V Carta Pastoral 1Jn 3, 14); no los odia porque el solo hacerlo es convertirse en homicida (cf. 1Jn 3, 15); es aquel que da la vida por los demás, así como Cristo (cf. 1Jn 3, 16); es aquel que se compadece de los hermanos que sufren (cf. 1Jn 3, 17); es aquel que ama con palabras y obras (cf. 1Jn 3, 18); y es aquel que creyendo en Jesucristo ama a su prójimo (cf. 1Jn 3, 23). Quien esto cree y quien esto vive es un cristiano que hace vida el mandamiento del amor. - En una palabra: 220. En este Bicentenario debemos recordar que nuestro país lleva el nombre del Hijo de Dios, nombre aprobado por los próceres de la independencia; por tanto, cada salvadoreño debe cuestionarse a la cruz de Cristo, si hace vida o no las enseñanzas de tan gran Maestro. Los datos históricos de esta nación registran constantes guerras internas, otras con los países vecinos; registran genocidios, masacres, y constantes asesinatos; sin olvidar, el resto de actos de violencia en todas sus formas que han desangrado al pueblo y empapado nuestro suelo. Acciones que no pueden ocurrir en un país mayoritariamente cristiano. Pedimos a Dios que estos 200 años sirvan para que aquellos empecinados en el mal, enmienden su camino; tomando en su lugar, el camino de la paz. El pueblo les agradecerá y Dios los premiará llegado el momento. - Apocalipsis 221. Llegamos al último de los Libros del Nuevo Testamento, y en él la esperanza cristiana brilla hasta el regreso de Cristo: La historia tiene un destino que no acaba ni en el caos, ni en la barbarie, sino felizmente, cumplidamente: el Reino de Dios172. Ahí no habrá excepción de personas: Vi una multitud enorme que nadie podía contar, de toda 172 Luis Alonso Schökel, La Biblia de Nuestro Pueblo (2012), p. 2007.
116