ar ácnidos
lleza de casi todos sus miembros podría terminar atrayendo la atención de muchos; algunos también ya estaban dentro como era el caso del bombardero, aprovechando las ventajas de su color negro mate que le ofrecía cobertura para ocupar posiciones privilegiadas. Los arácnidos tomaron la iniciativa al descubrir la presencia del Escarabajo Dorado, una mezcla de envidia e impotencia los llevó a atacar; cuando los Escorpiones empezaron a hacer de las suyas se calentaron los anos de los Bombarderos transformándose en verdaderos cañones desde donde la metralla que salía era un letal fluido glandular. La caverna fue invadida por los Ciervos Volantes de Combate, escarabajos que escenificaron momentos heroicos en sus combates con los escorpiones; llegó el instante en que los perros parecían dos figuras de yeso, puestos allí con la intención de ironizar; por el contrario el pájaro escapado de la jaula de hormigón continuaba revoloteando en forma de círculo con una velocidad que se intensificaba según se fue volviendo más despiadado el enfrentamiento entre ambas especies. Un Goliat, y un Hércules, intervenían ante el ataque masivo de ácaros y garrapatas que habían abandonado los maltrechos perros para intentar ir desestabilizando a los demás escarabajos; después de varias horas ambos ejércitos comprendieron que eran ajenos a aquel lugar donde se enfrentaban, se sintieron ridículos y fueron retirándose espontáneamente. Tras ellos los dos perros transportando a lo que se podía calificar como la retaguardia de los Arácnidos: todos iban salpicados por el excremento de los murciélagos, que ni se enteraron de los acontecimientos, excepto de la presencia del pájaro que después de tanto girar cayó al suelo y comenzó a dormir no se sabe exactamente por cuánto tiempo».
85