EXÉGESIS JOSÉ INIESTA Exégesis 2Dossier Segunda Época
La gota infinita del deseo de Roger Swanzy [literatura-crítica-poesía]
Q
uerer a este hombre que tengo aquí a mi lado, es fácil. Está en su naturaleza hacerse de querer y el entusiasmo que siente por los demás, por la vida. También por la poesía, que es lo mismo. La poesía fue la que me regaló la amistad de Roger Swanzy, la generosidad de su persona, su manera de darse, siempre entre la sonrisa y la emoción, la cercanía siempre. He conocido a pocos que amen tanto la poesía como él, a muy pocos que se den tanto a la palabra, que hagan de ella su camino. Para Roger la poesía es vida, conforma su vida, en su fuente escondida se sacia su ilusión. Eso lo he visto yo, eso lo he sentido en cada encuentro, cada vez que me ha hablado de poemas o poetas que le conmueven. Los que lo conocemos envidiamos su corazón noble, su humildad, su carencia de envidias, su darse sin esperar nada. Estamos obligados a quererlo porque es un buen hombre, y eso a estas alturas para mí es más, incluso, que ser un buen poeta. Ahora Roger me pide que le acompañe en este acto, la presentación de su primer libro editado, La gota infinita del deseo, un libro de aforismos donde ha derramado las aguas de su manera de ser en
nuestra lengua, que no es la suya, pero a la que ama y conoce, a la que se da asumiendo los riesgos, pero también encontrando súbitos hallazgos. Que Roger me pida que le presente, junto a nuestro querido poeta, Juan Pablo Zapater, su primer libro para mí es oro, porque me está diciendo que es grande nuestra amistad y que confía en mí, que ha entrado en la casa de mis versos como pocos. Ahora yo debería corresponderle, no fallarle y eso espero, porque este acto en el fondo es un acto de amor, de reconocimiento. Y él lo sabe. El título, La gota infinita del deseo, y una de las dos citas que aparece en el texto, de Calderón de la Barca, que reza “Si amor es gloria, los siglos son instantes” nos ubican desde el principio en lo que vamos a encontrar: la ambición humilde de alcanzar desde lo pequeño lo más grande, la verdad de la poesía. Por eso, quizás, elige este género del aforismo, en él mitad conocimiento y pregunta, mitad desconcierto y exaltación. El tema de La gota infinita del deseo es antiguo: el amor y los misterios de la carne, el temblor ante el caudal de la belleza. También la gloria atesorada a través del deseo, el desconcierto ante lo desnudo, la eternidad
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