Dioses de Lambayeque
CAPÍTULO 5
UNA NUEVA MIRADA A LA MÍTICA LAMBAYEQUE La iconografía costeña y norteña en particular nos ofrece información complementaria de gran importancia para comprender la amplitud del panteón religioso lambayecano. Hasta el momento hemos podido definir en los capítulos precedentes, contextos específicos que integran a un conjunto de personajes de modo amplio o parcial, ya sea en contextos que proceden de excavaciones arqueológicas –caso de Huaca Las Balsas de Túcume, Úcupe, Huaca Chotuna, Chornancap o las pirámides de Batán Grande-, como de contextos iconográficos complejos que han sido considerados en su integridad, como el caso de los vasos de Denver o la copa del Museo Larco. Durante el estudio de estos materiales, hemos podido registrar otros personajes que han sido plasmados en diversos objetos y que no aparecen en los primeros contextos arriba mencionados, pero que es notable su importancia religiosa. Esto quiere decir, que el complejo mítico lambayecano puede ser mucho mayor y excede lo descrito en los capítulos anteriores. Como se verá, esta información procede de materiales diversos y debe ser tomada en cuenta para enriquecer el debate sobre tan interesante tema. En ciertos casos nos vamos a permitir la licencia de comparar ciertos personajes de la región Lambayeque con otros, que a nuestro parecer lucen los mismos atributos, pero que corresponden a otras latitudes de la costa y por lo tanto, no corresponden necesariamente con el estilo lambayeque. Esto podría generar una interesante hipótesis en relación a la existencia de una mítica costeña más general, que como veremos pareciera exceder los límites de la región Lambayeque y la costa norte en particular. De acuerdo con la información generada dentro de nuestro estudio, es pertinente proponer la existencia de un panteón religioso bastante amplio y numeroso, considerando un complejo mítico que tiene protagonistas en mundos distintos acordes con la cosmovisión andina en general: tres mundos interdependientes: el mundo celeste, nuestro mundo y el mundo subterráneo y tres entidades totémicas básicas de la misma importancia y jerarquía: ave-felino-serpiente, que puede expresarse de manera unitaria bajo la figura de una entidad mítica que sugerimos adopta ciertos atributos del Amaru de tiempos inca. Por su propia naturaleza, las limitaciones de este trabajo son varias: la iconografía de Huaca Las Balsas que lo ha inspirado, no está completa; en primer lugar, ha sido parcialmente destruida por saqueadores y en segundo lugar, la arquitectura superpuesta cubre escenas desconocidas de fases previas, sobre todo el del tema complejo de la fase 3. Lo mismo sucede con las evidencias de arte mural registradas hasta ahora en sitios arqueológicos que corresponden a la misma tradición cultural. Como hemos podido observar, la iconografía de los vasos y objetos del Museo de Denver y el Museo Larco tienen un extraordinario valor y tal vez resumen los aspectos más trascendentes de la mítica Lambayeque. Sin embargo, son objetos que no tienen contextos conocidos y son parte de una colección generada por el saqueo clandestino de nuestros monumentos. Lo más probable es que proceden de tumbas de élite de alguno de los sitios más importantes de nuestra región. Por lo dicho, nuestra propuesta debe ser entendida en su real dimensión: creemos que las evidencias actuales son suficientes para iniciar un debate que nos permita rediscutir y replantear las propuestas vinculadas al aspecto mítico de la civilización lambayeque, poniendo énfasis en la necesidad de fomentar la integración de la evidencia arqueológica, a los argumentos de tipo iconográfico, etnohistórico, etnográfico y etnológico, que nos puedan conducir a nuevos horizontes en el conocimiento de una de las civilizaciones de mayor importancia para la arqueología peruana.
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