Número 9
Ser un oso panda o subir en ascensor María Pinto del Solo
Mi truco es mirar a la gente y fantasear sobre ellos... AQUÍ ESTOY, en la planta veintisiete. Un día más, se abre la puerta del maldito ascensor y me quedo parada fuera. Adelanto una pierna, y la dejo a medio camino, lo justo para que no se puedan cerrar las puertas. Los que están dentro me miran, pero yo quieta, aguantando. Me susurro: —Venga, cobarde, pasa. —Y cuando los miro a la cara, entro, por presión social.
No es que me guste vivir al límite, es que tengo miedo. Me viene de niña: encerrada sin luz, durante más de dos horas, en el ascensor de mi abuela. Y cuando los bomberos consiguieron sacarme, ella me metió un guantazo, por bajar sin permiso. Desde entonces, siento amor platónico por los bomberos, pánico a los ascensores, y mantengo las distancias con mi abuela. Cuando fui a la entrevista para este 121