A 500 años de Evangelización y 200 de Independencia partidos traicionando a su misma clase obrera. Y, aquellos que esperaban un cambio en su vida personal, familiar, laboral y social, fueron reprimidos. 119. El resto de salvadoreños como profesores, doctores, enfermeras, artistas nacionales, etc., que exigieron sus derechos, también fueron reprimidos por el simple hecho de formar parte de sindicatos. Un yugo opresor insoportable que terminó en 1980 en una guerra civil con una violencia fratricida inigualable donde más de 80,000 personas fueron asesinadas. 120. Esa violencia se institucionalizó a través de un cuerpo de leyes que defendió los intereses exclusivos de los dueños del país, mientras que el resto de personas quedaron con sus derechos vulnerados. Innegablemente, justicia, economía, política y militarismo estaban al servicio de los oligarcas salvadoreños; incluso la educación era utilizada como herramienta silenciosa para el sometimiento pasivo de las nuevas generaciones, casi como amaestrando al pueblo para mantenerse en una actitud de inconciencia de su realidad, de su historia y de su dignidad humana. En síntesis, durante todo el siglo XX el pueblo añoró un nivel de vida cualitativa y cuantitativamente justa; a cambio, solo obtuvo promesas, promesas con las cuales entró al siglo XXI y con las cuales permanece en los 21 años que han transcurrido desde aquel año primero de esta centuria. b. La persecución 121. Los Arzobispos de El Salvador, Mons. Adolfo Pérez y Aguilar, Mons. Alfonso Belloso y Sánchez, Mons. Luis Chávez y González se encargaron de implementar los lineamientos del Concilio Plenario de 1899; con especial fuerza Mons. Chávez y González que, puso en práctica el
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