CUADRIVIUM MARTA JIMÉNEZ ALICEA Cuadrivium 14 Año 21 Portafolio
En la calle del Cristo: Estereotipos femeninos que enmascaran las Bukhart Tú eres fría muñeca de mentira social, yo, viril destello de la humana verdad. –Julia de Burgos
D
ecididamente René Marqués es uno de nuestros autores canónicos y como tal, su obra se ha estudiado con mucho respeto y reverencia. No es de extrañar, entonces que la crítica concuerde en identificar la desvinculación y el poco afecto que expresa el autor por los Estados Unidos como el nexo unificador de su obra. Este aspecto, innegable en toda su gesta, se percibe desde sus inicios, con piezas como Palm Sunday (1948) y Juan Bobo y la Dama de Occidente (1956) hasta los ensayos de El puertorriqueño dócil (1960), sin olvidar la novela La víspera del hombre (1959) y sus cuentos de En una ciudad llamada San Juan (1961), por solo mencionar algunos. En Purificación en la calle del Cristo (1955), el objeto de este estudio, la situación no es distinta. La casa de los soles truncos, donde habitan seres truncados por la envidia y el rencor, recrea simbólicamente a Puerto Rico. Las tres hermanas muestran el malestar que han sentido los puertorriqueños marginados por circunstancias sociales, económicas y políticas. Desde su encierro, Inés Bukhart y sus hermanas defienden con entereza un pasado ajeno a la miseria y el hambre (García del Toro, pág. 71). Apoyamos este parecer y sostenemos que, de igual modo, surge en el relato una
fusión entre la casa familiar y las hermanas. Esta relación simbiótica se propone desde el título de este relato, “Purificación en la calle del Cristo”, así como desde el homónimo Los soles truncos: “La casa está sola -dijo Inés. Y Emilia asintió”. Aunque no era cierto. Allí también estaba Hortensia, como siempre, las tres reunidas en la gran sala, las tres puertas de dos hojas cerradas como siempre sobre el balcón, las persianas apenas entreabiertas, la luz del amanecer rompiéndose en tres colores (azul, amarillo, rojo) a través de los cristales alemanes que formaban una rueda trunca sobre cada una de las partes, o un sol tricolor, trunco también, cansado de haber visto morir un siglo y nacer otro, de las innumerables capas de polvo que la lluvia arrastraba luego, y de los años de salitre depositados sobre los cristales una vez transparentes, y que ahora parecían esmerilados, oponiendo mayor resistencia a la luz, a todo lo de afuera que pudiera ser claro, o impuro, o extraño (hiriente en fin) (Marqués, Purificación, 5). Otro aspecto muy señalado por la crítica ha sido la manera en la que Marqués caracteriza y trata a sus personajes femeninos. Aunque algunos mencionan la misoginia, otros como Myrna Rivera y José del Valle han ido más allá al notar que “Marqués, en
210