Abel Arcos, 9550: una posible interpretación del azul

Page 50

Visita familiar

Si fuera sincero, el tío Seve diría que le molesta esa nueva manía de su mujer (sin dudas condicionada por su reciente estatus) de llamarle «cielo» y no Seve como antes, como siempre. Pero prefiere no mencionarlo, por lástima o amor, es lógico que en su soledad de mujer abandonada, allá en las noches frías del reparto Aldabó, lo encuentre en estrellas que han estado sobre su cabeza desde que nació y que sólo ahora sabe reconocer. Ella hace lo que puede, hasta se embute en vestidos olvidados de su juventud en un último esfuerzo por transportar a su marido a tiempos mejores. Sin embargo a Severo, que ha perdido el gusto, el vestido le parece hecho de papel higiénico y su mujer un tamal. Quizá no estaría mal empezar a llamarla «mi sol» a partir de la próxima visita. Podría decirle: «Mi sol, ese vestido te lo compré en la zafra del setenta y ese año, si los hubiera, es para olvidar». Ella se molestaría, pero terminaría por comprender. ¿Qué clase de mujer no perdonaría a su hombre injustamente preso? ¿Acaso no lo ve como un héroe? Es una mujer sabia, treinta años ininterrumpidos de matrimonio conducen por naturaleza a la sabiduría. Supo por ejemplo enseñarlo a cocinar, sin imposiciones ni reglas, como si ese deseo naciera de él y luego, por esa misteriosa ley de los largos matrimonios en los que la mujer termina llevando los pantalones, el tío Seve, sin darse cuenta y sin remedio, fue nombrado cocinero oficial del hogar. ¿Quién cocinaría en su ausencia? ¿Su hijo? ¿Su hija, que cada vez que lo visita pregunta por sus compañeros de celda y le causan gracia los nombretes de cada uno? Y los 48


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook

Articles inside

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Abel Arcos, 9550: una posible interpretación del azul by Éditions Fra - Issuu