Número 9
El hombre muerto
Isabel
Pedrero
Seguían allí un día tras otro... JACQUELINE SE DESPERTÓ con la mandíbula dolorida. Aunque nada solía quitarle el sueño, no podía evitar apretar los dientes mientras dormía. Sentía el corazón palpitarle en las sienes y notaba la sensación de tener la cabeza llena de sentimientos que no eran suyos. Sin abrir los ojos, apartó con la mano a
los fantasmas que la rodeaban. No le hacía falta verlos para saber que estaban allí, acechándola desde los rincones más oscuros. —¿No me vais a dar ni un solo día de descanso? —gruñó a las sombras. No hubo respuesta y tampoco se apartaron. Seguían ahí, rodeándola, 63