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EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.
IV ÚLTIMOS MOMENTOS Y FUNERALES DE UNA MONJA.
Í E S P U É S que el Médico expresaba s\x fu- los votos que en el día del Bautismo fueron nesto pronóstico y. en la mayor parte de hechos á la orilla de la cuna, contestaban tolos casos, cuando contestaba afirmati- dos los labios con el acento de una profunda vamente la consulta que le hacía la Madre En- convicción. Cuando el sacerdote, después de haber dafermera, y no pocas veces la enferma misma, sobre la conveniencia ó la necesidad de hacer do la Sagrada Comunión á la enferma, cambialas últimas disposiciones, la Madre Abadesa ba la Estola blanca por la morada, y se dispoordenaba que se administrasen á ésta los San- nía á administrarle el Sacramento de la Extos Sacramentos, y esta noticia, cundiendo co- tremaunción, la Madre Abadesa entonaba el mo chispa eléctrica por todo el convento, po- I salmo Miserere, que era acompañado por tonía en acción la nunca interrumpida actividad | das las religiosas. de sus diligentes habitaNada particular había doras, (pie se apresuraban después de este acto, hasáasearde una manera exta (pie se iniciaba la agotraordinaria el i n t e r i o r nía. de los claustros, cuyo peEn este instante surímetro, especialmente el premo, una Religiosa redel tránsito para la Encorría todo el Convento, fermería, libre hasta del tocando una campanilla polvo más imperceptible, consagrada, que sólo en rogaban con agua, c o n estos casos sonaba, dando fiores y con lágrimas. el toque de Credo. A la hora desiguala Todas las monjas acupara esta tierna, solemne dían á hacer esta última y patética ceremonia, toprofesión do Fe á la cabeda la Comunidad con cera de su hermana moriexcepción de las enferbunda ; y mientras éstas meras, que permanecían entonaban el l ú g u b r e al lado de la enferma, canto, las seglares que CONCEPC ION.—CAPILLA INTERIOR! preparándola p a r a reeran las aspirantes, criacibir el Sagrado Viático - se reunía, con vela das y niñas que vivían en el Convento, elevaen mano, en el Coro bajo, de donde el Santísi- ban sus procos privadamente en sus celdas mo era llevado en procesión, bajo de palio, respectivas. ])or tres sacerdotes, si la religiosa enferma era Cuando la agonizante exhalaba, el último Prelada, y ]x>r uno solo en los demás casos, suspiro, el sacerdote presente, ó en su ausenprecedido por las monjas, (pie, durante el tra- cia la Madre Abadesa, rezaba el responso priyecto, conmovían la atmósfera con harmonio- mero con toda la Comunidad; y durante tres sos, tiernos y conmovedores cantos, que suspen- horas, el cadáver no se tocaba, quedando veladían al llegar á la enfermería, para dejar oir la do únicamente por las madres enfermeras. voz del sacerdote, cuyas preguntas solemnes, A las tres horas se le vestía con todos los en que el alma renueva á la orilla del sepulcro hábitos de Religiosa, con excepción del Man-