Una mirada inesperada dentro de mí MARIEL PINEDA VILLANUEVA
Hola, querida madre, quizá te sorprendan estas líneas que escribiré dedicadas a ti, y a la gran labor que has hecho conmigo, sé que no soy la persona más expresiva de la cual esperarías estas líneas, alguna palabra dulce, o un acercamiento a tu lado, es algo que no he podido lograr, dado que cada que lo quiero intentar retrocedo. Siempre quise mantener aquella postura que generé, en donde si preguntabas ¿si te quería?, mi respuesta era un sabes que es así, dando por hecho que, con mi forma de actuar, era más que suficiente que vieras mi aprecio y amor por ti. Pero al paso del tiempo comprendí que hace falta decir un ¡te quiero!, ¡cuentas conmigo¡, ¡estoy aquí para apoyarte¡, un abrazo y demás, realmente es muy consolador para demostrar que te importa la persona, pero que quizá es algo que se va olvidando poco a poco y se deja de hacer. Seguro era más cálido cuando era pequeña, porque cuando estabas triste te abrazaba y besaba, te tomaba de la mano, haciéndote sonreír, aunque fuera solo un instante, logrando que tu tristeza se alejara por un momento debido a que te distraías jugando conmigo, apuesto que muchas ocasiones quisieras volver a verme nuevamente así, pero es algo que ya no sucederá, por lo que me queda decirte que eres la persona más importante en mi vida. Me tuviste nueve meses dentro de ti, con cambios de humores repentinos, soportando ascos, mareos, y dolores terribles cuando por fin diste a luz, pero fue grato saber que me esperabas con una gran emoción, que el tenerme entre tus brazos te causó un gran consuelo, por eso hoy te doy las gracias por darme la vida, y permitirme conocerte, porque fue así como
153