Historia y Desastres en América Latina (Volumen I)
hacia la historia; ésta ha tratado de dar respuesta a sus interrogantes proveyéndose de los materiales que las ciencias sociales y humanas ofrecen, "pero es la historia la que finalmente coloca esos materiales en perspectiva"4. Partiendo de determinados enfoques derivados de las ciencias sociales para estudiar los desastres, consideramos que existen ciertos elementos que es indispensable considerar como punto de partida al realizar estudios históricos sobre desastres. En primer lugar, partir de considerar que el desastre es el resultado de la confluencia entre un fenómeno natural peligroso y una sociedad o un contexto vulnerable. De ahí que sea absolutamente necesario conocer a profundidad este último, es decir, las condiciones en las que se presentó determinada amenaza y en las que se desarrolló y evolucionó el desastre. En segundo lugar, reconocer que los desastres constituyen el resultado de procesos que, ante la presencia de una amenaza, se convierten en detonadores o reveladores de situaciones críticas preexistentes en términos sociales, económicos y políticos. El estudio de un desastre en particular, ofrece las condiciones de una especie de laboratorio social, pues confluyen y surgen en momentos específicos una serie de relaciones, alianzas, circunstancias que podrían pasar inadvertidas en otros momentos. Pero para evitar caer en anacronismos y poder enmarcar el desastre en su verdadera dimensión resulta insoslayable, como mencionábamos antes, estudiar el contexto. Esto último permite determinar el grado de vulnerabilidad de la sociedad afectada, vulnerabilidad no sólo en términos de riesgo físico, sino particularmente como resultado del incremento de las desigualdades sociales y económicas producto de un determinado desarrollo a lo largo del tiempo y en el espacio específico estudiado. Por último, si aceptamos que la sociedad no es un ente pasivo en el cual inciden determinados fenómenos naturales peligrosos, es necesario tomar en cuenta dos elementos más que, junto con la vulnerabilidad derivada del contexto específico, resultan claves en el estudio tanto histórico como contemporáneo de los desastres. Por un lado, las que denominamos estrategias adaptativas, que son aquellas medidas, actitudes, posturas que la sociedad afectada encuentra, adopta y adapta; por otro, la capacidad de recuperación de los diversos sectores o grupos sociales. Tanto las estrategias adaptativas como la capacidad de recuperación constituyen, a fin de cuentas, los elementos que permiten dimensionar los efectos del desastre, pues se derivan directamente del contexto específico y, por ende, de la vulnerabilidad diferencial existente que comprende tanto las condiciones físicas como las sociales y económicas, que siempre serán igualmente diferenciales5. Tomar en cuenta los elementos mencionados, que en suma proponen un estudio conjunto de la amenaza y del contexto cuyo resultado es el desastre, resulta fundamental para poder llevar a cabo estudios sobre desastres.
4
Esta y otras ideas similares sobre la relación entre ciencias sociales y/o humanas e historia, fueron brillantemente desarrolladas por Braudel, una síntesis de lo cual apareció en las entrevistas que le hicieron en 1971 y en 1983, reproducidas en México en 1993 y 1992, respectivamente (Braudel, 1992 y 1993).
5
Estas ideas están más ampliamente desarrolladas en el primer capítulo de García Acosta, 1995.
Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina http://www.desenredando.org
7