V Carta Pastoral vulnerados y que su voz es desoída; y la Iglesia por su parte sigue ejerciendo su papel de Madre, Maestra y defensora de los más pobres; pero existen deudas que más adelante expondremos. También hay sombras por las cuales pedir perdón, como el abuso cometido por ciertos miembros del clero con lo cual han escandalizado a las ovejas del Señor. Pedimos perdón a las víctimas por este flagelo cometido contra ellos; pero, también sus oraciones para que este tipo de acciones nunca más sean cometidas contra los favoritos del Señor. - Los tesoros de la Iglesia en estas 5 Centurias 128. No olvida la Iglesia que nuestra fe, es la fe que nos dejó la GRAN VÍCTIMA QUE MURIÓ EN LA CRUZ y que no es otro que CRISTO. Cristo es la Víctima del imperio romano y de un poder local avasallado por Roma que a través de una injusticia institucionalizada condenaron a un inocente a la muerte más atroz que por esos años se conocía: La crucifixión. De esa misma manera el imperio y todo imperio que ha gobernado sobre la tierra ha provocado miles de víctimas cuyos nombres, cuyas vidas, cuyos sufrimientos y tipos de muerte son desconocidos y silenciados por la historia. A penas nos llega el rumor de víctimas porque las grandes gestas y los relatos epopéyicos de los vencedores nos hacen olvidar el llanto, el doloroso grito, la desesperación, el abandono, la soledad, la súplica nunca oída, el hambre, la desnudez, la miseria, y la atroz muerte de las víctimas que, en la mayoría de los casos son inocentes precipitadas al abismo del pecado por el egoísmo de unos pocos que acaparan todo; mientras estas grandes mayorías, ya empobrecidas son obligadas a robar, a prostituirse, a sobornar, y en el peor de los casos a matar. Pero ¿Quién recuerda a las víctimas? ¿Quién escribe la historia desde las víctimas? ¿Quién hace justicia a las víctimas?
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