CUADRIVIUM JOSÉ ALCÁNTARA ALMÁNZAR Cuadrivium 14 Año 21 Investigación
Sobre Rumor de río de Luis Martín Gómez
U
n padre que ha perdido la memoria y se halla extraviado en los laberintos del olvido; un hijo que intenta reconstruir un pasado compartido; una memoria propia que en parte es también la del padre; un barrio poblado de personajes singulares con un modo de vida característico; una época de naufragio colectivo signado durante décadas por una represión feroz que llevó a muchos a la tumba, y más tarde por la contrainsurgencia con la que se pretendía aplastar los últimos vestigios de rebeldía popular. Todos estos elementos confluyen en el meollo de Rumor de río, de Luis Martín Gómez, un texto que cabalga entre el relato extenso y la novela corta, sin que importe mucho la clasificación genérica, pues lo que en verdad cuenta es el aliento poético de la pequeña obra, como se advierte desde el principio en «Remolino» y en otras muchas páginas, incluido el final («Recuerdos»). Conmovido por la desmemoria del padre amado, el personaje-narrador lleva a cabo una ardua empresa que consiste en rehacer lo que ocurrió en su niñez y adolescencia: recomponer el mapa barrial del Ensanche Ozama, urbanización modélica construida por Trujillo para
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militares y asimilados, con sus amplios solares arbolados, sus jardines con flores, sus viviendas modestas tan similares, que eran albergues de aspiraciones y sueños comunitarios que quedaron anclados en el tiempo. Pero nada hay tan inconstante y mutable que la memoria, la cual cambia y reacomoda los recuerdos. Nada es fijo allí, en ese territorio de emociones, sentimientos e imágenes que uno lleva más en el corazón que en la mente, y que nos empujan a modificar, sin quererlo, sin advertirlo siquiera, hechos y datos asentados en ese reservorio particular e intransferible. Para traer al presente el escenario barrial de los años setenta del siglo pasado, el narrador descarta el método tradicional, que no es otra cosa que la crónica de unos sucesos que marcaron a su generación y a su grupo de amigos, para decantarse por una prosa que desdeña la puntuación convencional y en la que se enseñorea un humor regocijante, irónico casi siempre, que no evade el morbo sexual ni la descripción de intimidades escabrosas. Los personajes se comunican en su jerga barrial, con sus procacidades y detalles peculiares, sin pretensiones heroicas. Se llama a las cosas con los nombres que el pueblo emplea, y el autor ha evitado edulcorar su