Dioses de Lambayeque
aves o frutos, conchas de Spondylus y camélidos. En todos estos casos, son personajes míticos los que se sirven de ellas como un medio instrumental. La cola de los monos puede haber tenido además un especial rol como elemento de unión de mundos opuestos, tal como lo hemos sugerido en el caso de la cola de los felinos. Sobre este aspecto podemos mencionar algunas pistas iniciales: en la mitología shuar, el padre de todos los monos castigó a un cazador por trasgredir las normas de cacería, convirtiéndolo en el padre de los monos de otro territorio alejado, separado por una peña y una profunda quebrada que impedía pasar a los monos de un lado al otro: “Entonces, burlándose de él, le dijeron: si quieres que tus hijos pasen la quebrada, tiende tu cola como puente. Ellos, caminando sobre ella pasarán fácilmente…Gracias a esa cola, los Fig. 339 monos washi suelen cruzar la quebrada hasta ahora” (Martínez y Pellizaro 2012, 254). Este dato etnográfico confirma el uso de la cola como un 2 entre mundos distintos. Un estudio iconográfico más exhaustivo de las instrumento de conexión culturas peruanas podría aportar evidencias sobre esta materia. Restos óseos de monos en los estudios arqueológicos son desconocidos en relación con la cultura lambayeque y no conocemos mucha información de su hallazgo en la costa peruana en general, siendo una excepción el caso de Ventarrón (Alva, 2014). Por ello, la especial reiteración de este personaje en la cerámica y otros objetos procedentes de la costa, deben hacer referencia a contactos con regiones de bosques en los que estos animales abundan, a través de las actividades comerciales. Son diversos los productos amazónicos que fueron de uso común en las sociedades costeras, como las plumas de aves o las semillas de amala o ishpingo, tal como sucede aun hoy en día. En nuestra tradición oral peruana, un hermoso mito relaciona al arco iris en la forma de una bella mujer que es pretendida por Mancharu: “un mono negro de cabeza horrible, se parece a la nube, se parece al río. Camina como el trueno: ¡Bunbururún!. Sus ojos relampeguean hasta arder, es muy colérico. Su boca tiene una espuma venenosa. No hay que dejarse sorprender por él durmiendo. Con su lengua lo disuelve, lo carcome todo. A quien se duerme lo desuella, lo empapa todo”...Mancharu convertido ya en río Mantaro, por el lado del cerro Huatuscalla, está subiendo hacia la selva persiguiendo a Chirapa” (Meneses, 1954: 8). Este mono, monstruoso animal, fue capaz de vencer a los gigantes Huilca en quienes Chirapa buscaba refugio. Desde ese momento, los Huilca se convirtieron en las altas montañas de esta región. Chirapa, convertida en un ovillo de colores, cayéndose de las manos de Turuncana, el padre de los Huilla: “…rebotó aquí y allá huyendo como algo que estuviera haciendo un puente, desde entonces hasta ahora, va moviéndose sin cesar de manantial en manantiual, de laguna en laguna, de cerro en cerro, levantando un puente” (Bendezú, 1954: 9). A diferencia de las tradiciones amazónicas, en donde los monos son recursos de caza y alimento, en la costa esto evidentemente no sucedía. De otro modo, los restos óseos estarían presentes en los registros arqueológicos de dieta. Por lo tanto, los monos en las tradiciones costeñas debieron tener un rol estrictamente simbólico, especialmente por su relación con los bosques y su ecosistema, su lugar de procedencia. Debieron formar un complejo en el que estuvieron además relacionados con papagayos, madera de chonta y semillas de ishpingo, todos ellos productos de los bosques amazónicos, de uso común en las sociedades costeras. El murciélago En el Perú existe varias especies de muricélagos, sin embargo, el más común en la costa norte corresponde a la especie de Desmodus rotundus, una especie que vive en cavernas, troncos huecos de los árboles, casas abandonadas, galerías, minas, prefiriendo cavernas húmedas. Como todos los de su familia es de hábitos nocturnos, pero además de su veloz vuelo, es reputado como hábil en superficie, pudiendo correr y saltar de modo también rápido, impulsado por sus brazos. Otra de sus carácterísticas, es que se trata de animales muy sociales en sus colonias, se acicalan 260