algunos leen, otros solo platican en grupitos, o encontramos algunas bellas durmientes. En el edificio C (que es mi favorito) tenemos un salón para fotografía, otro para medios audiovisuales, edición y cabina de radio, lo bonito es que podemos hacer uso de las herramientas como cámaras, videocámaras, computadoras, micrófonos, grabadoras, cabinas, entre otros. En el cuarto nivel hay laboratorios y se encuentra el departamento de Becas y más salones, además los que llegan temprano y no hay altos nivel de contaminación, tienen la oportunidad de observar el cielo mañanero, la lejanía del oriente, los cerros y nuestros guardianes, Don Goyo (Popocatépetl) y La mujer blanca (Iztaccíhuatl). También tenemos una Ágora que es muy cómoda, tiene butacas rojas y una lonaria blanca, está al aire libre y tiene como fondo el cerro de tezontle que abraza a la Universidad, se lo están acabando por cierto, son minas de tezontle. Ahí se hacen presentaciones de varios tipos, culturales, artísticos, académicos, entre otros. Me gustaría hubiera más eventos de
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esos, pero conozco pocos momentos, uno de ellos en el Festival Semillas, que es una feria del libro en mi plantel. Me gusta mucho estar en esa escuela, aunque hay tanta gente, empiezas a ubicar unos cuantos hay interacción con todas las carreras hasta en clase, ya que podemos entrar a otras clases si quisiéramos aprender de ellas, eso hace más interesante mi paso por la universidad aunque más pesada, eso no quiere decir que en los grupos porque somos de carne, chile y mole, no podemos convivir, al contrario, he descubierto que aprendemos más, nos podemos volver más tolerantes ya que tu notas como son los conflictos cuando se tienen ideas distintas, como el lunes lo experimentamos en el tema de violencia de género ¿recuerdas?, hasta tu misma familia puede pensar completamente diferente entre sí y aun así crecer juntos. Entonces me doy cuenta de la importancia de tener comunicación con el otro, de saber de lo que se habla y se hace, es complicado ser razonable, (risas), es más fácil quedarte en la ignorancia pero es difícil darte cuenta de que quieres realmente, pero bueno, eso le pasa a mucha gente ¿no? ¿has sentido muchas dudas? luego me cuentas obvio (risas). No tienes idea de lo mucho que agradezco todo tu cariño, tu educación, tus consejos, gracias porque siempre evitaste que me volviera una niña malcriada, ¡ay si!, (risas), es enserio, tal vez supiste cómo comunicarte conmigo para que las dos estuviéramos bien y aunque me enseñaste a obedecer, también me has dejado hacer y deshacer para aprender, seguramente la abuela se hubiera vuelto loca con la actualidad. También amo mucho aprender a cocinar juntas, yo sé que tienes un sazón delicioso y experiencia necesaria para ser una profesional, también te gusta ver qué otras opciones existen para darle toque a la comida, quisiera ser como tú de grande, necesito cocinar mucho, necesito esforzarme más por cualquier motivo que tenga para crear, eso también lo veo en ti, es como dices… o lo haces bien o mejor no hagas nada… Esa frase agüita a cualquiera y cala, a la vez, entonces te defines., de nuevo gracias por tu sabiduría.
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Tu eres mi tía, pero también eres mi gran amiga, mi madre, mi abuela, eres mi conciencia, mi inteligencia, mis ganas, mis logros, eres mi mujer blanca, que se respeta, se cuida y se ama, como no te voy a respetar, amar y cuidar si me has demostrado tantas cosas en esta vida, como que si eres amable, empático con las personas también aprender de ellas sin importar su condición, eres mi escuela, mi alma matter, incluso eres mi biblia, los valores que entrañan ahí me los has traspasado con tu carácter, con tus actos. Por ahora no tengo más que contarte, al menos por escrito, porque chismes siempre habrá, conflictos un montón y momentos para compartir risas habrá muchas más, sobre todo contigo que disfrutas tanto reír porque es una terapia para ti, una manera de rejuvenecer, de existir en comunidad. Te amo.
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El hermano de en medio PAULA VALERIA ORTIZ BOLAÑOS
Las aventuras que he vivido a tu lado son eventos que ni con amigos pude pasar como contigo, honestamente como hermano sándwich muchos pensarán que cuidas a la más pequeña, pero me llevaste a tus fiestas alocadas, donde me hacías caminar durante horas porque la fiesta se había salido de control o había gallinas a lado de donde vendían las micheladas; lo cierto es que son mis mejores recuerdos, puede sonar extraño, pero sin tu presencia muchas cosas en mi vida no hubieran sido iguales, y sin tu apoyo quizá no hubiera estado aquí recordándote lo importante que eres para mí. Desde pequeños te he admirado y has sido en mucho mi ejemplo a seguir, porque tienes un carisma espectacular, siempre caes bien y casi nunca te metes en problemas. Siempre me dabas ideas para mis trabajos de primer semestre, notabas que no me gustaba la escuela, así que te quedabas a escuchar mis textos aunque fueran las dos de la mañana, una de las cosas por las que te quiero demasiado es porque te quedaste a mi lado cuando no sabía ni por qué lloraba, cuando me deprimía o no quería ni salir de cama y tu siempre me “sobornabas" con comida para asomar la nariz, de menos a la ventana; te quedaste cuando en mi desesperación tiraba platos y pataleaba porque pensaba que la vida había sido muy injusta por mandarme obligaciones con las que no podía en ese momento pero siempre me enseñaste a ver la vida de otra manera. Lo cierto es que sin tu apoyo no hubiera podido seguir adelante con todo lo que me pasó, la dura adolescencia, los noviazgos tóxicos y sobre todo mis malas decisiones.
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Comprendo que para los dos hubo momentos difíciles, había días que también reconocía que no querías ni moverte y hasta te pesaba bañarte, también notaba que llorabas y odiaba verte con el corazón roto, odiaba cuando las personas que tu amabas no te amaban con la misma intensidad que entregabas, y eso es otra cosa por lo que te admiro, porque no sé de nadie más que tú, que entrega el corazón sin esperar nada a cambio, que da amor a manos llenas a pesar de que las personas le dañen, que se sigue enamorando y creyendo en el amor a pesar de que le han mentido muchas veces. Lo más importante es que sabes ser hermano, compañero, confidente, terapeuta, profesor de historia, cajero, y no haces tu cama, pero me dejas cortarte el cabello aunque no sepa ni cómo usar una rasuradora, para mí siempre serás una de mis personas favoritas a pesar de que también tengamos problemas, porque claro, discutíamos por tonterías, pero siempre me sacas una sonrisa en los días más grises, sabes escuchar y ser empático. Ahora que ya no vives más en esta casa disfruto el espacio extra, pero extraño ir contigo al mercado, desayunar juntos, que me molestes con mis nuevos ligues, que decidamos mis próximos tatuajes o simplemente contarnos muchos chismes de la escuela, de tu trabajo y de cómo va tu proceso interminable de tesis. Tal vez ahora no somos tan unidos como cuando tenías 20 y yo 15 porque sé y reconozco que ahora tus prioridades han cambiado, tienes una familia por la que luchar, tienes una buena pareja a tu lado y tienes un hijo realmente precioso al que amo con todo mi corazón y protegeré como a mamá le hubiera gustado que lo cuidara. El día que me diste la noticia de que ibas a ser papá, sabía que aquella persona que venía en camino te haría realmente feliz y que la vida brillaría de una manera distinta porque así es ahora; todo tiene un color diferente desde que Benjamín llegó a casa, con su enorme sonrisa pinta todos los malos recuerdos y ahuyenta a los fantasmas del pasado que aún alberga esta casa, tú más que nadie sabe que el lugar donde crecimos no fue uno de los mejores ambientes, pero ahora que somos más grandes podemos cambiar la historia, podemos hacer que
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Benjamín y Fátima sean niños completos y sanos, que tengan nuestro apoyo y que no les falte amor, porque si tuviéramos que recordar las últimas palabras de mamá ambos coincidimos en que “es necesario amar, amar y nada más” y lo que tu hijo y nuestra sobrina necesitan es amor, de una familia que sí, hace mucho tiempo que está rota, pero siempre se sentirá unida si estás tú tratando de apaciguar todos los problemas. Quizá sientas una responsabilidad enorme cuando te digo esto, pero toda mi vida pensé que era yo quien unía a todos, pero ahora que estoy rota y he ido juntando los pequeños pedazos poco a poco, me doy cuenta que realmente has sido tú quien nos ha unido, algunas veces no de la manera correcta, pero siempre has estado en medio de los problemas, tratando de que no me enoje con Mónica y tratando de que Mónica no se enoje con papá. Ahora que somos más grandes pienso que te hacíamos burla por ser el sándwich de los hermanos y te molestábamos diciendo que eras “el no querido” o “el que no funcionaba”, pero eres quien funciona más en esta familia, tal vez por los golpes que te ha dado la vida, tal vez porque siempre entregas de más, sin embargo, realmente pienso que eres la persona con más humildad, la más razonable, y que tu función en la familia no es ser simplemente el de en medio, tu función radica en recordar que todos estamos rotos, pero que no dejas de ser la pieza triangular en esta toxicidad, que no dejas de ser el chiste malo cuando hay silencio incómodo y que no dejas de ser un ser humano a quien admiro con todo mi corazón y a quien amo con toda el alma; gracias por ser el hermano de en medio.
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Un viaje sin fin ILSE ALEJANDRA MOLINA ZEA
La historia que voy a contar quizá parezca común, quizá parezca que a muchas personas les ha pasado, sin embargo, me gusta pensar que soy afortunada y he experimentado ese sentimiento de amor y calidez. Fue en verano cuando lo conocí a Pepe, cuando los árboles se están quedando sin hojas y cuando el viento aparece las hojas de caen amarillentas y rojizas crujiendo al pasar por encima de ellas. Fue cuando hablé por primera vez con él, ahí sentada en una parada de tren viendo pasar los automóviles y gente siempre apresurada por llegar a sus destinos, fue ahí cuando llegó un hombre de estatura media, con el cabello rizado y los ojos enormes como si fueran de un mirikina. Una aventura se aproximaba, algo diferente algo fuera de lo que ya conocía. En ese momento pensé que ese hombre sería algo pasajero porque nunca pensé en enamorarme ya que era joven y nunca me había abierto a algo nuevo algo que dejara ese toque especial en mí, sin embargo, pasó. Al salir con él en los primeros días no era para nada diferente, ya sabes, salidas cotidianas como el cine, la comida, un bar, un café y platicas que teníamos en común; aun me pregunto cómo es que llegas a pensar que tienes cosas en común con una persona sólo porque te gusta. A medida que va pasando el tiempo la gente cambia, todo se transforma nunca somos los mismos, pero él comprendió el cambio y siempre se abrió a nuevas experiencias. Recuerdo que en mi último cumpleaños de adolescente era una rebelde como la mayoría de los jóvenes, me gustaba la música de los sesentas y la vida relajada, ese año viajamos lejos a 14 horas en un camión chimeco de Boulevard Puerto Aéreo,
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en el cual viajamos incómodos en unos lugares muy estrechos en la parte de adelante del camión que aún recuerdo era de color amarillo, en ese camión viajamos con maletas improvisadas con tres mudas de ropa. Llegamos a un lugar desconocido para ambos, todos nos observaban como si fuésemos unos extraños, era un lugar muy bonito, pero lejos del pueblo vecino, el lugar se llama Juchitán de Zaragoza, un pueblo con las casas pintadas de blanco y murales en las paredes más grandes, la comida era orgánica, la gente dormía en hamacas y no porque no pudieran comprar una cama, sino porque la gente estaba cómoda durmiendo en hamacas. El día que nos quedamos juntos fue porque acampamos en la playa y estaba una enorme media luna enfrente de nosotros que reflejaba en el agua, eso sí, el viento estaba soplando con furia ya que los granos de arena nos golpeaban en todo el cuerpo lo cual fue imposible para nosotros quedarnos a ver la luna y el vacío inmenso del océano. Nunca habíamos acampado en la playa, con música en vivo con gente bailando alrededor, la felicidad nos rodeaba y tristemente el tiempo pasó más rápido que vimos el amanecer. En nuestra locura nos subimos a una lancha de pescadores muy austera llena de pescados y las gaviotas nos empezaron a seguir hasta casi picotearnos, fue muy gracioso ver cómo estábamos rodeados de aquellas aves. Aquella experiencia fue la primera que nos hizo dar cuenta que conocer nuevos lugares nos llevaría a nuevas y mejores experiencias. Entre pueblos mágicos, donde comíamos insectos, probamos comida y bebidas mejores que las anteriores; entre playas, pirámides, cenotes, peñas, bosques y ciudades nos llevó a tener una experiencia multicultural y extender nuestros horizontes para percatarnos que existen diferentes formas de ver el mundo, así como darnos cuenta de que compartimos similitudes en los valores culturales. Sin embargo, salir del círculo de confort siempre fue algo difícil para ambos, pero en especial para mí, ya que al ser mujer no me permitía recorrer más kilómetros sin hacer enojar a mis padres. No obstante, la forma en la que él me hizo aprender a
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soltarme de aquella situación hizo que la forma de ver vida fuese diferente, porque ponerme a pensar sobre la autonomía del ser fue algo que cambió radicalmente mi vida. No quiero parecer melosa o cursi, pero gracias a que él pude cambiar ciertos comportamientos que abrieron mi manera de pensar, de esa manera nos convertimos en una persona que define a otra como compañero y así ambos nos sentimos comprometidos al ser conscientes de que estamos el uno para el otro. Nuestra relación de pareja es una de las experiencias más gratificantes para nosotros, debido al compromiso, el romance y el amor que nos han llevado a demostrar que somos humanos y como éstos también nos podemos sentir vulnerables, tristes, enojados y rotos, sin embargo el amor para mí es como el estado de éxtasis y a la vez de moderada frustración el cual me lleva más allá de lo material en mi experimentación de algo admirando su belleza. Es por eso que el amor me lleva a un camino sin fin, porque al entenderlo puedo comprender su esencia misma; así, pues a pesar de que incluye su belleza también viene consigo la fragilidad de las emociones de nuestra naturaleza humana.
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El sosiego del amor KENDY ALINE ANDRADE PEÑA
Cuando era adolescente tenía una idea descabellada sobre el amor, solía pensar que el sentimiento del corazón sólo se entrega a la persona adecuada para uno, alguien que te haga sentir especial y que muestre la mejor versión de ti, en los detalles, en las pláticas, en cada salida romántica o con sólo verse a los ojos, que la expresión corporal diga todo el sentimiento encontrado en ese instante, a eso le llamo “olfatear la beatitud”. En las noches meditaba sobre mi postura, incluso llegué a pensar que nunca encontraría a ese varón que llenara mis expectativas amorosas. Conocí muchos individuos, algunos más soberbios con ganas de “calar” mi sexo, otros más románticos, queriendo dar todo para complacerme sin duda alguna, pero a pesar de “estar acompañada” ninguno logró quedarse a descubrir mis miedos, deseos, tristezas y alegrías. Tuve decepciones emocionales, justamente porque esperaba demasiado de mis parejas, lo cual, en esas ocasiones consideré que era patético de mi parte pensar así. En mi camino pasé algunos otoños acompañada de la soledad, años dónde me encontraba sensible y con temor de ser lastimada en el interior, sin ganas de cantarle al amor de nuevo ni mucho menos experimentar cosquillas en el corazón. Los días pasaron y las vacaciones sentimentales triunfaron, las fiestas y los amigos nunca faltaron, siempre estuvieron presentes durante mi duelo afectivo. Fue una etapa de mucha parranda, desvelos y resacas de dos días, me volví esclava de la melancolía y gran amiga de la nostalgia, mi cama se sabía todas
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mis aflicciones, brutal desierto que había en mi cuarto y nadie lo notaba. Por mucho tiempo mostré una mirada jocosa y jovial hasta que comprendí que no era sano, abracé al amor propio por medio de la experiencia, recordé mi ideología y la sabiduría me dijo que merecía un amor real, honesto, puro e indemne. Poco a poco mi realidad fue cambiando, mis ideales eran atípicos y cristalinos como el color del cielo. Dicen que uno atrae las cosas a su vida dependiendo de su estabilidad emocional y así fue, llegó él, un ser con mucha luz que le dio ánimos a mi corazón para volver a palpitar alocadamente, fue descubriendo cada detalle mío en diversos escapes que acordamos, la convicción me dice que sabe mis temperamentos, así como mis deleites, indiscutiblemente es un analítico sobresaliente. Siempre manteniendo claras sus intenciones desde el principio, sin rodeos de quinceañeros inmaduros, los frappes de Starbucks y las esperas afuera del trabajo después de las once fueron su mejor aliado de seducción. La simpatía y amabilidad del caballeroso hombre logró conquistarme, ya no pude sacarlo de mi pensamiento, pues me demostró cuánto es su cariño y afecto por mi. El coqueteo, los abrazos y los besos en la frente nunca faltaron, mucho menos las palabras de aliento, en sus acciones y comportamientos siempre se distinguió la transparencia, por lo que en el presente me siento sosegada. Su mirada tan sutil y perfecta directamente en mi rostro, pensando en no sé qué, tan seguro de lo que quiere y convencido de que el amor es único y verdadero, sin dudas ni complejos, tan simple como él sólo sabe. Mientras el tiempo se esfumaba, nos veíamos fijamente a los ojos cada vez que Aristóteles, los griegos o algún libro filosófico eran tema de conversación. En sus pupilas se refleja la adoración por la lectura, las pláticas reflexivas y las enchiladas suizas. En su piel se sienten los nervios, igual que un niño cuando está con su primer amor, por medio de sus labios húmedos y melodiosos puedo percibir su vitalidad a milímetros de mi boca, lo comprendo, no es fácil hacer invisible un sentimiento, es complejo esconderte cuando se te eriza la piel en segundos
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cuando las miradas de cruzan con tanta ternura. Y su aroma… ¡oh!, es el olor más exquisito que he podido disfrutar en extremo, difícil de explicar, entre fresco y afrodisiaco, muy propio. Únicamente puedo imaginar los pegajosos amaneceres donde los minutos pasan deprisa, mientras que, encima de su robusto tórax inhalo la esencia masculina que lo caracteriza. El amor llega de la forma más imprevisible, te da sosiego, calma, y sana los pensamientos destructivos, te alienta a dar cada día más por ese querer y comienzas a respirar prosperidad y plenitud. Nuestro panorama cambia paulatinamente con las vivencias diarias que guardamos en el alma, la mente es tan presuntuosa que logra retratar las coyunturas más emotivas, especialmente cuando se vuelven parte de tu existencia. Recuerdo cabalmente aquel estío de noche, alejados de la urbe, cobijados en un poblado mágico entre las montañas y el pastizal verde, acompañados de dos birras artesanales mientras espiábamos el empíreo estrellado agarrados de la mano, la luz tenue de la luna alumbraba nuestras siluetas revoltosas. Se veía tan armonioso el brillo que salía de allá arriba, que el silencio triunfó en la intimidad y mi interior palpitaba rápidamente al presenciar ese memorable campo visual. ¿Te imaginas estar con tu pareja tendidos en el pasto y escuchar a Jaime Sabines? ¡Guau!, es un sueño hecho realidad, un acto romántico que el ser humano puede gozar en una oscuridad ideal y caprichosa entre tanta euforia sonora que retumba en los alrededores. Es muy placentero tener esa conexión con tu mitad, desnudar tu alma por completo sin temor y hacer valer la promesa del amor y lealtad en el noviazgo con un aro de diamante. Quien iba a pensar que una fémina con apariencia ruda e inexpresiva encontraría el modismo más cursi para describir con sus mejores frases lo que siente por su trigueño. Quién diría que gracias a una ocupación laboral conocería al autor de mi consuelo, una persona que durante años fue amigo que escuchó mis fracasos amorosos cuando estaba decaída y que hoy le ofrezco estas palabras de agradecimiento por todo el apoyo
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que he recibido en el proceso, por aceptar mi pasado y aún así, querer estar conmigo, por cada aprendizaje nuevo que instruye a mi razonamiento para ser mejor madre e hija. Agradezco la franqueza y el respeto, así como los detalles que han complementado esta afección.
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Siempre quiero recordarnos así LIZBETH PÉREZ SORIANO
Destinos cruzados Y yo que dormido a tu lado puedo afirmar Que hasta las pequeñas discusiones fueron contigo algo estupendo. E. Bunbury Marzo 15,2020 Cariño. No he podido dejar de escribirte desde la última vez que nos vimos y esta es la primera de una serie de cartas que voy a enviarte. Poco a poco la felicidad y el calor que inundaban mi cuerpo se han transformado en nostalgia y ausencia. Eso no significa que esté triste, sigo sonriendo a cada momento, solo significa que he comenzado a extrañarte. Creo que ésta es la parte más difícil de volver a vernos, la inminente despedida después de pasar un maravilloso tiempo juntos, ahora las "5,875" millas que nos separan se hacen presentes, ahora me das las buenas noches cuando te doy los buenos días. Aquella mañana mientras miraba el amanecer y tu reflejo en la ventana, bebía el café que acababas de prepararme y pensé en la primera vez que nos vimos, ¿recuerdas aquella noche de abril de 2006 en el aeropuerto? Había esperado por ti toda la tarde y no sabía si podría verte, al final nos vimos y algo increíble pasó, tus ojos azules me dejaron inmóvil al encontrarse con los míos, después de sonreír caminamos juntos. Seguía tu trabajo musical desde 2003 y me hacía tanta ilusión conocerte que el verte pasar a mi lado fue suficiente para sentirme muy
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afortunada. La recordé con mucho cariño y sonreí al ver cómo a pesar de la distancia, las circunstancias y los años tuvimos la oportunidad de reencontrarnos y de estar juntos. Ahora estábamos ahí, uno a lado del otro bajo las sábanas, mirándonos como aquella primera vez, con tus brazos rodeando mi cuerpo, soltándome por instantes para acariciar mi rostro y pasar tus dedos por mis labios mientras repetías que era muy hermosa. Yo sonreía y me perdía en el azul de tus ojos que en ese momento era solo mío. Fue un momento detenido en el tiempo. Era magia, un montón de energía circulando entre nosotros. En ese momento no necesitaba nada más, lo tenía todo, éramos eternos. Te digo todo esto ahora en una carta y no cuando te tenía a mi lado porque el idioma sigue siendo un impedimento para poder decirte todo lo que pienso y siento. Nuestros silencios son valiosos y los disfruto muchísimo, pero muero por poder expresarte todo lo que provocas en mí de manera diferente. Confío en que la próxima vez que te vea podré mantener una conversación larga, sobre mil cosas y entender perfectamente cada una de las cosas que expresas. Esto último me lleva a hablar de las ganas que tengo de volver a verte y de la larga espera de poco más de dos años que comenzó cuando nos besamos en el elevador y la puerta se cerró. Hay días en que el tiempo corre deprisa y otros que avanzan lentos y parecen no tener fin, pero lo importante es que esos días pasan, el tiempo corre y aunque la ausencia aumenta la espera disminuye. ¿Recuerdas la primera vez que pudimos estar juntos? en un día recuperamos todos los años que habíamos dejado pasar, "Esto es como una luna de miel" dijiste mientras comíamos en la habitación, el lugar era acogedor, la comida deliciosa y la chica de la recepción me llamó por tu apellido, reímos. Hicimos lo que le lleva a las parejas normales meses o años, pero ahora que lo pienso mejor, llevábamos meses y años construyendo esto de manera intermitente. Creo que nunca te lo he dicho, pero te admiro enormemente, verte hacer lo que amas y disfrutar cada nota,
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cada melodía y cada concierto me resulta increíble, eres un músico grandioso. Tu trabajo te trajo hasta acá y gracias a eso pudimos coincidir en esta vida. Estoy tan agradecida de la oportunidad de compartir el mismo tiempo y espacio contigo, tu música es una manera de tenerte siempre conmigo y solo es necesario reproducir una de tus canciones cuando te siento muy lejos, el último concierto al cual asistí a pesar de que todo apuntaba que no sería así fue formidable, las canciones del Setlist tienen un valor especial, no solo es el disco con el que conocí a la banda, también está lleno de recuerdos, buenos momentos y nuestros encuentros de hace tiempo. Estoy emocionada por el nuevo álbum, por las nuevas canciones que escribirán y por la posibilidad de volver a vernos una vez más. Revisando las fotos que tomé esa mañana te he encontrado en una de ellas, tu reflejo y el de la habitación está en la ventana, mezclados sutilmente con la ciudad de noche y el amanecer. Debo confesar que luces tan guapo sentado en la cama mientras lees. Ahora que lo pienso, debimos tomar una foto de nuestro reflejo en la ventana, sería lindo vernos dentro del amanecer que compartimos, recuérdame que nos tomemos algunas fotografías la próxima vez, tener los recuerdos en nuestra memoria es lindo, pero sería agradable vernos juntos y eternos en una imagen. Se que tenemos algunas, pero quisiera unas recientes. Sabes, ayer mientras llovía preparé café, fue inevitable no pensar en tus labios y en tus besos mientras le daba el primer sorbo. Veía a través de la ventana escuchando el sonido de las gotas al caer contra las hojas de las plantas y el árbol del patio, por extraño que parezca te sentí ahí conmigo y es que después de verte tu presencia se queda conmigo nuevamente por un tiempo, como dije al principio, hasta que lentamente se desvanece, quedando sólo la ausencia y el recuerdo. Ya he escrito demasiado, terminaré diciendo que me da alegría que ya estés en casa, que el viaje resultará bien y no hubiera mayor complicación. Sé lo importante que es para ti estar en casa y saberte bien y feliz allá me da paz.
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Gracias por venir y por compartir esto conmigo. Te amo. P.d. He pensado en el hecho de que, por cuestiones del destino, la distancia o del tiempo no volviéramos a vernos y concluí que si eso pasara siempre nos recordaré de esta manera; juntos bebiendo café mirando el amanecer. Always. L.
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Para ti CLAUDIA PAMELA ARRIOLA CRUZ
No sé por dónde empezar, no sé ni qué decirte. Al igual que tú, cuándo te quedas callada esperando a que te adivinen la mente yo espero que hagas lo mismo y lo sepas todo, que lo entiendas con solo mirarme. Pero mientras más me miras menos entiendes o pretendes no darte cuenta, hasta que yo en mi desesperación te lo grito y tú prefieres no oír, quedándote como estás… Hundiéndose cada vez más y más solo por no querer afrontarlo, te vas perdiendo y sientes lo mismo por mi. Ahí, en ese lugar donde te escondes, donde hiciste tu zona de confort, donde todo es perfecto y nada pasa, ahí te sientes segura y aliviada pero una vez que sales, prefieres callar, evadiendo responsabilidades y deberes. No sé en qué momento pasó, ni en qué momento dejaste de ser valiente, pero quiero que sepas que me gustaría ver de nuevo a esa persona tan fuerte, valiente y de carácter, que no se deja doblegar por nada ni por nadie, aquella persona que se imponía al mundo. Yo extraño admirar a esa persona, la cual me enseñó a vencer mis temores, quién me demostró la fuerza de sus palabras y que yo también puedo ser fuerte y valiente. Yo quiero de nuevo admirara esa persona invencible que sabe amar sin condiciones y que nunca pide nada a cambio, aquella que sabe tomar decisiones sin miedo. Quiero que me digas ¿Qué fue de ti? ¿Por qué te escondes? ¿A qué le tiene miedo? Ahora no lo sé, no sé qué es lo que te aterra tanto o porque te quedas sin hablar…. Espero que algún día me lo puedas explicar porque yo no entiendo tu silencio ¿Por qué ya no te defiendes? ¿Por qué ya no dices nada?
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Yo te dejé, lo reconozco, pero eso no significa que te dejé de querer y nunca te lo he dicho, pero parece que así lo tomaste. Me alejé porque ya no podía más, el ver que se perdía esa guerra de amor en las profundidades de las tinieblas dónde ya no tiene fuerza y solo vergüenza, tiene pánico, tiene miedo y tristeza… Me fui porque creí que estarías mejor, que resurgirá una nueva persona con mucha más fuerza que antes, pero a pesar de que nos veíamos de vez en cuando, yo te veía cada vez peor. Yo quiero que recuperes la confianza en ti y que eso te permita abrir nuevamente tu corazón como antes, que salgas de nuevo al mundo y me acompañes, porque aún hay muchas cosas que quiero aprender de ti y que quiero que tú veas de mi pero no sé si estás realmente dispuesta a hacerlo porque tú te quedas callada y no dices lo que quieres y dejas que los demás hablen por ti aún si no es lo que tú querías. Yo quiero que te des cuenta de que a pesar de estar lejos no quiero que te sientas sola, que te quede bien claro que nunca me perdiste y que yo nunca te he dejado de querer. Pero tienes que aceptar y afrontar las situaciones sin miedo, ni vergüenza, porque todo lo que haz hecho hasta ahora, lo haz hecho muy bien, porque gracias a ti, yo soy fuerte, valiente y capaz de afrontar cualquier catástrofe. Quiero que sepas que te amo demasiado, perdóname por no tener el valor, para decírtelo en persona. Pero el verte asíperdida me parte, me rompe, me duele demasiado, aunque te quieran convencer de lo contrario la verdad es que no es así, yo buscaba la manera de hacer algo por aliviar tu dolor y creí que eso era lo mejor para traerte de regreso, pero yo ¿Qué se suponía que debía hacer? Yo por mucho tiempo te lo pedía, que me permitieras ayudarte, quiero ayudarte, pero tú nunca lo permites y sentí que la única manera que podía hacer algo era dejándote, pero no resultó como esperaba… Aún tengo la esperanza de volver a ver a esa persona Y que vuelva con más fuerza que antes, que escuche y de orden al caos, que no se deje doblegar por nadie y que se procura como lo hizo con nosotros. Esa persona maravillosa y divertida, la que
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siempre reía y cantaba por todo el lugar y que siempre sabía qué hacer en tiempos difíciles. No sé qué pasó ni qué fue de ella, pero confío en que no pasará mucho para verla de nuevo, tan brillante y resplandeciente. Confío en que tomará de nuevo fuerza para regresar y mirarme nuevamente. Sólo te pido que cuando eso pase me abras tu corazón y me hables de cómo te sientes, qué es lo que quieres, con qué sueñas cuáles son tus temores y vencerlos juntas no quiero que te sientas sola porque nunca lo estarás. Quiero que te des cuenta de que a tu alrededor hay muchas personas que te quieren y se preocupan por ti, que eres una persona importante y maravillosa, que comprendas que si tú te lastimas, lastimas a todos los que estamos contigo. Que aceptes todo el amor que te brindamos, que no te cierres de nuevo al mundo y lo vuelvas a vivir, que hay muchas personas esperando por ti, aunque tú no lo creas, no te cierres en creer que es así, ahora cree nuevamente en ti y confía. De verdad no sé qué decirte porque no sé si me escucharas, no sé si me tomarás en cuenta, o si solo te molestarás, o si entenderás lo que te trato de decir o si soy muy torpe al tratar de buscarte, no sé si te gusta continuar en la oscuridad, no sé si en verdad quieras regresar, no sé qué es lo que quieres, pero espero que algún día me lo digas claramente. No importa si te tomas todo el tiempo del mundo yo seguiré aquí esperando por ti. Te pido perdón si alguna vez fui mala contigo, si alguna vez te lastimé tanto que preferiste aislarte, perdóname por no ser tu soporte, por evitarte, por no entenderte, por dejarte, por dejar que pensarás que no te quería, que no me importaba, por todas esas veces que no te dije te amo de vuelta, por el cariño que me dabas, por ser tan mala…
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Andares. Caminantes de historia se terminรณ de editar en el mes de junio de 2020, en medio de la pandemia mundial del Covid-19.
La familia es un componente fundamental en toda sociedad y donde el individuo desarrolla habilidades de comunicación y relación con la misma, afianzando su identidad, por lo que es importante entender de dónde viene, su contexto familiar y las personas que han marcado de manera importante la construcción como persona dentro de un nicho social. Andares: caminantes de historia, mediante la recopilación de historias de familia, busca mirar el contexto mexicano desde la visión familiar que compone aspectos económicos, migratorios y psicológicos. El libro está conformado por cuatro capítulos que remiten a integrantes principales que componen a las familias mexicanas como, abuelos, padres y madres, así como hermanos y parejas; a través de esta distribución Andares invita al lector a una reflexión individual y colectiva de sus relaciones interpersonales.