V Carta Pastoral 15, 21-28); no tuvo reparos en hablar con Poncio Pilatos, funcionario romano (Mt 27, 11-14). Y los ricos no quedaron fuera: Zaqueo se convirtió (cf. Lc 19, 1-10); y con Nicodemo hablaba de noche (cf. Jn 3, 1-21). Así fue Jesús de Nazaret, un hombre encarnado en su realidad social, en el momento histórico que tuvo que vivir. 332. Después de la ascensión a los cielos, Jesús no ha dejado de encarnarse en la historia humana. Cada época histórica; cada generación humana ha oído la Palabra tan actual como siempre. Ha encontrado en el Evangelio, consuelo, sanación para sus enfermedades; o la respuesta a sus inquietudes; otros han sentido denunciado su pecado; y todos han escuchado el llamado al arrepentimiento y a la conversión. Más aún, somos asumidos por Jesús en la Eucaristía, Sacramento donde todo ser humano se cristifica: Jesucristo, exaltado, no se ha apartado de nosotros; vive en medio de su Iglesia, principalmente en la Sagrada Eucaristía y en la proclamación de su Palabra; está presente entre los que se reúnen en su nombre y en la persona de sus pastores enviados y ha querido identificarse con ternura especial con los más débiles y pobres. En el centro de la historia humana queda así implantado el reino de Dios (DP 196-197); y de esta forma en Cristo comienza una nueva historia, en la cual estamos inmersos. III. SAN OSCAR ARNULFO ROMERO 333. El tercer modelo propuesto en el actuar y para actuar es nuestro muy querido Obispo y Mártir Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez, de quien deseo expresar dos ideas. Dos ideas que ayudan a conocer el ser de nuestro Mártir en cuanto a su encarnación. Ciertamente su vocación fue sacerdotal; pero, eso no impidió que Monseñor fuera excelente ciudadano salvadoreño; como tampoco impidió se encarnara entre los más pobres a semejanza de Cristo. 176