Dioses de Lambayeque
aparecen enfermedades diversas, pero al mismo tiempo son tiempos de destrucción de centros poblados, de sistemas de irrigación, caminos e infraestructura en general. Los efectos pueden durar varios años, generando cambios notables en el ambiente, pudiendo contribuir de manera decisiva en aspectos sociales, políticos y económicos en las sociedades costeras. Muchos asentamientos se abandonan, como consecuencia de procesos de invasión de arena eólica muy intensa que genera dunas de diversas formas, que desertifican áreas productivas o habitacionales. Durante estos cambios, la población atestigua fenómenos nunca antes vistos por algunas generaciones, como grandes desbordes de ríos siempre secos que salen de su cauce, nubarrones muy oscuros, vientos inusuales y tormentas eléctricas. El agua del mar sube su temperatura, aparecen especies marinas raras, nunca antes vistas y el paisaje de las playas cambia, incluyendo sedimentos arenosos de colores distintos, con gran cantidad de desechos que los ríos arrojan al mar y que éste devuelve a las playas. La luna en un contexto campesino tradicional, juega un rol muy importante, como en el resto del área andina, ella marca los momentos apropiados para la siembra, la cosecha, la tala de árboles que se usan para la construcción, hasta aspectos generales de la vida diaria, como el corte del cabello, el nacimiento de un hijo, etc. Esta influencia como sabemos, es notoria también en la actividad de los pescadores. En algunos casos, el inicio del cuarto creciente, puede indicar la presencia o ausencia de agua para la siembras o de lluvias ante un eventual fenómeno el Niño. De otro lado, los cerros juegan también un rol de mucha importancia, especialmente en el plano mágico-religioso. Los cerros sagrados son seres animados, con vida propia, por lo cual son sujetos de ofrendas diversas. Son fuentes de poder para los maestros curanderos y al mismo tiempo, su sacralidad los convierte en personajes protagonistas de relatos fantásticos de un mundo subterráneo misterioso que ofrece visiones relacionadas a pueblos y gentiles, tesoros cuantiosos, maravillosos jardines o “volcanes” de fuego o agua. A lo largo de 500 años, varias de estas montañas han sido bautizadas por un cristianismo popular y campesino con el nombre de vírgenes o santos, cristos o cruces que asumen los nuevos rostros de las antiguas divinidades. La cultura Lambayeque Los estudios arqueológicos sobre la cultura lambayeque son a la fecha bastante preliminares, dadas la dimensión del problema, la cantidad y el tamaño de los sitios. Lo que se ha destacado de la cultura material, ha sido la arquitectura expresada en grandes pirámides truncas de adobe y algunos contextos funerarios de elite que ofrecen las excavaciones científicas. Los sitios más importantes son los de Chotuna y Chornancap, ubicados frente a las costas de San José; las pirámides de Túcume, ubicadas en el valle medio del Río La Leche alrededor del famoso Cerro Purgatorio o Cerro La Raya; las pirámides del Santuario Histórico del Bosque de Pómac, la huaca de Úcupe en la parte baja del valle de Zaña, el sitio de Saltur y el complejo de Apurlec, como los más destacados. De hecho, existen muchos otros complejos menores, entre los que podemos mencionar los de Huaca La Pava en Mochumí, los asentamientos de Pimentel, Túcume Viejo, Sapamé, Mocce, Pátapo, Cerro Colorado, Pacherres, entre los más importantes. Quizás fuera de los límites de los valles lambayecanos, el sitio más destacado sea el de Pacatnamú, sobre la terraza marina al lado de la desembocadura del río Jequetepeque, considerado como un sitio “Chimú” con antecedentes Moche (Donnan, 1986) y tal vez la Huaca Chiquitoy Viejo, en la margen izquierda del valle de Chicama. En estos asentamientos, los elementos más destacados son los edificios piramidales truncos, a los que se accede mediante un sistema de rampas que no siempre tienen los mismos ejes u orientaciones. Estos edificios piramidales se relacionan casi siempre con espacios abiertos exteriores cercados con muros no muy altos y algunas plataformas que se integran. En el caso de Túcume, las pirámides truncas excavadas demostraron ser la residencia de personajes del más alto estatus, rodeados de un sistema de servicios domésticos: habitaciones, cocinas, almacenes y espacios rituales. Algunos de estos rasgos han sido descubiertos también en pirámides truncas en el complejo de huacas de Chotuna y Chornancap, en donde un sistema de almacenes también forma parte de los contextos descubiertos. Asimismo, la arquitectura registrada en otros sectores de este complejo, muestra con mucha recurrencia, el rol altamente ceremonial y administrativo de elite, como el descubrimiento de recintos con banquetas y tronos rodeados de elementos arquitectónicos y relieves de alto contenido religioso. Del mismo modo, la presencia reiterada de entierros de individuos sacrificados, es parte de los complejos rituales relacionados no solo con el 20