V Carta Pastoral Dios de ser imagen y semejanza de Él, lamentable ante Dios porque solo desea que todos seamos uno en Cristo en quien ya no hay judío, ni griego, ni hombre, ni mujer, ni libre, ni esclavo (cf. Ga 3, 28). Es más, el mensaje de esta preciosa Carta Pastoral firmada el domingo 30 de marzo en la Fiesta de la Resurrección de 1975 sigue tan actual como en el día de su firma. B) Mons. Oscar Romero 311. Desde que Mons. Romero ocupaba la silla episcopal de la Diócesis de Santiago de María recomendaba que el ser humano formara comunidad de amor según la voluntad de Dios, y como respuesta a la necesidad de Jesucristo de dar testimonio de su venida al mundo233. Precisamente, en su Primera Carta Pastoral, firmada el 18 de mayo de 1975, denunció que esa comunidad de amor encontraba obstáculos que limitaban el accionar del Espíritu de Pentecostés: Nos referimos a la injusta desigualdad social y económica y política en que viven nuestros hermanos234; expresando, además, que la Iglesia tiene el compromiso de hacer un llamamiento, al amor y a la responsabilidad, a ricos y pobres para amarse unos a otros235. 312. Al pastorear la Diócesis de San Salvador no olvidó su interés por hacer de la sociedad una comunidad de hombres y mujeres unidos por el amor de Cristo. En su Segunda Carta Pastoral explica que el Pecado es lo que causa la división interna de los hombres de la historia, toda la vida humana, la individual y la colectiva es la que se ve trágicamente afectada por el pecado236. El pecado es el lado 233 Monseñor Oscar A. Romero, El Espíritu Santo en la Iglesia, Primera Carta Pastoral (Santiago de María, 18 de mayo de 1975), p. 13. 234 Ibidem, p. 13. 235 Ibidem, p. 13. 236 Monseñor Oscar A. Romero, La Iglesia, cuerpo de Cristo en la historia, Segunda
164