Destellos del corazón DIANA MARÍA SANTOS ALONSO
Dedicado a la estrella más grande de la constelación, para Estela, mi madre. Aún recuerdo el sonido de tu risa, el hoyito en tu mejilla izquierda que me heredaste y que tanto me chulean, hoy entiendo lo que es sentir nostalgia al recordar mi infancia, así como tú nos contabas de cuanto te dolía la partida de tu papá, ahora yo cuento mi historia contigo. Me gusta contarle a la gente de cuando me leías cuentos, que hacías lo posible por comprarme libros para niños, hacías que me imaginara mundos diferentes en la habitación que compartíamos, creabas personajes en mis uñas, me encantaba como me las pintabas de catarinas, me gusta recordarte cantando mientras cocinabas, ahora añoro tanto los platillos con los que tanto te esmerabas en preparar, aún mi hermano y yo comemos sin ver la tele porque siempre nos acordamos que aunque fuera el final de nuestra telenovela o caricatura favorita, no nos dejabas prender la tele, porque decías que la mesa era un lugar sagrado y te aseguro que en estos años no has faltado en temas de conversación en la mesa. Los primeros días sin ti fueron muy difíciles, no comía, me la pasaba durmiendo todo el día y despierta en la noche, me hacías falta en el cuarto y no me gustaba irme a la parada del transporte escolar sola, me faltaba tu cariño y lo que me sobraba era lástima de la gente, me decían que era muy fuerte porque no lloraba, pero al llegar a la casa, todo se sentía muy vacío, había un eco de tristeza, estaban tus utensilios de cocina, un poco de tu ropa y tu esencia, sin embargo esta se fue desvaneciendo junto con la casa, todo fue muy doloroso y
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