Algunas estadísticas Más del 90%* de las veces el toro se abre hacia donde intuye que su enemigo -engaño- va a correr, por lo que si el torero, usando la técnica, mandó la señal correcta al toro éste se abrirá a los vuelos del capote o de la muleta. Cuando al toro se le cita de cerca, o bien en los pases siguientes al primero de la tanda, no necesariamente embiste adelantando la mano contraria -aunque lo haga en el 83%* de las ocasiones- debido a que normalmente ataca caminando y no necesita equilibrarse para girar. En este caso, la inercia no influye en su equilibrio. Cabe hacer notar que hay toros que siempre embisten con la misma mano adelante, independientemente de cómo se citen, aunque son muy pocos. Por otro lado, más del 95%* de las veces el toro embiste bajando el pitón más cercano a su objetivo. En principio, creo que por el toque de la muleta, descuelga ligeramente el cuerno que le queda más cerca de la tela. Por tanto, conforme va avanzando el pase, al quedarle más cerca la parte de atrás del engaño, va bajando más el pitón de adentro para tirar la cornada.
Un atrevimiento Reconozco que la teoría del depredador que propongo y su relación con la reacción de los toros al utilizar las técnicas tradicionales puede resultar algo confuso para los aficionados y, al principio, será difícil de aceptar por los profesionales que nunca han reparado en ello. Pero este libro no fue concebido para ser leído por especialistas, sino que se trata de un esfuerzo por encontrar las claves de la embestida del toro y para advertir una lógica en las técnicas de lidia y otros aspectos del comportamiento * Estadísticas propias
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Francisco Miguel Aguirre Farías (Pancho Miguel)
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