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Un pueblo que entra en escena: una relectura a Juan Bobo La Dama Cuadrivium 14yAño 21 de Occidente (1956) de René Marqués
Un pueblo que entra en escena: una relectura a Juan Bobo y La Dama de Occidente (1956) de René Marqués
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ensar la producción literaria de René Marqués enmarcada en la realidad sociopolítica puertorriqueña ante la imposición de la Junta de Control Fiscal (2016) implica reafirmar la opresión colonial que comenzaba a traslucirse en sus letras. No empero, como bien dice la ya trillada frase “la realidad supera la ficción”, los eventos del verano 2019 posibilitan nuevas miradas a sus letras. La docilidad del puertorriqueño ha sido un tema que se ha trabajado hasta el estupor: la leemos, la vivimos, nos quejamos de ella, la sufrimos, la padecemos, la cuestionamos. Se vive tan inmerso en la necesidad de entender(nos) según lo que se interpreta como nuestros fracasos que, en ocasiones, se hace imposible redirigir la mirada a las pequeñas y constantes luchas que permiten que un día, sin aparente esfuerzo –un pueblo que marcha a favor del discrimen de la mano de grupos como Puerto Rico por la familia o cuyas prácticas sociales promueven el clasismo, el sexismo y el racismo– de momento, celebre a Ricky Martín ondeando la bandera de la comunidad LGBTTQ+ y se unan en marchas multitudinarias a exigir y celebrar, ya sea a ritmo de un perreo intenso, Bad Bunny, la tuna de UPR en Río Piedras, Danny Rivera o iLe Cabra,
la renuncia del entonces gobernador de Puerto Rico. Este panorama de celebración imprevista e inesperada se anticipa en la obra Juan Bobo y la Dama de Occidente del escritor puertorriqueño René Marqués, irónicamente, vocal juez de la docilidad puertorriqueña. En la obra, al igual que en la realidad sociopolítica del verano 2019, el resultado final es el producto de múltiples y diversas micro-subversiones que nacen de la resistencia. La obra de René Marqués es recordada, sobre todo, por el carácter existencialista, pesimista y trágico (Rivera de Álvarez) vinculado a la nación. 1 Juan Bobo y la Dama de Occidente: Pantomima para un ballet occidental (1956) no está ajena a esta interpretación. El enfoque hacia la figura de Juan Bobo, presumiendo que es dicho personaje quien representa la puertorriqueñidad, obvia la relevancia de los personajes secundarios. Sin embargo, son estos los que al interrelacionarse constituyen las comunidades y quienes con sus actos permiten la celebración final. Por tanto, propongo realizar una relectura que tome distancia de algunos de los argumentos esgrimidos por su autor en el “Prólogo: Un personaje de folklore y un tema puertorriqueño de farsa” y reinterprete otros que han quedado inmortalizados en su
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