Presencia…de los padres José Manuel Noce Las circunstancias actuales han llevado a reflexionar acerca del dispositivo analítico, fundamentalmente en cuanto a su implementación posible y sus alcances. Bajo la premisa de no retroceder ante la pandemia y el aislamiento, la atención a distancia, virtual o telefónica, ha permitido dar continuidad a los tratamientos y ha habilitado otros. No obstante, transcurrido ya cierto período de tiempo, persisten ciertos interrogantes. En el trabajo con niños, nos encontramos frente a diversas cuestiones que requieren ser pensadas. Una de ellas se presenta a partir de la modificación del encuadre, ya que el encuentro en el consultorio ha sido en muchos casos reemplazado por el encuentro virtual, a distancia, entre analista y paciente. ¿Cómo pensar la intervención del analista bajo estas nuevas condiciones? Surge el interrogante acerca del lugar del cuerpo, ya que en el trabajo con niños “todo comienza con un encuentro de cuerpos, y el cuerpo a cuerpo del inicio dejará paso a la puesta en juego del dispositivo, a la articulación del discurso.” (Goldemberg, 2007, p. 2) Actualmente, el encuentro está mediado por una pantalla, ofreciéndose un cuerpo segmentado, parcializado. Si bien hay cuerpo, no parece haber cuerpo a cuerpo. Si no se presta el cuerpo para jugar del lado del analista, y no se pone a jugar el cuerpo del lado del paciente, ¿cómo poner en juego el dispositivo? Considerando que muchas veces la resistencia del analista se liga a la dificultad de sustraer el cuerpo de la escena, quedándose fijado en el goce de la contemplación de ese objeto que se ofrece a la mirada (p. 2), actualmente esa dificultad pudiera acrecentarse, ya que ese cuerpo segmentado se ofrece casi exclusivamente a la mirada, haciéndose compleja la intervención del analista. La pantalla muestra un rostro, en representación del cuerpo entero. Sami-Ali (1977) señala que: De todos los componentes de la imagen del cuerpo, el rostro constituye, lo mismo que el sexo, una problemática privilegiada. Punto en el que se afirma la doble identidad sexual y simbólica, el rostro solo puede ser percibido en el plano de la visión por otro, al que puede
140