A 500 años de Evangelización y 200 de Independencia 47. En una palabra, la Doctrina cristiana constituye una de las raíces de la Iglesia a la cual cuidó con gran solicitud pues sabía que del conocimiento de la fe vendría el amor por ella y por Cristo dando en consecuencia frutos de conversión. g) Y todo esto por la Fuente 48. Las raíces de la Iglesia y, en consecuencia, de la evangelización en América y el Caribe fueron regadas y nutridas por la fuente inagotable de los Sacramentos. 49. En primer lugar, los misioneros o evangelizadores encontraron en los Sacramentos de la Iglesia las fuerzas – físicas y espirituales – necesarias para continuar en la brega del trabajo de la viña. Por el bautismo se sabían miembros de la Iglesia; y, por tanto, herederos de la misión de continuar con la propagación de la fe. Por la confirmación se sentían fortalecidos y confirmados en la fe para defenderla incluso hasta el derramamiento de sangre; como de hecho sucedió en algunos casos. En la Eucaristía – culmen y centro de los Sacramentos y de la fe cristiana – encontraron el alimento diario (alimento o viático de la Iglesia viadora) que los fortalecía y asemejaba a Cristo tanto en su amor por la misión, como en su opción por las víctimas y tantas otras virtudes del Maestro. Por su consagración y el orden sacerdotal se sentían obligados a cumplir el mandato misionero del Señor antes de ascender a los cielos (cf. Mt 28, 19; Mc 16, 15). 50. En el Segundo Concilio Mexicano celebrado en 1565, los Obispos reconocieron que los Sacramentos eran la medicina que los miembros de la Iglesia militante tomaban para continuar con la misión: Proveyó (Dios) también para los que en esta batalla fueren heridos eficacísimas medicinas, que son los sacramentos60. Pero no querían 60
Mons. Francisco Antonio Lorenzana, Concilios Provinciales. Primero y Segundo celebrados en la muy nombre y muy leal Ciudad de México presidiendo el Ilmo. Y
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