ELIDIO LA TORRE TORRE LAGARES ELIDIO LAGARES 14 Año 21 ¿Qué hace un poeta trabajandoCuadrivium en un supermercado?: sobre un poemario de Carlos A. Colón
¿Qué hace un poeta trabajando en un supermercado?: Sobre un poemario de Carlos A. Colón
U
no piensa en hambre y evoca un cuerpo. Un cuerpo es un lugar, un sitio desde donde se vive y se piensan las cosas del mundo. Es decir, donde habita la poesía. Ahí radica el Hambre nueva, de Carlos A. Colón: un poemario donde las preocupaciones clásicas de la poesía moderna se asumen como hambre de mundo. La inmortalidad del arte ante lo precario de la existencia, la ciudad como reducto de la erosión de la modernidad y el desplazamiento del poeta ante el utilitarismo capitalista son parte de este libro. Más que pensar y luego existir, el hambre es aserción de la existencia, porque es el indicio de un camino seguro hacia la muerte. De este sentido, el hambre se nos muestra como la certeza que funda la primera duda. “[T]odo parece acabar/ quedándonos sin decisiones finales/ quedándonos en un vacío que se alimenta de/ nuestra duda”, dice el poeta en el poema que da título al libro. El vacío se alimenta de la duda igual que la idea de comida se subordina a la cuestión del hambre. La inseguridad alimentaria toma forma poética. Científica. Filosófica: ¿Qué sucede si no como? Dicen que la duda mata, mas en el poemario de Colón la duda alimenta. Así, se privilegia el tema del hambre sobre lo alimentario, lo que a
su vez revierte en una fenomenología de la comida que no puede existir sin el hambre. No puede pensarse la comida sin hambre igual que no puede pensarse poesía sin el mundo. «Hambre nueva», como título, es sugerente. Complicado. Animal. Humano. Hambriento. «Pensé que estaría muerto — con el mundo/ entre mi estómago y el bolsillo/ del mismo pantalón de hace unos años/ viejo y roto como yo», dice el poeta en «Acantilado». La precariedad a la que refiere la voz es contenida con el lenguaje. Si bien la poesía no se come, sirve de sostén para esa otra hambre de la que hablaba Nietzsche es Así habló Zaratustra, que es el hambre de eternidad con la que se identifica Colón. «[C]iertamente todo ha cambiado», dice, «excepto que estoy vivo para contar/ que me llevaré una flor al infinito/ y la dejaré caer poco a poco/ a ver si su aterrizaje me ayuda a entender/ el acantilado de mierda entre/ el mundo real y mis sueños». De lo precario se sustrae un valor: en la poesía se sostiene la vida. El hambre, a fin de cuentas, es necesidad. Sugiere un presente inmediato de escasez. Algo está incompleto. Nos falta algo para poder proseguir con vida. Saciar el
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