Para mi súper mujer LUISA MARÍA PERALTA HUERTA
Quiero empezar esta carta escribiendo lo mucho que te admiro, como mujer, hija, abuela, esposa, pero sobre todo como madre. Como mujer; eres inteligente, trabajadora, como hija; eres ejemplar, educada, amable, comprensiva, como abuela; eres una persona llena de amor, comprensión, paciencia, como esposa; has dado tanta paciencia a tu relación, eres ejemplar y como madre has formado dos hijas totalmente diferentes pero llenas de aspiraciones, felicidad, sanas y buenas mujeres. Dice tu libro favorito que uno elige a sus padres antes de nacer y ahora estoy segura de que no me equivoque al elegirte como mamá, por muy difícil que fuera la tarea de ser tu hija, seguramente yo sabía el reto que era, pero ahora sé que mi misión es hacer que te sientas orgullosa de mí, de mis logros, de la mujer en la que me estoy convirtiendo. Entre más crezco, más valoro las cosas que has hecho por mí, los valores que me has fomentado, valoro que hayas tenido que dejar a un lado tus ganas de divertirte para cuidarme. Entre más recorro mi camino, valoro el techo que me has brindado, la comida, la ropa, la formación que me has ofrecido, pero sobre todo tu amor y tu apoyo incondicional, el esfuerzo que en su momento tuviste que hacer para irte a trabajar con lágrimas en los ojos porque no querías dejarnos solas, pero si querías ofrecernos algo mejor. Agradezco la paz y tranquilidad que le has dado a mi vida con tan solo una mirada, una palabra o un abrazo. Así como el hecho de que nunca me dejes sola y creas en mí, más de lo que a veces yo creo. No tengo como pagarte el que sigas a mi lado
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