ZOO
EL LIBRO DE M S
A la invitación hecha solamente al vecindario, se seguía la recolección d e fondos para sufragar los gastos d e las funciones de iglesia y de la procesión, ó, por lo menos, para a y u d a r á ellos, pues h a d e tenerse en c u e n t a q u e n o todos los templos d i s f r u t a b a n de rentas p i n g ü e s . P o r tal razón e n ciertos barrios, en unos más q u e en otros, a n d a b a n d e p u e r t a en p u e r t a y de, casa en casa d e comercio, cualquiera q u e fuese la importancia d e éste, los comisionados del templo, con alcancía ó con un g r a n plato d e metal, recogiendo las limosnas y d a n d o á t r u e q u e d e ellas, las estampillas del s a n t o de la fiesta, mal litografiadas, en t a n t o que, en las habitaciones hacían la colecta para el indicado objeto piadoso, dos religiosos, g e n e r a l m e n t e padre grave uno, y e r a el q u e h a b l a b a con la oratoria persuasiva propia del caso, y lego el otro, portador de u n a bandeja de plata en q u e se echaba el dinero de las limosnas trocadas también i)or e s t a m p a s ó por escapularios. Asi pues, de habitación en habitación llenaban aquellos religiosos su cometido y m u y satisfechos regresaba.» á su convento.
RECUERDOS.
en torno suyo, vendía otros artículos de comercio q u e se veían sobre los montones de fruta y los voceaba, u n a s veces, diciendo: atl>ncn condumbio (condumio) de cacahuate, y otras: vn pan de alearía, una cuarlillita. LA
ELOTEKA
sentada
en
la g u a r n i c i ó n de
u n a acera mostraba sobre el e m p e d r a d o su mercancía envuelta en un ayate y sobre el envoltorio, unas c u a n t a s mazorcas vajxM'osas. N o cesaba d e g r i t a r : Ai/u! lia;/ cíales calientes, niña, a<]ni hay elotes. LA
VENDEDOHA
DI: [MAM i;l!E. de pie t r a s de
una mesa, sobre la q u e se veían platos, ensaladeras y fuentes bien abastecidas de carnes frías: a<¡tü ha;/ donosa.
* * * Al día siguiente del famoso vítor aparecían con cortinas algunos balcones, p u e r t a s y ventanas y jx)cos faroles encendidos p i r la noche, pero á medida (pie la tiesta del sardo se acercaba iba notándose el incremento (pie adq u i r í a la c o u q w s t u r a d e las casas y las iluminaciones, hasta, el día de las vísperas en «pie llegaban á todo su esplendor, siendo de notar p a r t i c u l a r m e n t e las escenas d e las noches ó de las luces, como v u l g a r m e n t e se llamaban á las verbenas, según se ha dicho.
CACAHUATERO.
E L (ACAHi'ATEiio. con los frutos de su comercio aunados sobre petates de p a l m a : cacahuate tostado de homo, al linen cacahuales pasen y pechen; ó b i e n : al huen Salralierra, apretien, aprclini. LA TAMAI.EIÍA. el consabido g r i t o : lanialifos cernidos, de chile, de dulce y de manteca. E l ó la q u e vendía ciertos bebistrajos, Los vendedores de efectos determinados se también de pie detrás d e una mesa con vasos instalaban, con licencia de la autoridad, en las de vidrio llenos de aguas fermentadas, colorae s q u i n a s y á orillas d e las aceras, a l u m b r a n d o das ó amarillentas unas, y de incierto color sus puestos con rajas d e ocote, que ardían en otras, gritaba : .1 la Ituena chicha fresca, aipií unos cajetes colocados sobre tri pies d e toscos hay lepache. ai/ní hay Ubico. La chicha se maderos. hacía con cascaras molidas de pifia ó de manzaDiversos eran, por demás, los puestos q u e na., mezclándoles azúcar, el leparla' con asieno b s t r u í a n las calles, como diferentes tenían q u e tos de p u l q u e y con ¡liloncillo, y á veces con ser los gritos de los voceadores, tales como los polvo de canela, y el tiltico con arroz d e clase siguientes: especial y con dulce de panocha. Sólo la linL.\ Fiei'TiiKA q u e además d é l a s naranjas, ñolera permanecía en silencio y muy afanada en estirar con las manos, sirviéndole de núlimas, plátanos y otras frutas (pie apilaba