Historia y Desastres en América Latina (Volumen I)
Por lo que se refiere al abasto de electricidad, Guadalajara se surtía de tres plantas hidroeléctricas que aprovechaban las aguas del río Santiago, es decir, aguas abajo del lago de Chapala. Al bajar su nivel, las aguas del lago no alcanzaban a escurrir por gravedad hacia el lecho del Santiago, lo que limitaba la posibilidad de generar energía. La Nueva Compañía Eléctrica Chapala, que se había constituido en 1925 con capital de un empresario norteamericano de apellido Morrison, se vio obligada a construir un canal artificial para permitir la salida de las aguas del lago al río y asegurar así el volumen requerido para el movimiento de las turbinas.(44) El ingeniero Francisco Sandoval narra que Morrison ofreció donar la compañía al gobierno federal en tiempos de Lázaro Cárdenas. Este no aceptó el regalo pero sí dispuso que el gobierno la adquiriera, lo cual hizo en once millones de pesos en 1940.(45) A pesar de pertenecer al gobierno, la empresa hidroeléctrica se vio en el centro de la tormenta porque opondría gran resistencia a la injerencia del gobierno federal en el control de la corriente del Lerma-Santiago. En esa controversia participaron de manera destacada dos distinguidos abogados locales, Alberto G. Arce y Emiliano Robles León, ambos funcionarios de la hidroeléctrica. Según el ingeniero Sandoval, en 1948 esta empresa, no obstante ser propiedad del gobierno federal, promovió una movilización popular "en defensa del lago". El enemigo era el propio gobierno federal (o por lo menos la SRH), que supuestamente había elaborado un plan para desecar el lago y regar vastas propiedades del general Lázaro Cárdenas en Michoacán, así como para aprovechar las tierras del fondo del lago para repartirlas entre amigos del secretario de Recursos Hidráulicos, el ingeniero Adolfo Orive Alba. La prensa local hizo suya la causa de la empresa eléctrica y enfiló baterías no sólo contra Orive sino también contra un alto funcionario de la SRH en Jalisco, el ingeniero Elías González Chávez. Este era discípulo del ingeniero Luis Ballesteros, el constructor de la obra de desecación de la parte oriental de Chapala conocida como la "Ciénega" y de la presa Poncitlán. Orive y González Chávez eran amigos cercanos de Cárdenas. En la aguda polémica por el destino del agua y del lago de Chapala participaron también dos organismos. El primero era el Comité Pro-Conservación y Defensa del Lago de Chapala, creado entre otros por el novelista Ramón Rubín y Ricardo Delgado Román y cuyo lema era por demás elocuente: "Donde muere un lago nace un desierto". El otro era la Junta Auxiliar Jalisciense de la Sociedad de Mexicana de Geografía y Estadística, que dedicó varios números de su boletín a refutar los argumentos ofrecidos por la parte contraria. Por ejemplo señalaba que el Comité también ha tenido que combatir las muchas mentiras que se han dicho sobre el abatimiento de nuestro Lago: unos que ha sido la tremenda evaporación, otros que el azolve, otros que la sequía cíclica porque atravesamos.(46) El abogado José G. Zuno, ex-gobernador del estado y aún de fuerte influencia política en el estado, y el presbítero Severo Díaz, de larga trayectoria en los servicios meteorológicos jaliscienses, eran dos de los personajes que participaban en la polémica en contra de la SRH y González Chávez. La crisis de Chapala-Guadalajara coincidía con la puesta en marcha de dos proyectos del gobierno federal que utilizaban las aguas en la cuenca alta del río Lerma. El primero era la presa
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