JOEL RIVERA 14 Año de 21 Juan Hernández Inirio Poema y poesía en Cuadrivium “El oráculo ardiendo”
Poema y poesía en El oráculo ardiendo de Juan Hernández Inirio
E
l poema se hace; pero la poesía nace. A esta conclusión he llegado después de muchos años de penetrar los distintos laberintos del análisis poético. Un poema se hace con el ejercicio incesante del oficio, con el dominio de la técnica, con el uso adecuado de los dispositivos literarios, con la perseverancia o con el uso continuo de la palabra escrita. Sin embargo, los poemas que surgen bajo estas premisas, muchas veces, resultan insípidos, inodoros e incoloros, porque les falta los ingredientes fundamentales que demanda toda buena poesía: la intuición, la contemplación y la emoción estética. La poesía, por el contrario, nace con el hombre, nace en su dolor, en sus frustraciones, en sus desvaríos, en su vida dislocada, ¿o por qué no?, en los demonios que le atormentan su existencia. La poesía se encuentra en todo lo que rodea al ser humano: en las rosas y en las espinas, en el amor y en el odio, en la tristeza y en la alegría, en los mares y en la tierra, en lo bello y en lo no bello, en lo dulce y en lo amargo, en el cielo y en el infierno, en la vida y en la muerte. En toda poesía hay un poema implícito, porque el poema es la estructura discursiva donde la poesía se sustenta; pero no en todo poema hay poesía. La diferencia entre
la afirmación y la negación radica, en que si al momento de escribir un poema sólo se aplican las técnicas, quien lo escriba podrá ser un versificador o un herrero de la palabra; pero jamás sería un poeta, y si algún día alcanzara la categoría de poeta sería considerado un poeta menor. El poema es la obra de un producto humano; la poesía es la obra de la esencia humana. El poema es la invención del homo sapiens, la poesía es la creación del homo esteticus. El poema está hecho de palabras; la poesía está hecha de logos. El poema está hecho de juicio; la poesía está hecha de locura. El poema es el pahtos (pasión); la poesía es la ratio (razón). El poema es un hecho de la lengua; la poesía es un acto del lenguaje. Por eso, lo que encontramos en “El oráculo ardiendo” es un derroche de buena poesía, porque Juan Hernández Inirio demuestra en esta obra, que no sólo es un poeta, sino un gran poeta. Hay dos tipos de poesía: la poesía del corazón y la poesía del pensamiento: algunos le llaman poesía de impulso y poesía de pulso. En la poesía del corazón prima la inspiración y va dirigida a despertar las emociones primarias del hombre. Esta, al ser escuchada o leída, nos acelera los latidos, nos extrae las lágrimas escondidas en lo recóndito del alma o nos hace temblar de pasión, bajo el embrujo de sus versos
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