A 500 años de Evangelización y 200 de Independencia e) Mariología de las víctimas 36. Si una de las raíces de la Iglesia en América Latina es la Cristología que identifica a Cristo con el pueblo crucificado según Las Casas, la otra raíz, es la Mariología de las víctimas o mariología guadalupana como tradicionalmente ha sido llamada. 37. Ella personalmente escogió al indio Juan Diego, depositando en sus manos la misión de hablar con el Obispo para que este construyera un templo en el Tepeyac. Fue su elección. No escogió a un sacerdote, ni a un religioso ni religiosa, ni a uno de los conquistadores, sino un macehual; es decir, a uno de los más pobres que pertenecía a los pueblos naturales de la Nueva España (México); pueblos tratados sin misericordia. Pero, Ella como Madre amorosa baja a la tierra para recordar el amor fraterno que debe existir entre todos los seres humanos. 38. Este hecho marcó el camino de la Evangelización desde el inicio. Así lo explicaba el Papa Juan Pablo II en su histórica homilía de la Santa Misa celebrada en el 450° Aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, el sábado 12 de diciembre de 1981: El mensaje guadalupano y la presencia de la venerada Imagen de Nuestra Señora… ha marcado de manera determinante los caminos de la evangelización en el continente americano y ha sellado la configuración del catolicismo (n. 2). Marca el camino de la evangelización poniendo de manifiesto que era (y es) la madre de todos, sin importar etnia, color de piel o condición económica. María, bajo la advocación guadalupana, es entonces un signo de unidad entre la diversidad de pueblos de América y el Caribe. 39. Sin embargo, no se debe olvidar que su bajada y petición recuerdan esencialmente: su opción por las víctimas para quienes exige respeto y un trato justo. Un respeto que nace
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