Historia y Desastres en América Latina (Volumen I)
algodón, a lo que se unieron fuertes vientos que destrozaron sementeras, plantíos de árboles y casas de techos de paja. En Nuevo León, el inicio de la temporada de lluvias, a mediados de junio, frenó la emigración que, debido a la falta de agua, iban a realizar algunas familias. Durante los siguientes meses, la continuidad de las lluvias llevó a pensar que las cosechas serían abundantes, pero las prometedoras expectativas se desvanecieron a fines de septiembre, cuando la intensidad de las mismas provocó inundaciones en muchos de los pueblos del norte y oriente del estado neoleonés. Estas inundaciones ocasionaron la pérdida de gran número de casas, fincas y ranchos, el deterioro de varias obras públicas, particularmente ferroviarias, la destrucción de sementeras de maíz, frijol y otras semillas, así como de algunos plantíos de caña de azúcar, uno de los más importantes productos de comercio para los pobladores del estado. A la apremiante situación que en términos económicos representaron las pérdidas ocasionadas por la sequía y más tarde por el exceso de lluvias, habría que agregar que en ese momento las autoridades y la población neoleonesas centraban su atención en las elecciones que, para renovar el aparato estatal, se llevaron a cabo en agosto y septiembre de 1887 y, con las cuales, se pretendió restablecer el orden constitucional en la entidad, alterado desde fines de 1885 a consecuencia de las elecciones municipales. Mientras tanto en Coahuila, las heladas y escarchas que se presentaron de noviembre de 1886 a mediados de junio de 1887, provocaron la pérdida de las cosechas de algodón, frijol y maíz. En octubre, las fuertes lluvias ocasionaron que los alrededores de varias poblaciones se inundaran, malográndose las cosechas y muriendo varios centenares de cabezas de ganado mayor y menor. A la vez, apareció una epidemia de viruela que disminuyó la población.(34) En cuanto a los estados de Chihuahua y Durango, los efectos de la prolongada sequía y la subsecuente abundancia de lluvias mantuvieron ocupada la atención de sus respectivas autoridades. Sobre todo en Chihuahua donde, además, desde principios de mayo se estaban reuniendo víveres, vestidos y donativos para auxiliar a los afectados por la erupción de un volcán, fenómeno que había provocado "levantamientos de tierra" y temblores que, a su vez, ocasionaron la destrucción de gran cantidad de casas habitación.(35) Adicionalmente, Chihuahua atravesaba por una situación política difícil provocada por la división entre los miembros de su legislatura, lo que incluso requirió el arbitraje del Presidente de la República. En Sinaloa se vivía una situación similar a la de todo el norte, debido a la penuria ocasionada por la presencia sucesiva de sequía, lluvias y plaga de langosta. Estos eventos, al destruir las cosechas, habían producido escasez, alza de precios y especulación de los artículos de primera necesidad.(36) Además, un ciclón que tuvo lugar entre el 6 y 8 de octubre en las costas del Pacífico, provocó el desbordamiento de ríos y graves perjuicios en las poblaciones sinaloenses. Nayarit se vio gravemente afectado por este mismo ciclón, que "redujo a escombros" varias poblaciones, dejando más de cuatro mil damnificados tan sólo en una de ellas. La población de Sonora, afectada por la prolongada sequía y por las plagas de langosta, vivía una situación semejante a la descrita para Chihuahua, ya que varios pueblos al oriente del estado resultaron gravemente dañados por los terremotos de principios de mayo.(37) Por otra parte, el ciclón de principios de octubre en las costas del Pacífico, ocasionó la destrucción de algunas Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina http://www.desenredando.org
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