JOSÉ ALEJANDRO ALEJANDRO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ NÚÑEZ JOSÉ NÚÑEZ Cuadrivium 21 de primavera El contraste religioso en14laAño Sonata
El contraste religioso en la Sonata de primavera “Todas mis esperanzas están puestas en un libro que publicaré dentro de algunos días: la Sonata de Primavera. Seguramente se venderán algunos centenares de miles, y con el dinero que me dejen pienso restaurar los castillos del Marqués de Bradomín y comprarme un elefante blanco, con litera dorada, para pasearme por la Castellana” –Valle-Inclán
Primavera, hemos de apreciar una ininterrumpida alusión al mundo de la santidad, a veces tronchada por una inseparable compañía de pecado y cínica indiferencia. Es así como en la producción artística de Valle-Inclán se revela constantemente la convivencia dual entre religiosidad e inmoralidad, dualidad descrita por Mary Gómez Parbam (1988) como medio estético, quien entiende que el lenguaje literario más rico y original del siglo XX español ha sido cultivado por Valle-Inclán. Ya no se trata de una religiosidad austera y pura que nace de la intimidad con Dios; más bien se trata de una religiosidad refinada, sustancialmente ornamental y decorativa, que busca en el cristianismo tan solo la lucha dramática entre Jesucristo (María del Pilar) y Satanás (Marqués de Bradomín). En otras palabras, conviven constantemente el bien y el mal desde una óptica artística, como producto de la exquisitez, del refinamiento casi morboso; de un esteticismo que se manifiesta con rasgos hasta cierto punto inconfundibles en actitudes y comportamientos de los personajes, de manera especial en el Marqués de Bradomín. Vemos, entonces, cómo la religiosidad refleja dos caras: catolicismo y paganismo, sinónimo de piedad y perversión en el personaje del Marqués de Bradomín.
Resumen l contenido del presente artículo ilustra la dualidad persistente entre el bien y el mal, en la Sonata de primavera de Ramón del Valle-Inclán, dualidad descrita como desgarradora, que se convierte en los modernistas en objeto de exhibición, decoración y belleza por su propia naturaleza dramática. Veremos cómo Valle-Inclán maneja una religiosidad ambiental que podría tener distintos significados, y todo lo que ello implica, para lograr sus fines estéticos, además de sus propósitos perversos. Por consiguiente destacaré, por un lado, la religión desde el catolicismo, asociada a la piedad y la pureza (María del Pilar) y, por otro lado, la religión desde una perspectiva pagana, asociada a la perversión y al satanismo (Marqués de Bradomín). Es así como nos encontraremos ante un panorama contrastivo y diverso en el que conviven el catolicismo ornamental y la realidad interior, asociado al carácter y complejo aspecto del modernismo literario, traducido a una mescolanza irrespetuosa de piedad y paganismo, traducido en manipulación, poder, superstición, satanismo y muerte.
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Líneas introductorias En las Sonatas, específicamente en la de
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